MICROEMPRESA Y OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
Sonia pasó de ser la señora de la casa a una líder que creó una organización de mujeres para la transformación de la mora.
Recientemente, Interactuar fue invitada por la prestigiosa escuela de negocios IESE, en Madrid, España, a un foro para discutir sobre el aporte de la empresa privada y las organizaciones sociales a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se presentaron acciones muy llamativas que dan esperanza en que seremos la primera generación que logre conjuntamente resolver un desafío global. Por ejemplo, AB Inveb, empresa multinacional belga fabricante de cerveza, tiene la meta que a 2025 el 100 % de la energía que utiliza en toda su cadena de valor será de fuentes renovables; y Cooltra, un emprendimiento español de movilidad sostenible que permite compartir, mediante alquiler, motos eléctricas.
La pregunta, en nuestro contexto local, es cómo una empresa típica, servida por In- teractuar, puede contribuir a los ODS. Para que se hagan una idea del tamaño de las empresas a las que acompañamos con servicios de conocimiento y financieros, procurando su permanencia productiva en el tiempo, deben tener en cuenta que sus ventas promedio son de 4,4 millones de pesos y emplean 2,5 personas. ¿Podrá tener incidencia una empresa tan pequeña en los ODS? La respuesta es clara: por supuesto que sí.
Pero tampoco es un secreto que una golondrina no hace verano. Según estimaciones de Asomicrofinanzas, en Colombia podemos tener cerca de 10 millones de microempresas, lo que nos muestra que son una fuerza económica fundamental para el desarrollo del país y el cumplimiento de algunos ODS. Por ejemplo, David Araque, un joven empresario que llegó desplazado de San Carlos-Antioquia, inició su rebusque en Medellín como conductor, pero rápidamente se independizó y compró una selladora de plástico que también hacía las veces de comedor en su hogar. Gracias a su empuje y apertura al conocimiento con el que lo hemos acompañado, hoy tiene una bodega con selladoras semiautomáticas y más de 10 empleados formalizados. También está la historia de
Sonia Arias, agroempresaria acompañada con nuestra metodología rural en San Pedro de los Milagros, pasó de ser la señora de la casa a una mujer líder que apoyó el mejoramiento productivo de su parcela sembrando mora y creó una organización de mujeres para la transformación de esta fruta. Hoy tienen un negocio asociativo de pulpas, empleando a cinco mujeres y apoyando a más de 40 productores campesinos.
Las microempresas urbanas y rurales son actores clave para cumplir con algunos de los ODS, como el de Trabajo Digno (8) y Fin de la Pobreza (1), a través de las Alianzas (17). De allí la importancia de contar con reportes integrados de los aportes de las organizaciones sociales a los ODS, como se hará en el segundo trimestre del año desde Antioquia Sostenible, en asocio con la Confederación Colombiana y la Federación Antioqueña de Ongs.
Pero estar a la altura de estos desafíos exige además políticas de Estado que entiendan y respondan a las necesidades de la microempresa, especialmente en dos sentidos: primero, que regulaciones tipo “talla-única” no permiten su desarrollo y formalización; segundo, que debemos entender que la formalización es un proceso que no se logra de un día para otro, que requiere tiempo y mucho acompañamiento principalmente desde lo humano y enseñándole a gestionar su negocio. Así, estamos seguros de que estos 10 millones de empresarios podrán contribuir significativamente al desarrollo sostenible de nuestro territorio