En Colombia ya no se piensa, se corre

La razón principal para que ya no existan los jugadores talentosos es que los entrenadores, ignorando que el fútbol nace en la cabeza, que es una idea y un movimiento después, le dijeron a los jugadores “¡corran!”. Nadie les dijo, “¡hey, piensen!”. Y, justamente, al jugador que piensa, los periodistas le dicen que es intermitente y que no suda la camiseta. Se les olvida que esta no hay que sudarla porque solo es para que los equipos se diferencien. Un jugador malo corre todo un partido. Y, al final, dicen, fue la figura, porque pareciera tener cinco pulmones. Pero, ¿a qué jugó? Esa es hoy la fórmula del fútbol en Colombia: se corre, no se piensa. Antes, cuando las figuras eran los jugadores, se tenían cracks, la gente iba a los estadios a ver a los habilidosos (Pibe Valderrama, Néider Morantes, Alejandro Brand, Álex Escobar, Óscar Pareja, hombres que fueron talentosos). Ahora van con la esperanza de que hagan un gol a punta de fuerza. No se exige jugar bien, sino que se gane, aunque sea haciéndolo mal. Esa filosofía del buen jugar ya nadie la practica, no se acuerdan de ella, cuando fue la más bonita, incluía hombres talentosos, y había, por ejemplo, un Nacional que fabricó tantos hinchas en Bogotá y Barranquilla, como los tenía en Antioquia. Gustaba en todo el país. Que me digan, ahora, a qué juega Caldas y Medellín, los punteros del torneo y qué jugadores son los talentosos. Esos equipos de hoy juegan con tres volantes de contención (defensores). Eso es una vergüenza para el espectáculo. América, otro club que tuvo jugadores tan brillantes, ahora da lástima cuando su técnico, Jorge “Polilla” Da Silva pone a actuar a cuatro volantes que no generan fútbol sino que marcan y corren. Es que, definitivamente, el talento cuesta y en Colombia este se acabó.