¿Por qué no adelgaza, si se la pasa en el gimnasio?
No porque un ejercicio sea extenuante significa que le ayudará a quemar más grasa.
Tatiana Fernández hace seis series de doce repeticiones de sentadillas, pasa de un tipo de ejercicio a otro, suda y completa decenas de repeticiones hasta que cumple sus sesenta minutos de rutina intenso. Pesa 88 kilos y no quiso tratarse con un médico antes de iniciar su cruzada por perder los kilos que siente que le sobran.
Todo esto lo hace porque estas intensas sesiones “quemagrasa” se han vuelto populares. Luego de cuatro meses de ejercitarse continuamente y no haber bajado de peso, la pregunta que le suscita su situación es, ¿es efectivo?
En un mundo justo, la actividad física frecuente debería hacer a la gente más delgada; no obstante, estudios han demostrado que muchas personas que comienzan un programa pierden poco o nada de masa corporal. Incluso muchos, al contrario, la ganan.
“Hay que aclarar que hay ejercicios de acondicionamiento muscular y aeróbico”, según dice Jesús Miranda Bolívar, presidente de la Asociación de Especialistas en Medicina Aplicada a la Actividad y el Deporte ( ASMEDEP). “No a todas las personas se les puede recomendar el mismo tipo de actividad”.
Esto porque según Miranda, los ejercicios intensos pueden servir para quemar muchas calorías, y “practicados de forma regular, también aportan beneficios como mejorar la capacidad aeróbica y de trabajo”.
Solo que no necesariamente van a hacer que adelgace. “Incluso yo recomiendo a la gente no fijarse en la balanza los primeros tres meses de acondicionamiento físico”, agrega el médico deportólogo. ¿Por qué?
Más que tener fe
En 2012, un equipo de investigadores daneses llevó a
cabo un experimento muy sencillo: reunieron a un grupo de jóvenes obesos y les pidieron que corrieran o montaran en bicicleta seis días a la semana, durante tres meses. La mitad de ellos practicó ejercicio 30 minutos al día, quemando unas 300 calorías. La otra mitad lo hizo el doble de tiempo, quemando unas 600 calorías por sesión.
La mayoría de las personas que comienzan a ejercitarse con la esperanza de perder peso terminan decepcionadas, una circunstancia familiar tanto para deportistas como para científicos.
Múltiples estudios han encontrado que sin mayores cambios en la dieta, el ejercicio generalmente resulta en una pérdida de peso modesta en el mejor de los casos. Generalmente, eso sí, hace que las personas sean mucho más saludables.
A más gasto de energía más necesidad de energía. Cabría esperar que los hombres que quemaron más calorías fueron también los que más grasa quemaron, pero resulta que no. De hecho, la cantidad de grasa quemada por los hombres de ambos grupos fue la misma, y los del grupo de las 600 calorías no acabaron más delgados que los que hicieron la mitad de ejercicio.
¿Cómo es posible? Lo primero que hay que tener en cuenta es el efecto que el ejercicio tiene sobre el apetito. Si lo estimula, va a acabar recuperando las calorías que tanto le costaron quemar, o incluso añadiendo unas cuantas más.
La explicación
Investigaciones han revelado que algunos de nosotros somos compensadores (comemos más después del ejercicio), mientras que otros no.
Seguramente le habrá pasado. Cuanto más duro se ejercita, más hambre tiene y más come, reduciendo así (o incluso anulando) el déficit calórico de su programa de entrenamiento. Esa es solo una de las formas en las que el ejercicio está vinculado al consumo de comida. Tam- bién hay un principio llamado licencia moral, según la cual, al “portarse bien”, se da permiso para “portarse mal”.
El aumento del apetito no es la única manera que tiene el cuerpo de compensar. También puede reducir la cantidad de movimientos que hace durante la práctica.
En reposo, la mayoría de nosotros quemamos una media de una caloría por kilo de peso corporal por hora.
Quizá haya oído hablar de la termogénesis por actividad sin ejercicio (NEAT). El término fue acuñado en la década de 2000 por James Levine, de la Clínica Mayo, y hace referencia a las calorías que se queman durante las actividades físicas distintas a dormir, comer o el ejercicio estructurado; cosas como teclear, cocinar, la jardinería, las tareas de casa o simplemente cambiar de posición en la silla.
El ejercicio con el que se queman muchas calorías es extenuante física y mentalmente, que es lo que busca y la razón por la que paga a un entrenador.