¿POR QUÉ CALLARNOS?
La violencia de género es un fenómeno que afecta a las mujeres por el mero hecho de serlo, este constituye un atentado contra su integridad física, psicológica y moral, sin embargo aunque es un problema social que traspasa fronteras y nos afecta a todos, la sociedad decide ignorarlo para que siga avanzando y tomando poder.
Se debe recordar todos los días que la violencia es una estrategia adquirida y va desde la educación, de lo contrario todos los seres humanos fuéramos violentos, pese a esto cabe resaltar que si se educase desde la casa la situación violenta que hoy tiene nuestro país respecto a las mujeres fuera totalmente diferente, desde el hogar se debe hacer claridad de que las mujeres somos tan capaces como los hombres y que tenemos un propósito en el mundo.
Últimamente se neutraliza el factor violento y se deja pasar desapercibido por nuestra casa, nuestro trabajo, el supermercado, la iglesia, etc…¿Por qué? Porque se normalizan un grito, un insulto y hasta un golpe, se dejan pasar como si nada y allí es donde radica el maltrato, las mujeres no están en el deber de aguantar agresiones físicas o verbales y mucho menos de actuar como si no pasara nada, hay que recordar que cuando te privan de tu libertad de expresión también es maltrato y que el hecho de estar bajo el mismo techo del agresor no quiere de- cir que tenga derecho sobre ti.
Aunque se trate de luchar contra este fenómeno social vemos que todavía estamos muy lejos de las soluciones, no solo por la falta de garantías a las víctimas, sino por los bajos castigos que se dan a los victimarios, por consiguiente estos vuelven a atacar dejándolas en estados precarios o incluso llevándolas a la muerte.
Hay que extender la invitación para que las mujeres que están siendo maltratadas denuncien, porque según la ONU solo el 40% de las que sufren este tipo de violencia son capaces de poner fin a esas situaciones, otra cifra alarmante que brinda la ONU es que casi el 35 % de mujeres en el mundo son maltratadas o han sufrido violencia sexual, entonces ¿qué esperamos para un verdadero cambio y mejorar su calidad de vida?
Porque se normaliza un grito, y hasta un golpe se deja pasar como si nada. Allí radica el maltrato.