Odebrecht salpica a los mandatarios
La corrupción generada por Odebrecht tocó lo más alto de los gobiernos de la región.
El caso en Brasil ya deja un rastro de líderes investigados, procesados, encarcelados o, incluso, prófugos en la región. ¿Cuál es el avance en cada país? Le explicamos.
Brasil sigue volcado a los desarrollos de la orden de prisión contra la que Luiz Inácio Lula da Silva no pudo blindarse ante la máxima instancia de la justicia de ese país. Tras la decisión del Supremo Tribunal Federal de rechazar su recurso de habeas corpus, quedó el camino expedito para que entre a prisión en los próximos días.
Precisamente, el juez Sergio Moro –reconocido por sus pesquisas en el caso Lava Jato–, el mismo que condenó al expresidente a nueve años y medio de prisión, y el primero en pedir la cárcel que ahora Lula ya no puede evitar, decretó ayer una orden de arresto contra el líder izquierdista.
En ella le dio un plazo de 24 horas (hasta las 5 p.m. de hoy viernes) para entregarse voluntariamente “en consideración de la dignidad del cargo que ocupó”. De lo contrario, las autoridades procederán a su detención. En el requerimiento se prohibió además “la utilización de esposas”.
Al cierre de esta edición, desde la defensa de Lula o el Partido de los Trabajadores que lidera, no se dieron reacciones oficiales a la acción tomada por el juez estrella de la pesquisa Lava Jato.
No obstante, apenas media hora antes de que eso ocurriera, uno de los abogados defensores del expresidente, Cristiano Zanin, se mostró seguro de que la ida a prisión de Lula no se produciría pronto: “la defensa establecerá los caminos a seguir, pero de momento no trabajamos sobre la hipótesis de que Lula será encarcelado. Entendemos que la decisión condenatoria sigue siendo frágil y puede ser reformada si se utilizan recursos adecuados. Tenemos instrumentos jurídicos para impedir que haya restricciones a sus derechos”.
De cualquier forma, a falta de saber si Lula se entregará o seguirá resistiéndose al arresto, su caso es apenas una secuela más de una pesquisa que ha dejado bochorno por todo el continente.
Efectos regionales
Andrés Molano Rojas, director académico del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, consideró que son tantas las implicaciones del caso en América Latina que no todas son necesariamente buenas: “un escándalo de esa magnitud alienta la desconfianza de la ciudadanía en las instituciones, y por tanto fortalece alternativas disfrazadas de antiestablecimiento, pero que en realidad son de carácter populista, y eso puede amenazar la democracia”.
Por otra parte, el docente pone de ejemplo a Perú no solo por lo bueno, “los admirables avances de la ley”, sino también lo que puede resultar malo de todo lo que ha ocurrido: “que esto puede beneficiar la agenda política pero de sectores que también son señalados de corruptos. El fujimorismo, que ha desempeñado un papel de Caín y Abel allí, sale claramente fortalecido”.
En este sentido, para el experto la ciudadanía no se debe conformar con lo que ha dejado Odebrecht, sino velar para que los avances no beneficien actores políticos que no necesariamente promulgan una democracia transparente para toda la sociedad.
En cualquier caso, la sombra dejada por Odebrecht en cada uno de los países que han sido mencionados por su pesquisa, es ineludible en el devenir y futuro político de cada uno de ellos.
Para no ir más lejos, en Brasil la prisión para Lula lo saca de la campaña presidencial y, por ende, deja como el líder de la intención de voto a un político ultraderechista, el diputado Jair Bolsonaro. Este personaje apoyó en los últimos días las amenazas de golpe de Estado proferidas por los militares.
De esta forma, se evidencia que el caso está modificando colateralmente el balance de fuerzas en cada una de las naciones de la región.
“Por eso es clave en la lucha anticorrupción un elemento que a veces se obvia: un liderazgo político decidido para mantener en el tiempo cualquier avance para depurar las instituciones. De lo contrario todo eso se convierte en una estrategia política que no necesariamente beneficia al conjunto de la sociedad sino a los intereses de un sector que ambiciona el poder”, advirtió.
Diferencia entre países
Mientras que en Perú o Brasil el caso deja consecuencias directas sobre la suerte legal o política de los líderes, en Colombia o Panamá las investigaciones parecen más estancadas y se centran más en funcionarios cercanos a quienes detentan o detentaron el poder. ¿Qué factores propician esa brecha entre la efectividad de la justicia según el país?
En opinión de James Aparicio, periodista panameño y director del diario Metro Libre, “las instituciones no se sienten presionadas para revelar más detalles sobre dicha trama corrupta y a actuar con la diligencia que deberían hacerlo. En suma, el panameño sabe que apenas conoce la punta del iceberg y que la justicia no le quiere revelar más”.
Similar opinión ha reiterado en anteriores oportunidades el escritor e internacionalista colombiano Enrique Serrano: “con una ciudadanía mucho más activa, que exigiera resultados y estuviera constantemente fiscalizando los avances de estos procesos, se tendría una situación similar a la de Perú o Brasil”.
Molano agregó que “un factor clave es el hecho de que en Perú y Brasil no resultó salpicada la Rama Judicial por estas tramas de políticos corruptos, hecho por el que pudo contar con la independencia necesaria para avanzar. Es gravísimo una justicia empañada por este tema porque no hay garantías”