LA CORONA DE ESPINAS Y LOS CLAVOS
Es un símbolo importante de la cristiandad. Monseñor Jorge Aníbal Rojas
Bustamante explica que su origen fue la burla que le hicieron a Jesucristo unos soldados romanos, porque él se proclamaba rey. Además de humillación, el propósito de esta era provocarle dolor a Jesús. La mencionan los evangelios canónicos de Juan, Marcos y Mateo. Era de espino trenzado. Hay referencias de que esa prenda estuvo en la Basílica de Sión, en Jerusalén, desde el siglo V. Después, en el VII pasó a Constantinopla por las invasiones persas, y desde el siglo X pasó a Francia. Otras versiones indican que está fragmentada y cada espina es una reliquia. En cuanto a los clavos de la cruz, no se ponen de acuerdo si eran tres para el cuerpo o cuatro. En un documental llamado
Los clavos de la cruz, publicado en History Chanel, el cineasta Simcha Jacobovici, basándose en evidencia circunstancial sugiere que dos clavos supuestamente descubiertos en una tumba de Jerusalén de hace 2000 años, son los que una vez clavaron el cuerpo de Jesús en la cruz. Hay una vertiente que señala que al menos uno de los clavos fue fundido en una corona de hierro con la que entronizaron a varios reyes europeos, entre ellos a Carlo Magno en el siglo VIII. De esta corona habla la historiadora italiana Valeriana Maspero en su libro Memorie
di una millenaria, de 2016.