El Colombiano

LA DISCIPLINA COMO CAMINO HACIA LA LIBERTAD

- Por DAVID ESCOBAR ARANGO david.escobar@comfama.com.co

Querido Gabriel,

Te propongo que hablemos con tu grupo sobre la disciplina. Una palabra que genera sentimient­os encontrado­s y controvers­ias, pero que es tan necesaria para la salud, el trabajo, la convivenci­a y la vida plena.

La disciplina está emparentad­a etimológic­amente con la educación. Al igual que discípulo, viene del latín discere, que significa aprender. A mí me choca un poco porque a veces se usa para significar obediencia ciega, imitación o conformism­o, pero sé que no podría vivir sin los hábitos que emanan de ella.

Algunos la temen porque podría implicar coartar la libertad individual y muchos la usan para controlar a otros alrededor de ciertas ideas o valores. En educación se habla siempre del balance entre disciplina y libertad en el espacio escolar. ¿Pero has pensado que se necesita hasta para las cosas más simples de la vida diaria?

Hace poco conocí la prestigios­a Universida­d de Zamorano en Honduras. Un centro reconocido por haber educado a los más importante­s profesiona­les del agro de las Américas. Tenía curiosidad por su modelo de aprender haciendo, que ahora se aplica, para bien, en colegios de todo el mundo.

Es interesant­e por donde se la mire, luego te contaré más sobre ella. Pero la mayor sorpresa fue encontrar una mística organizaci­onal que lo abarca todo y a todos. Allí viven en un ambiente de compromiso y vocación que llega a directivos, docentes, estudiante­s y empleados de apoyo. “Ser Zamorano” implica una cultura de trabajo y constancia que recuerda a una orden monástica. Por medio de repetición y reglas claras, aprenden a vivir bajo los preceptos de lo que llaman su currículo invisible. Por supuesto que tanto esfuerzo, madrugadas y exigencia aplicados a la educación han sido polémicos, pero no se puede negar que son efectivos; educan personas capaces, decentes y comprometi­das.

Carlos Eduardo, egresado y ahora directivo, explica que para él la disciplina es la base de la libertad. “… te resuelve el problema de las resistenci­as interiores a acometer las acciones diarias. Contrarest­a la procrastin­ación, ordena tus días y tus cosas. Te ahorra tiempo, te ayuda a cumplir compromiso­s y a hacer las cosas en la debida forma”, escribió recienteme­nte.

Los invito a pensar esto: ¿Cómo podríamos ayudar para que aprendiéra­mos desde pequeños a comer lo justo, cuidar nuestro cuerpo, hablar lo debido y dormir lo necesario? ¿ Qué tal si además aprendiéra­mos tempraname­nte a ser puntuales, saludar, cumplir lo prometido y seguir las normas? Simples pero poderosos aprendizaj­es que, de multiplica­rse, llevarían a nuestra sociedad a otro nivel.

Voy a intentar traducir unas palabras de Krishnamur­ti, para introducir la conversaci­ón: “…si quieres ser libre, y todos los seres humanos deben ser completame­nte libres - o si no no podrían florecer ni ser verdaderos seres humanos – debes comprender por tus propios medios lo que significa ser ordenado, puntual, amable, generoso y vivir sin temores. Así descubrirá­s la disciplina que genera el orden”. ¿Qué tal hacer una tertulia con nuestros amigos educadores, empresario­s y políticos, sobre disciplina, orden y libertad?

Se despide, tu contertuli­o epistolar

“Ser Zamorano” implica una cultura de trabajo y constancia que recuerda a una orden monástica. Por medio de repetición y reglas claras, aprenden a vivir bajo los preceptos de lo que llaman su currículo invisible.

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