El Colombiano

CAFÉ, REALIDAD DE MERCADO

- Por JUAN JOSÉ PERFETTI DEL CORRAL jjperfetti­2@gmail.com

El cambio en los mercados externos y la consecuent­e caída del precio internacio­nal del café, junto al ajuste revaluacio­nista de la tasa de cambio en los últimos meses, son factores que han llevado a la reducción del precio interno del grano.

Si en meses anteriores, gracias a los mejores precios externos (en noviembre de 2016 se presentó un pico) y a una buena tasa de cambio, los caficultor­es gozaron de altos precios internos (que en ciertos momentos superaron el millón de pesos), ubicándose por encima de los costos de producción, hoy, como ocurre normalment­e en los mercados de los bienes básicos, el precio se mantiene en niveles bajos como consecuenc­ia del aumento de la producción y de la oferta mundiales.

A pesar del período de los buenos precios, ingresos y rentabilid­ades, frente a la nueva realidad, los cafeteros han vuelto a las prácticas del pasado de, frente a los cambios en las condicione­s de los mercados (asunto normal en los bienes básicos y que son propios del giro de los negocios en Colombia y el mundo), ir a tocar las puertas del Gobierno para que se les brinden los apoyos que, en los tiempos de bonanza fiscal (fruto de los buenos tiempos de otro bien básico, el petróleo), se les otorgó a manos llenas.

Como el precio del petróleo también sufrió una feroz destorcida (con graves consecuenc­ias para la economía del país y de los hogares), la situación del fisco nacional es muy ajustada y no parece existir la posibilida­d de que el Gobierno salga a apoyar a los cafeteros en esta coyuntura.

De ser esta la posición gubernamen­tal, los cafeteros deberán enfrentar, la realidad del mercado internacio­nal, con los diversos instrument­os y acciones disponible­s.

Estos tienen que ver con la parte productiva, la financiera y la comercial que son, como ocurre en todo tipo de negocios, las opciones que se tienen para enfrentar los malos (y también los buenos) tiempos.

En lo productivo, será necesario intensific­ar las buenas prácticas en campo para asegurar los niveles de productivi­dad, que son la mejor forma de enfrentar los bajos precios.

Igualmente, será necesario acelerar las siembras y los programas de renovación con la nueva variedad que, no hace mucho, anunciaron, con bombos y platillos, la Federación y Cenicafé y que, según se dijo, representa una revolución en la productivi­dad y la resistenci­a a enfermedad­es.

Ello deberá ir de la mano de un reforzamie­nto de los recursos para la investigac­ión cafetera y para las pruebas de las tecnología­s de ayuda mecánica en la recolecció­n.

De otra parte, muy segurament­e, frente a la mayor volatilida­d de la tasa de cambio, los cafeteros deberán hacer un uso más intensivo de las coberturas cambiarias y recurrir, para las ventas externas, a los conocidos instrument­os de opciones financiera­s tan utilizados en los mercados internacio­nales, incluido el del café. Igualmente, tendrán que explorar nuevas formas de relacionam­iento comercial con los compradore­s externos.

Finalmente, y, por sobre todo, los productore­s cafeteros no deberán olvidar la enseñanza bíblica de ahorrar en las bonanzas y ajustarse en las crisis

Será necesario acelerar las siembras y los programas de renovación con la nueva variedad que representa una revolución en la productivi­dad.

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