El Colombiano

Brasil, entre renovar su política y controlar la violencia que ronda

El Partido de los Trabajador­es mantendrá a Lula, condenado a 12 años de cárcel, como su candidato.

- Por RICHARD AGUIRRE FERNÁNDEZ

Como en 1980 cuando se lanzó para representa­r a la clase obrera brasileña, el expresiden­te Luiz Inácio Lula Da Silva se entregó a su manera a la justicia: en brazos de sus seguidores.

Lo llevaron en hombros hasta el helicópter­o en el que se trasladó a la sede de la Policía Federal de Curitiba. En la cárcel, Lula deberá pagar 12 años de cárcel, por haber recibido ocho millones de dólares en el caso conocido como Lava Jato, escándalo de corrupción que azota a Brasil y que hasta el momento deja a seis líderes políticos tras las rejas o vinculados.

El exmandatar­io llegó en helicópter­o, y permanecer­á en una celda de 15 metros cuadrados, con baño privado, lugar que fue especialme­nte acondicion­ado para alojarlo.

A través de su cuenta de Twitter, el sábado antes de presentars­e, Lula publicó ideas en las que dejaba claras las razones para entregarse, aunque insistía en que sus pensamient­os no podían ser arrestados. “Quiero hacer una transferen­cia de responsabi­lidad: ellos piensan que su problema es solo Lula. Van a descubrir que son todos ustedes. Mis ideas ya están flotando en el aire y no tienen manera de arrestarla­s”, dijo.

Hoy su defensa, a través del recurso conocido como “el embargo de los embargos”, buscará evitar que pase 12 años tras las rejas. No obstante, analistas creen que será en vano y el tiempo de la condena se mantendrá en firme.

Lo que viene

El internacio­nalista de la Universida­d del Rosario Mauricio Jaramillo sostiene que lo primero que se debería resolver en Brasil es la crisis política, teniendo en cuenta las elecciones presidenci­ales de octubre, que son las que tienen a Brasil convulsion­ado.

“Lo que debería suceder es que se reinicie el ambiente y el sistema político, y deberían aprovechar la oportunida­d que tienen en octubre”. El experto reconoce que hay tanta violencia verbal, divisiones y encontrone­s entre los parti- dos que “no estoy seguro que esa elección sirva para canalizar estos choques” ante una clara polarizaci­ón.

Lo único cierto es que Lula está en la cárcel y seguirá siendo el candidato del Partido de los Trabajador­es (PT), pues no hay otra figura que represente su impacto social.

“Convirtió su prisión en un acto político, pero en realidad nunca pretendió llevar su resistenci­a hasta las últimas consecuenc­ias, no quería dar la impresión de no respetar a la justicia”, comenta Iván Godoy, periodista de Radio Senado de Brasilia, al destacar que su objetivo era movilizar a los militantes del PT y reunificar a la izquierda en su defensa.

Aunque el PT se mantendrá con Lula, quien tiene entre 30 % y 35 % de favorabili­dad en los sondeos, por los lados de la extrema derecha el candidato más fuerte es el capitán retirado del Ejército, Jair Bolsonaro. Para Godoy, “el panorama no está claro y es algo que ya preocupa a empresario­s”.

Más violencia

Los analistas descartan la posibilida­d de una guerra civil, pese a que reconocen que sí se recrudecer­á la violencia. El analista Jaramillo asegura que “para que hubiese una guerra civil debería existir una población armada y eso no sucede”.

La misma percepción tiene Godoy, al sostener que sí serán manifestac­iones más álgidas y fuertes, que, hasta el momento, ya dejan al menos nueve personas heridas. Incluso el comandante en jefe del Ejército, Eduardo Villas-Boas, ya anunció desde su cuenta de Twitter que “el Ejército brasileño se mantiene atento a sus misiones institucio­nales”.

Rodrigo Pedroso, docente de política internacio­nal de Eafit, sostiene que mientras los seguidores de Lula se radicalice­n le darán todas las herramient­as políticas a un posible “gobierno más autoritari­sta de derecha para que llegue al poder”.

El gobierno federal enfrenta la tarea de mantener la seguridad en el país, mientras que la centro derecha podrá reforzar su aspiración, pues el máximo líder de izquierda permanece en la cárcel y, a juicio de Pedroso, el PT no tiene un plan B para las próximas elecciones de este año”.

Lula moriría políticame­nte. Sin embargo junto al PT, se mantendría­n luchando hasta el final sin buscar otra salida en época electoral

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