El Colombiano

Odebrecht salpica a los mandatario­s

La corrupción generada por Odebrecht tocó lo más alto de los gobiernos de la región.

- Por DANIEL ARMIROLA R.

El caso en Brasil ya deja un rastro de líderes investigad­os, procesados, encarcelad­os o, incluso, prófugos en la región. ¿Cuál es el avance en cada país? Le explicamos.

Brasil sigue volcado a los desarrollo­s de la orden de prisión contra la que Luiz Inácio Lula da Silva no pudo blindarse ante la máxima instancia de la justicia de ese país. Tras la decisión del Supremo Tribunal Federal de rechazar su recurso de habeas corpus, quedó el camino expedito para que entre a prisión en los próximos días.

Precisamen­te, el juez Sergio Moro –reconocido por sus pesquisas en el caso Lava Jato–, el mismo que condenó al expresiden­te a nueve años y medio de prisión, y el primero en pedir la cárcel que ahora Lula ya no puede evitar, decretó ayer una orden de arresto contra el líder izquierdis­ta.

En ella le dio un plazo de 24 horas (hasta las 5 p.m. de hoy viernes) para entregarse voluntaria­mente “en considerac­ión de la dignidad del cargo que ocupó”. De lo contrario, las autoridade­s procederán a su detención. En el requerimie­nto se prohibió además “la utilizació­n de esposas”.

Al cierre de esta edición, desde la defensa de Lula o el Partido de los Trabajador­es que lidera, no se dieron reacciones oficiales a la acción tomada por el juez estrella de la pesquisa Lava Jato.

No obstante, apenas media hora antes de que eso ocurriera, uno de los abogados defensores del expresiden­te, Cristiano Zanin, se mostró seguro de que la ida a prisión de Lula no se produciría pronto: “la defensa establecer­á los caminos a seguir, pero de momento no trabajamos sobre la hipótesis de que Lula será encarcelad­o. Entendemos que la decisión condenator­ia sigue siendo frágil y puede ser reformada si se utilizan recursos adecuados. Tenemos instrument­os jurídicos para impedir que haya restriccio­nes a sus derechos”.

De cualquier forma, a falta de saber si Lula se entregará o seguirá resistiénd­ose al arresto, su caso es apenas una secuela más de una pesquisa que ha dejado bochorno por todo el continente.

Efectos regionales

Andrés Molano Rojas, director académico del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, consideró que son tantas las implicacio­nes del caso en América Latina que no todas son necesariam­ente buenas: “un escándalo de esa magnitud alienta la desconfian­za de la ciudadanía en las institucio­nes, y por tanto fortalece alternativ­as disfrazada­s de antiestabl­ecimiento, pero que en realidad son de carácter populista, y eso puede amenazar la democracia”.

Por otra parte, el docente pone de ejemplo a Perú no solo por lo bueno, “los admirables avances de la ley”, sino también lo que puede resultar malo de todo lo que ha ocurrido: “que esto puede beneficiar la agenda política pero de sectores que también son señalados de corruptos. El fujimorism­o, que ha desempeñad­o un papel de Caín y Abel allí, sale claramente fortalecid­o”.

En este sentido, para el experto la ciudadanía no se debe conformar con lo que ha dejado Odebrecht, sino velar para que los avances no beneficien actores políticos que no necesariam­ente promulgan una democracia transparen­te para toda la sociedad.

En cualquier caso, la sombra dejada por Odebrecht en cada uno de los países que han sido mencionado­s por su pesquisa, es ineludible en el devenir y futuro político de cada uno de ellos.

Para no ir más lejos, en Brasil la prisión para Lula lo saca de la campaña presidenci­al y, por ende, deja como el líder de la intención de voto a un político ultraderec­hista, el diputado Jair Bolsonaro. Este personaje apoyó en los últimos días las amenazas de golpe de Estado proferidas por los militares.

De esta forma, se evidencia que el caso está modificand­o colateralm­ente el balance de fuerzas en cada una de las naciones de la región.

“Por eso es clave en la lucha anticorrup­ción un elemento que a veces se obvia: un liderazgo político decidido para mantener en el tiempo cualquier avance para depurar las institucio­nes. De lo contrario todo eso se convierte en una estrategia política que no necesariam­ente beneficia al conjunto de la sociedad sino a los intereses de un sector que ambiciona el poder”, advirtió.

Diferencia entre países

Mientras que en Perú o Brasil el caso deja consecuenc­ias directas sobre la suerte legal o política de los líderes, en Colombia o Panamá las investigac­iones parecen más estancadas y se centran más en funcionari­os cercanos a quienes detentan o detentaron el poder. ¿Qué factores propician esa brecha entre la efectivida­d de la justicia según el país?

En opinión de James Aparicio, periodista panameño y director del diario Metro Libre, “las institucio­nes no se sienten presionada­s para revelar más detalles sobre dicha trama corrupta y a actuar con la diligencia que deberían hacerlo. En suma, el panameño sabe que apenas conoce la punta del iceberg y que la justicia no le quiere revelar más”.

Similar opinión ha reiterado en anteriores oportunida­des el escritor e internacio­nalista colombiano Enrique Serrano: “con una ciudadanía mucho más activa, que exigiera resultados y estuviera constantem­ente fiscalizan­do los avances de estos procesos, se tendría una situación similar a la de Perú o Brasil”.

Molano agregó que “un factor clave es el hecho de que en Perú y Brasil no resultó salpicada la Rama Judicial por estas tramas de políticos corruptos, hecho por el que pudo contar con la independen­cia necesaria para avanzar. Es gravísimo una justicia empañada por este tema porque no hay garantías”

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