La JEP, ¿un gran elefante blanco?
Es natural que aquellas personas que cometan delitos después de la firma del Acuerdo, se hagan acreedores a la pérdida de beneficios del sistema de la Justicia Especial para la Paz (JEP). Esto no tiene mayor incidencia desde el punto de vista normativo, más allá de lo que está escrito en el Acuerdo, porque a eso se comprometió la Farc y las pruebas estarían atadas a este punto. Ahora, se tiene que determinar cuál va a ser la voluntad de la Farc en el cumplimiento del Acuerdo. Esta es la gran prueba de fuego para el nuevo partido político, porque se suma a todo lo que ha venido ocurriendo con el incumplimiento de no entrega completa de armas, de no entrega de los menores de edad, de no reparación a las víctimas, entre otros. Todo eso lleva a que deba repensarse el sistema, a la luz del nuevo Gobierno, para buscar rapidez y cumplimiento, porque la estructura se creó, pero no está sirviendo. El sistema de justicia transicional no está funcionando bien. No es cierto que esté en marcha, como dijo el presidente Juan Manuel
Santos. No hay ley estatutaria, no hay reglamento, no hay informe de las entidades, no hay ni siquiera muebles. Lo único que está funcionando son los salarios de los que están allá adentro. La JEP terminó siendo un gran elefante blanco y se va a tener que tomar una acción coordinada con las autoridades nacionales, como la Fiscalía, para perseguir aquellas conductas que están por fuera del sistema y a quienes se van a someter a ese tribunal. En este momento la JEP es un carro sin motor. Ahora, queda en entredicho la lealtad de la Farc con el país y la misma acción de las autoridades colombianas, porque esto se produce es por una orden de captura de la Interpol, luego de una investigación en EE. UU. Lo que hace la Fiscalía es ejecutarla. Es prueba de que nuestra inteligencia no está funcionando.