El Colombiano

Ataque en Siria, una mezcla que tiene poco que ver con su crisis

Damasco fue el tablero de ajedrez donde movieron fichas las potencias, saltándose a la ONU.

- Por JULIÁN AMOROCHO BECERRA

No habían acabado de caer los 59 misiles Tomahawk que llenaron de destellos la noche del viernes en Damasco, la ciudad milenaria que sirve de capital a Siria, cuando las potencias ya estaban calculando cómo quedaban paradas sus fichas en el ajedrez geopolític­o que están jugando Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia.

En la otra cara de la moneda está la condena mundial a un ataque que no fue consultado con la ONU, como lo ordena el derecho internacio­nal, que propició la convocator­ia de emergencia ayer del Consejo de Seguridad del organismo y pone al mundo un paso más allá de lo que vivió durante toda la Guerra Fría, porque a pesar de los 46 años de tensión que transcurri­eron entre norteameri­canos y soviéticos (1945-1991), nunca se había disparado una sola bala.

Por parte de Estados Unidos, su siempre impredecib­le presidente, Donald Trump, se pronunció por el que se ha vuelto su canal oficial, Twitter, felicitand­o a los militares por el ataque y cerrando con la frase “misión cumplida”.

Además, en la reunión extraordin­aria del Consejo de Seguridad dobló las apuestas: “Estamos preparados para mantener la presión si el régimen sirio es tan estúpido como para poner a prueba nuestra voluntad”, afirmó la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley.

Los otros aliados de la operación, el presidente francés Emmanuel Macron y la primera ministra británica Theresa May fueron más prudentes en sus declaracio­nes pero se mantuviero­n firmes en que era la decisión adecuada, como represalia al ataque químico lanzado el pasado 7 de abril por el régimen sirio de Bashar Al Assad contra la población de Duma, una violación al Derecho Internacio­nal Humanitari­o que cobró la vida de 70 personas.

En el otro lado del tablero, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, puso a sus aviones “en guardia y en el aire” dentro del territorio sirio.

A pesar de todo, en la reunión en la ONU, el embajador ruso Vasili Nebenzia no habló de represalia­s, pero sí señaló a Estados Unidos y sus aliados

de “estar pisoteando la Carta de Naciones Unidas y el derecho internacio­nal”.

Violación vs. violación

Coincidió con él Ricardo Abello, investigad­or en Derecho Internacio­nal: “estamos frente a unos hechos atroces con las armas químicas, pero hay que actuar conforme al Derecho Internacio­nal Humanitari­o, que dice que el uso de la fuerza solo lo puede autorizar el Consejo de Seguridad de la ONU. Esto no se hizo argumentan­do un tema de morali-

dad y es comprensib­le que haya una reacción frente al uso de armas químicas, pero no se puede castigar una violación al DIH con otra mayor”.

Este evento, sin embargo, tendría menos que ver con el régimen de Assad que con la forma como cada involucrad­o ve su política internacio­nal.

Agrega Abello que si bien estratégic­amente el ataque es una demostraci­ón de poder entre Rusia y Estados Unidos, también sería un mecanismo de Trump para restarle espacio mediático a los avances de la investigac­ión en su contra por haber complotado con Putin para ganar las elecciones. Todo esto, en medio de un éxodo de funcionari­os de la Casa Blanca, que no han demorado en criticarlo.

Aún así, Diego Cediel, magister en historia, recordó que Trump tenía un margen de maniobra en este asunto, pues “Siria es un problema que le heredó Barack Obama, que advirtió que solo el uso de estas armas obligaría a una respuesta bélica”, una carta que utilizó el magnate.

Juego peligroso

Sin embargo, esta apuesta, a todas luces arriesgada, podría jugarle muy mal para los intereses estadounid­enses.

Así lo analiza el Washington Post, quien cuestionó que el ataque podría alimentar retaliacio­nes de los países árabes contra las tropas norteameri­canas que aún están en esta región, obligando a Trump a destinar más esfuerzos de los que ha dicho que desea invertir en esta zona.

Por parte de los británicos, a pesar de que tienen un sistema parlamenta­rio que exige al primer ministro consultar este tipo de movimiento­s, Theresa May decidió tomar esta decisión unilateral­mente.

Dice el diario The Guardian que lo hizo porque sus argumentos no tendrían el peso para conseguir una votación favorable. Más allá de la razón oficial de la respuesta a las armas químicas, existe un clima tenso con los rusos por el envenenami­ento en su territorio del exespía Serguei Srkipal.

Por eso, a juicio del medio, May habría buscado generar un golpe de autoridad en la mesa, además de demostrarl­e a los rusos que Estados Unidos está de su lado, contrario a los rumores en ese país de la cercanía entre Trump y Putin.

Entre esta baraja de intencione­s, sobre la realidad queda un ataque hecho saltando reglas, pues además de haberse irgnorado a la ONU, los aliados no esperaron que una comisión pudiera comprobar el efecto del químico en Duma. Así las cosas, aunque May, Macron y Trump han insistido que fue cosa de una sola vez, existe la posibilida­d casi indiscutib­le de que no será así

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