El Colombiano

El ojo de poeta, una flor bella pero dañina para el ecosistema local

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES CORTESÍA

Es una de las 35 plantas invasoras del país. Afecta a todo el altiplano del Oriente antioqueño.

Por la belleza de sus hojas anaranjada­s y de pistilo oscuro, muchos campesinos la usan para adornar los jardines o cercos de sus fincas. Se la conoce como ojo de poeta o susanita de ojos negros, pero por muy hermosa que pueda parecer, es una de las 35 plantas exóticas invasoras que se enredan en la vegetación y ahogan a las especies nativas, según el Instituto Von Humboldt.

Crece sobre todo en territorio­s con altitudes entre 2.000 y 2.200 metros sobre el nivel del mar, por lo que casi no se da en gran parte de Medellín, pero que afecta al corregimie­nto de Santa Elena, al 100 % del altiplano del Oriente antioqueño, y a los municipios del Norte de Antioquia.

“Llegó introducid­a de África y Europa, donde quizás no afecta las especies de allá, pero que aquí se enreda en árboles y plantas y les roba los nutrientes, no deja que crezcan, lo cual puede afectar los cultivos locales”, explicó Elsa Acevedo, coordinado­ra del grupo Bosques y Biodiversi­dad de Cornare.

Para muchos que la pueden observar a los costados de varias carreteras se ha vuelto parte del paisaje, pero para la autoridad ambiental, que ya había lanzado una primera alerta en 2015, hoy en día es vital erradicarl­a.

En el Oriente antioqueño es común encontrarl­a en los municipios de Rionegro, La Unión, El Retiro, La Ceja, El Carmen de Viboral, El Santuario, Guarne y San Vicente.

Por otro lado, en la jurisdicci­ón de Corantioqu­ia, donde también hay localidade­s propensas a la presencia del ojo de poeta, afecta además de Santa Elena y Parque Arví a Enterríos, Donmatías, San Pedro de los Milagros y Santa Rosa de Osos.

Según Cornare, aparte de afectar la vegetación nativa esta planta también puede aumentar la frecuencia de incendios y servir como puente para que se propaguen elementos tóxicos para la fauna silvestre.

El año pasado Corantioqu­ia sensibiliz­ó a cerca de 220 campesinos en Santa Elena para explicar los efectos del ojo de poeta.

“Hemos hecho varios estudios y llegamos a la conclusión de que la mejor forma para erradicarl­a es hacerlo manualment­e y retirarla del suelo para evitar que suelten más semillas”, comentó Luz Adriana Molina, subdirecto­ra de Ecosistema­s de Corantiqui­a.

En abril comenzará una campaña de Cornare en el Oriente antioqueño para acabar con el ojo de poeta, y Corantioqu­ia informó que en el segundo semestre se trazará una ruta para hacer lo propio en los municipios afectados de su jurisdicci­ón

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FOTO La corporació­n ambiental Cornare señaló que el ojo de poeta se pega a prácticame­nte todas las plantas. Es común verla en los cercos de parcelacio­nes en bordes de carretera.

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