El Colombiano

De cómo la Antártida se desprende de su hielo

En algunos glaciares se acelera el deshielo a una velocidad no vista en miles de años. ¿Qué puede pasar?

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Contiene 68 % del agua dulce del planeta y si toda se derritiera el nivel del mar subiría al menos 65 metros. Hoy eso es lo que ocurre a pasos acelerados.

No se producirá mañana. El deshielo se dará en el curso de varios siglos de mantenerse la tendencia actual que revela un nuevo estudio: desde la última glaciación (que terminó hace unos 11.700 años) la Antártida pierde 25 metros cada año, pero ese ritmo se aceleró.

La contracció­n de la ‘línea del suelo’ ( una proyección desde el fondo en donde el hielo se separa de la superficie rocosa) es cinco veces más alta en algunos lugares según un estudio publicado en Nature Geoscience por científico­s de universida­des inglesas y alemanas: hasta 180 metros. El retroceso de esa línea es extremo en 8 de los 65 grandes glaciares de la masa congelada.

Entre 2010 y 2016 se derritiero­n 1.463 kilómetros cuadrados del hielo submarino, una extensión similar al área del Gran Londres, con un promedio de unos 209 kilómetros cuadrados por año, 177 millones cuadrados en el ala oeste del continente.

La mayoría de estudios se han centrado en el deshielo sobre la superficie, pero este analizó la pérdida de la parte que se apoya sobre el fondo a lo largo de casi 16.000 kilómetros de línea costera.

La Antártida es una región de 14 millones de kilómetros cuadrados (más de 10 veces Colombia), 98 % cubierto de hielo con masas de hasta 2.300 metros de altura y poca vegetación: tan solo musgos y líquenes.

Allí viven o se aventuran apenas 7 especies de mamíferos y 10 de aves incluida varias de pingüinos. Lo demás es fauna marina

Alberga 26,5 millones de kilómetros cúbicos de hielo, una región con el punto más frío del planeta, la estación rusa Vostok, donde ha bajado hasta -89,6° C. Sobre la costa, donde trabaja la mayoría de los científico­s, llega a los confortabl­es -15° C.

Sectores

Un informe de la Agencia Espacial Europea, cuyo satélite Cryosat- 2 fue usado para estudiar el movimiento de la línea del piso, recordó que esta se encuentra por lo general un kilómetro o más debajo del nivel del mar.

El deshielo es mayor en el sector del mar de Amundsen, mientras que en el glaciar de la Isla de Pino la línea del glaciar parece estable (ambos sitios en la Antártida occidental), región que en general se deshiela a un ritmo mayor.

Si esta pierde toda la capa de hielo, el nivel del mar subirá 3,2 metros, 24 centímetro­s aportados por la península de ese sector, de acuerdo con un informe de la organizaci­ón Antarctic Glaciers.

Uno de los escenarios del Panel Interguber­namental sobre el Cambio Climático sugiere que a 2100 el nivel del mar será hasta 98 centímetro­s más alto que hoy.

Hannes Konrad, cabeza de la investigac­ión, científico de la Universida­d de Leeds, explicó que el estudio “provee evidencia clara de que el retroceso sucede a lo largo de la capa de hielo debido al derretimie­nto oceánico en su base y no solo en unos pocos puntos que han sido mapeados antes. Este retiro ha tenido gran impacto en los glaciares del interior porque al soltarlos del soporte en el fondo se reduce la fricción, haciendo que se aceleren, contribuye­ndo al aumento del nivel del mar”.

Hasta el año 2000 más o menos, las dos plataforma­s (occidental y oriental) eran estables, pero luego comenzaron a derretirse por el calentamie­nto de los océanos.

Así, entre 1992 y 2012, el deshielo de la Antártida y Groenlandi­a aportaron 11,1 milímetros al aumento en el nivel del mar, 20 % de lo visto en ese periodo.

Más datos

Los hallazgos concuerdan con otra investigac­ión de la Nasa revelada hace dos meses que confirmó la pérdida acelerada de hielo en la Antártida occidental y un flujo más estable en el zona oriental, un hecho no bien entendido todavía por los científico­s.

Publicada en The Cryosphere, identificó también los glaciares que a mayor velocidad se deshielan: los que alimentan la bahía Marguerite aumentaron su tasa de 400 a 800 metros anuales en los siete años analizados.

Se encontró que la descarga del continente fue de 1.929 gigatonela­das de hielo en 2015 (con una incertidum­bre de más o menos 40 gigatonela­das), un aumento de alrededor de 38 por año desde 2008.

En 2014, un primer análisis de datos del Cryosat-2 publicado en Geophysica­l Research Letters refería pérdidas anuales de 159.000 millones de toneladas de hielo. El aumento es notable.

Una gigatonela­da son 1.000 millones de toneladas y con ella se podrían llenar 400.000 piscinas olímpicas.

Y tal como en el artículo en Nature Geoscience, se detectó que el flujo en la Antártida Occidental (mar de Amundsen, la plataforma de hielo Getz y la bahía Marguerite) responde por el 89 % del aumento en el deshielo.

La retracción de la línea de suelo hacia el lado del mar de Amundsen podría ser una

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FOTO ESA Arriba se ven las áreas donde más se pierde hielo. La región occidental es la más afectada. Abajo, la península Antártida.

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