LAS CUENTAS CLARAS DEL POSCONFLICTO
Como ciudadano del común que he venido siguiendo en detalle el proceso de paz y el posconflicto, soy conocedor de muchos inconvenientes económicos que el Gobierno ha manifestado para el cumplimiento de los acuerdos en el convenio de paz con las Farc, lo que a la vez le da cabida a las mismas Farc para que no puedan ejercer presión para que sus miembros cumplan lo prometido.
Quedo absolutamente sorprendido con las publicaciones de EL COLOMBIANO del 5 y 6 de abril donde se habla del cartel del posconflicto y la carta en la que las embajadas de Suecia, Suiza y Noruega expresaban su preocupación por la forma como se están ejecutando sus donaciones.
Sea este momento de exigirle al Gobierno, se publique un listado completo de todos los hermanos países que quisieron con sus contibuciones ayudar a la tranquilidad de nuestro pueblo y la cantidad de dinero aportado o comprometido, no importando su monto sino su generosidad y solidaridad.
Es triste tener que admitir que en Colombia trabajar en lo público se ha convertido en una oportunidad de enriquecimiento, no en una opción de servicio. Funcionarios obsesionados en el afán de un rápido enriquecimiento personal, familiar o de sus amigos. ¡Estamos ante una estirpe de corruptos!