Detalles de otra celebración en Santa Fe de Antioquia
La Semana Santica es considerada el secreto mejor guardado de la Ciudad Madre.
Rodolfo Antonio Builes, o Berraquín, como lo conocen en Santa Fe de Antioquia, representó al Cristo crucificado desde 1968, cuando tenía seis años, hasta 1974.
No quería cambiar de papel, pues fue el primero que tuvo la valentía de montarse a una plataforma hecha por otros niños, con tablas de camas, palos de escoba y sábanas.
Las mamás les inculcaban la religión y la atención a la Semana Santa. Y así, cuando se terminaba la celebración, quedaban tan entusiasmados que tomaban trapos y telas para disfrazarse de San Juan, San Pedro, la Virgen María, Jesús o María Magdalena.
“En esa época tener calzoncillos era un lujo, el único vecino que tenía era el médico Gustavo, entonces se los pedí prestados para amarrarme un pañuelo y no quedar muy en la calle cuando me montara a la cruz, porque había que hacer equilibrio. La chivera era pintada con carbón y la presión mía era no dejar ensuciar ese calzoncillo”, dijo entre risas ese hombre de piel morena y marcado acento paisa que, sin saberlo, inició esta tradición.
Más que un juego
En 1971 los adultos del municipio notaron el interés de los niños por la celebración religiosa y decidieron apoyarlos.
Ángela Martínez abrió las puertas de su casa para que hicieran los vestuarios; Gerardo Urrego, carpintero, les ayudó a perfeccionar las plataformas donde se pararían a hacer la representación y el padre Villa, quien les había advertido que si no lo hacían como algo serio los iba a excomulgar, los terminó apoyando.
Fue tanto el compromiso que, eses mismo años, 1971, seis voluntarios, entre los que estaba Fredy Hernando Ángel, crearon la Corporación Semana Santica, para organizar las procesiones -desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurreción-, que se hacen cada año después de la semana de Pascua.
Según Ángel, la celebración infantil se ha convertido en patrimonio de Santa Fe de Antioquia, porque aporta a la formación espiritual e histórica de los niños.
“Los participantes se meten en el papel y demuestran la devoción”, comentó.
Durante su infancia, Iván Darío Borja, otro de los santafereños, soñó con llegar a ser Santico en las procesiones, pero nunca pudo serlo.
Para no quedar con ese
pendiente, hace dos años creó la Corporación Semana Santa, que apoya las dos celebraciones (la de los grandes y los niños), con el fin de “consolidar el patrimonio y lograr que todos pudieran participar”.
Recientemente, la Administración Municipal y monseñor Orlando Antonio Corrales, arzobispo de Santa Fe de Antioquia, aportan también a la celebración que se realiza cada año en abril, mes de los niños.
La tradición continúa
Las calles de tierra ya son de piedra, en los alrededores del centro histórico ya no deambulan vacas y marranos, y los niños que representaban a los personajes bíblicos ya crecieron, pero siguen yendo a las procesiones a ver a sus hijos y nietos.
De los 5.621 niños escolarizados que tiene el municipio, según cifras de la Secretaría de Cultura y Educación, 300 pudieron hacer parte de la Semana Santica 2018. 120 fueron cargueros o nazarenos, 60 participaron como alumbrantes y santicos, 40 hicieron apoyo logístico y 80 integrantes de la Escuela de Música Jorge Robledo Ortiz acompañaron las procesiones.
En Santa Fe de Antioquia, además, hay otras celebraciones similares: la Semana santica del Llano, la Semana Santa de Cartón y el mes termina con la Resurreción del Jesusito, en el Centro Histórico.
En medio de lastradiciones, los niños se esfuerzan para participar con respeto y seriedad en sus roles asignados y, aunque las procesiones duran dos horas, no demuestran el cansancio y decienden de las plataformas con una sonrisa de satisfacción