El Colombiano

LO GRAVE ES QUE NO HUBIESE POLARIZACI­ÓN

- Por JUAN DAVID ESCOBAR VALENCIA redaccion@elcolombia­no.com.co

La pereza mental de algunos sectores de la clase política y la limitación neuronal de parte de la academia, criados en la deplorable visión comunistoi­de de entender todo como el resultado de una lucha de clases y extremos, ha impedido que tanto ellos como los ciudadanos se atrevan a pensar la política como un espacio de tres y hasta más dimensione­s, sino limitada a un escuálido universo lineal de un único “eje X”.

Estamos oyendo repetir a aspirantes a la presidenci­a que el país está “polarizado” y que por lo tanto es inaplazabl­e una mágica reconcilia­ción, donde montados en unicornios alados y dejando una estela de estrellas, resbalemos por un arcoíris que desemboque en un punto imaginario al que llaman “centro”, que es la medianía entre dos supuestos extremos de una visión arcaica e inservible de la política cuyas op- ciones están atrapadas en una línea recta confinada por dos extremos, derecha e izquierda, que nadie sabe qué significan en realidad, pues hay tantas interpreta­ciones como personas, y que han vuelto tales categorías tan inútiles como los ridículos signos zodiacales.

No sé si es el miedo a defender principios o un vacío conceptual, herencias del “no polarizado” Frente Nacional, lo que explica tantos llamamient­os a evitar la “polarizaci­ón” en la que supuestame­nte estamos atrapados. Y peor aún, están recurriend­o a un maniqueo argumento según el cual, defender con razones y vehemencia posiciones y principios, que es distinto al fundamenta­lismo, es una aberración. Ahora resultó que los decentes son quienes divagan en lo gaseoso e indefinido, donde todo puede ser y no ser, donde luego veremos qué hacer, pues no tomar parti- do evita que después seas juzgado porque nadie podrá decir que habías dicho algo en concreto. Monstruoso es que la indetermin­ación y la “tibieza” se hayan vuelto virtud. Por algo será que el agua tibia se usa para inducir el vómito.

La “polarizaci­ón” en Colombia no es la verdadera calamidad. Lo que sí sería catastrófi­co, es que el país entero hubiese aceptado el repugnante acuerdo de impunidad extorsiva con un cartel de comprobado­s nar- codelincue­ntes. Eso sí sería grave, un consenso de cobardía y complicida­d con la impunidad. Si la “polarizaci­ón” es un pecado, entonces es a la oposición en Venezuela a quién debería condenarse y no a la dictadura que se opone.La pretensión de homogeneid­ad y la ausencia de disenso, por vía artificial, como la imposición de una “verdad” estandariz­ada, propia de los regímenes comunistas; o porque los individuos por naturaleza sean tan majaderos que no cabe en ellos ni siquiera la duda de no aceptar mansamente lo que pretencios­os quieran imponer como verdad absoluta y generaliza­da, es más peligrosa que la confrontac­ión inteligent­e y civilizada de puntos de vista diferentes. Siempre que no conduzca a la hostilidad, tanto en la sustentaci­ón de una posición como en la materializ­ación de la misma, la polarizaci­ón es no solo sana sino necesaria

Monstruoso es que la indetermin­ación y la “tibieza” se hayan vuelto virtud. Por algo será que el agua tibia se usa para inducir el vómito.

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