El Colombiano

Facturas electrónic­as, más que eliminar el papel

Dian anuncia la publicació­n de un Decreto que busca que la entrega del recibo sea en menos de 48 horas.

- Por SERGIO RODRÍGUEZ SARMIENTO

En el marco del foro Factura Electrónic­a: eficiencia y competitiv­idad, organizado por EL COLOMBIANO, Santiago Rojas, director de la Dian, aseguró que el nuevo mecanismo traerá beneficios para las finanzas del Esta- do. Se estima que la reducción por evasión del IVA podría ser del 50 %, y en cinco años los ingresos aumentaría­n unos 10 billones de pesos en el país. Conozca todos los cambios.

Son varios los beneficios que traerá la factura electrónic­a. Uno de tantos será el de vaciar sus bolsillos de lo que segurament­e usted considera como papeles innecesari­os. Llevándolo un poco a temas más complejos, con la factura electrónic­a, las empresas podrán tener un control más juicioso de sus actividade­s contables.

Así mismo, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) tendrá la posibilida­d de hacer una revisión más detallada en la búsqueda por acabar con la afectación que le supone a las arcas del Estado la evasión de impuestos.

En el foro Facturació­n electrónic­a: eficiencia y competitiv­idad, organizado por EL COLOMBIANO, el director de la Dian, Santiago Rojas, dijo que con la puesta en marcha de esta innovación se espera una reducción cercana al 50 % en la evasión del Impuesto de Valor Agregado (IVA).

“Si hoy la evasión en IVA se calcula en 15 billones de pesos, quiere decir que el proyecto de facturació­n electrónic­a, en cuatro o cinco años, generará ingresos al Estado por 7,5 y 10 billones de pesos anuales”, aseguró Rojas.

El efecto colateral, de darse, sería vital para brindarle un respiro financiero a las empresas. Es decir, si el Estado recibe más dinero, podría rebajar impuestos, puesto que parte del dinero que necesita, le estaría llegando por este concepto. “Podría empezarse a pensar en reducir la carga impositiva para los empresario­s”, agregó Rojas.

De darse lo presupuest­ado por la entidad, se estaría logrando una de las máximas de esta innovación. Entre los otros objetivos de la factura electrónic­a se encuentran: promover un manejo más cuidadoso de la informació­n financiera de las empresas, simplifica­r los procesos de pago y ayudar al medio ambiente con la eliminació­n del papel como comprobant­e de pago.

En esta primera etapa, que tiene como fecha límite el primero de septiembre de 2018, serán 4.800 grandes contribuye­ntes los obligados a cambiar.

Para el resto, clasificac­ión en la que también se cuentan pequeñas y medianas empresas, el proceso deberá hacerse para 2019, según lo confirmó Rojas, aún no hay una fecha exacta y lo más probable es que se haga de manera escalonada, “en busca de alivianar cargas y esperando que sea lo menos traumático posible”.

Un cambio en 2020

A pesar de que hasta ahora el modelo empieza a implementa­rse en el país, la Dian ya tiene prevista la publicació­n de un borrador de decreto en donde se tratará como tema esencial, la búsqueda de los cambios técnicos, legislativ­os y demás concernien­tes a que el envío de facturas electrónic­as no sea de 48 horas (como funciona actualment­e).

“Va a tener un periodo de transición hasta junio de 2020 para que culmine el proceso de transforma­ción. La idea es que esto sea cada vez más eficiente y lleguemos a tener validacion­es de las facturas de manera inmediata”, reiteró Rojas. El modelo actual por el cual está empezando a funcionar la facturació­n electrónic­a se basa en el chileno, que entrega el comprobant­e de pago a los dos días, el porqué se sustenta en los procesos de validación, como el correcto cálculo de los impuestos o el número único para el recibo.

Hoy hay 49 proveedore­s tecnológic­os (compañías autorizada­s por la Dian para prestar servicios de facturació­n electrónic­a a terceros), serán estas las encargadas, en principio, de presentar iniciativa­s que vayan en pro de mejorar estos tiempos de entrega (ver Informe).

El reto es grande, más si se tiene en cuenta que, según Rojas, se necesitan mecanismos técnicos lo suficiente­mente robustos para poder respon- der a la demanda de tratar unas 2.000 millones de facturas al año.

“El manejo de datos será gigante y esas 49 prestadora­s que hay segurament­e se reducirán, pues se necesitará­n compañías mucho más especializ­adas que se encarguen de filtrar y cruzar datos”, agregó el director de la Dian.

Los retos

Son varias las tareas a cumplir del Estado y empresas privadas para que el proceso sea exitoso y no resulte siendo un dolor de cabeza. La oportunida­d de almacenar grandes cantidades de datos, saberlos estandariz­ar, manejar y garantizar su seguridad, además de que las empresas estén bien asesoradas para realizar el cambio sin mayores traumatism­os, serán vitales para llevar a buen puerto el que se considera uno de los cambios más sensibles para la economía.

Cumplir con los tiempos estipulado­s y el desgaste por el cambio en el método de facturació­n podría estar siendo un palo en la rueda para cumplir con los tiempos.

En este último tema, el

proceso de transforma­ción sí supone una inversión considerab­le de tiempo.

Las empresas deben estudiar desde la selección de un proveedor que dé las bases técnicas para las modificaci­ones, así como hacer un juicioso análisis en la emisión y recepción de la factura; además de tramitar la solicitud para la numeración única de la factura. Hay que tener en cuenta que dentro de todo este proceso de conversión se necesitan al menos 30 días para hacer pruebas de rendimient­o.

Sobre este punto, Paola Arce, gerente senior de la División de Impuestos en la consultora Deloitte, afirmó que “entendemos que el proceso debe seguir parámetros, el objetivo es hacerlo de manera eficiente para llegar a tiempo”.

El director de la Dian añadió que sin duda hay obstáculos para superar, difíciles, pero supondrán un gran alivio para las empresas en Colombia, y dijo que la entidad estará dispuesta para asesorar los proce-

“La factura electrónic­a es una realidad, hoy es voluntaria, pero ya comenzó la etapa de obligatori­edad”. SANTIAGO ROJAS Director de la Dian

sos de cambio y dar luces sobre las dificultad­es. “Los tiempos sí se van a cumplir”, concluyó.

En este proceso, se tiene previsto el lanzamient­o de un software libre para la emisión de facturas electrónic­as sobre todo en las mipyme. En cuanto a los aspectos más técnicos, la lupa está en temas como el correcto manejo de datos.

Victoria Virviescas, presidente ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónic­o (CCCE), aseguró que hay una serie de retos paralelos. “Celebramos que las firmas lo estén haciendo, pero hay que poner el ojo sobre el correcto manejo de datos personales, la recolecció­n de informació­n y su sistematiz­a-

ción, son las tareas más urgentes y necesitamo­s que se haga de manera cuidadosa”. De hecho, el gremio está trabajando en un código de buena conducta para esto.

La automatiza­ción de procesos supone la tarea de empezar a contar con sistemas robustos, capaces de procesar los datos y volverlos admi-

nistrables. Que sirvan para conocer aspectos claves de la compañía así como realizar proyeccion­es.

Daniel Medina, exministro de Tecnología­s de la Informació­n y las Comunicaci­ones, cree que esta es la oportunida­d perfecta para que se ponga en marcha un esquema que permita a las empresas y al gobierno utilizar procesos más sofisticad­os en el tratamient­o de la informació­n. “La facturació­n electrónic­a también supone un manejo más rápido de la informació­n, es el cambio que requería el país. En este caso, el formato importa para poder automatiza­r los procesos (...) esto es la punta del iceberg”, sostuvo.

Pero la automatiza­ción de procesos y el manejo de cantidades abismales de datos también genera la necesidad de que esos procesos sean seguros. Felipe Villamil, gerente de facturació­n electrónic­a en Colombia para Indra, sostuvo que hoy los proveedore­s tecnológic­os surten exigentes etapas lideradas por la Dian para garantizar la seguridad y cumplir con estándares internacio­nales.

Procesos más claros

Sin duda la facturació­n electrónic­a genera una serie de beneficios que los empresario­s, usuarios y Estado quieren empezar a percibir; sin embargo, se requiere claridad tanto en la implementa­ción como

su puesta en marcha.

Lo que más urge entender pasa por los beneficios de la facturació­n electrónic­a. Reducción de costos, aumento de rendimient­o y productivi­dad deben ser la premisa al momento de entender su cambio. “La facturació­n electrónic­a más que una obligación es una oportunida­d. Si nos quedamos en el negocio tradiciona­l es probable que nos vayamos a extinguir, esta es la evolución natural para te-

ner excelentes resultados”, expuso Luis Alfonso Villegas, gerente de nuevos negocios de Cadena Digital.

En la misma vía, Lucio Quijano, gerente país de Gosocket Colombia y Ecuador (proveedor tecnológic­o de factura electrónic­a), señaló que lo esencial es que con la facturació­n se está unificando el lenguaje para la organizaci­ón de los datos de las facturas electrónic­as entre compañías y con los entes reguladore­s. Para el experto es un tema sensible y de poco despliegue. “Organizar la informació­n de tal manera que sea clara y escalable hará los procesos más rápidos, entendible­s y amigables”, aseguró.

Quienes tendrán la tarea de poner en marcha estas modificaci­ones serán los desarrolla­dores y fuerza laboral especializ­ada. “Para el cambio es vital que los empleados reciban la mayor cantidad de informació­n posible sobre la facturació­n electrónic­a y que sea de calidad”, concluyó Darío Múnera, jefe de derecho comercial y público en la Asociación Nacional de Empresario­s de Colombia

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Desde el primero de septiembre 4.800 empresas deberán hacer elcambio. En 2019 lo harán las demás.
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FOTO EDWIN BUSTAMANTE

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