CAFÉ, REALIDAD DE MERCADO
El cambio en los mercados externos y la consecuente caída del precio internacional del café, junto al ajuste revaluacionista de la tasa de cambio en los últimos meses, son factores que han llevado a la reducción del precio interno del grano.
Si en meses anteriores, gracias a los mejores precios externos (en noviembre de 2016 se presentó un pico) y a una buena tasa de cambio, los caficultores gozaron de altos precios internos (que en ciertos momentos superaron el millón de pesos), ubicándose por encima de los costos de producción, hoy, como ocurre normalmente en los mercados de los bienes básicos, el precio se mantiene en niveles bajos como consecuencia del aumento de la producción y de la oferta mundiales.
A pesar del período de los buenos precios, ingresos y rentabilidades, frente a la nueva realidad, los cafeteros han vuelto a las prácticas del pasado de, frente a los cambios en las condiciones de los mercados (asunto normal en los bienes básicos y que son propios del giro de los negocios en Colombia y el mundo), ir a tocar las puertas del Gobierno para que se les brinden los apoyos que, en los tiempos de bonanza fiscal (fruto de los buenos tiempos de otro bien básico, el petróleo), se les otorgó a manos llenas.
Como el precio del petróleo también sufrió una feroz destorcida (con graves consecuencias para la economía del país y de los hogares), la situación del fisco nacional es muy ajustada y no parece existir la posibilidad de que el Gobierno salga a apoyar a los cafeteros en esta coyuntura.
De ser esta la posición gubernamental, los cafeteros deberán enfrentar, la realidad del mercado internacional, con los diversos instrumentos y acciones disponibles.
Estos tienen que ver con la parte productiva, la financiera y la comercial que son, como ocurre en todo tipo de negocios, las opciones que se tienen para enfrentar los malos (y también los buenos) tiempos.
En lo productivo, será necesario intensificar las buenas prácticas en campo para asegurar los niveles de productividad, que son la mejor forma de enfrentar los bajos precios.
Igualmente, será necesario acelerar las siembras y los programas de renovación con la nueva variedad que, no hace mucho, anunciaron, con bombos y platillos, la Federación y Cenicafé y que, según se dijo, representa una revolución en la productividad y la resistencia a enfermedades.
Ello deberá ir de la mano de un reforzamiento de los recursos para la investigación cafetera y para las pruebas de las tecnologías de ayuda mecánica en la recolección.
De otra parte, muy seguramente, frente a la mayor volatilidad de la tasa de cambio, los cafeteros deberán hacer un uso más intensivo de las coberturas cambiarias y recurrir, para las ventas externas, a los conocidos instrumentos de opciones financieras tan utilizados en los mercados internacionales, incluido el del café. Igualmente, tendrán que explorar nuevas formas de relacionamiento comercial con los compradores externos.
Finalmente, y, por sobre todo, los productores cafeteros no deberán olvidar la enseñanza bíblica de ahorrar en las bonanzas y ajustarse en las crisis
Será necesario acelerar las siembras y los programas de renovación con la nueva variedad que representa una revolución en la productividad.