Seis nuevos rascacielos se planean en Colombia.
Serían seis proyectos los que aparecerán en los próximos tres años. Bogotá, Cartagena y Barranquilla son las sedes.
Existe la teoría de que los rascacielos también pueden ser la fotografía de un poderío económico. Nueva York en su momento basó gran parte de su prestigio en el número de rascacielos con los que contaba. La Torre Trump, las Torres Gemelas, el Empire State, entre otros, marcaron hito en la que se consideró una de las épocas de oro de la ciudad estadounidense.
La tesis es del economista y analista inmobiliario Andrew Lawrence, miembro del banco de inversiones Dresdner Kleinwort, quien afirma que por medio del ‘Índice de Rascacielos’ se pueden relacionar los modos de producción de una nación con el desarrollo de este tipo de planes, gracias a variables como la llegada de inversión extranjera, la eficiencia en construcción y los planes de expansión de las ciudades.
Lawrence también sustenta la teoría en que un pobre control sobre este tipo de edificios puede desembocar en una expansión descontrolada que termina por convertirlos en elefantes blancos.
Colombia, desde hace unos años viene siendo epicentro de esta clase de proyectos. En 2016 Bogotá fue protagonista por la inauguración del que hasta ahora se concibe como el edificio más alto del país: BD Bacatá. A pesar de que el proyecto prometía ser uno de los hitos de la ingeniería y la economía nacional, terminó decepcionando por cuenta de que BD Promotores, empresa encargada del proyecto, se declaró en insolvencia, lo que puso en riesgo la iniciativa, avaluada en unos 500 mil millones de pesos.
“Con lo que pasó en el BD de Bacatá nosotros tenemos la posibilidad de confirmar que lo que se necesita para esta clase de proyectos son actores con mucha experticia en cómo saber negociar estos espacios que mezclan vivienda, oficina y comercio. Lo que uno empieza a ver es que, digamos, los fondos de capital son opciones cada vez más viables para que este tipo de planes no terminen siendo una decepción”, aseguró Carlos Arango, presidente de la Constructora Bolívar.
Cae el reinado del BD Bacatá
Aún así, y con la lección aprendida, el país recibirá al menos otros seis planes de rascacielos entre 2018 y 2021. Bogotá con dos; Barranquilla, dos; y Cartagena con los dos restantes, serán las ciudades en las cuales se lleven a cabo los proyectos.
El reinado al BD Bacatá le durará poco. El edificio de 67 pisos será próximamente superado por la torre sur de Atrio, que se espera esté finalizada el próximo año. Estará ubicada en el centro de la capital del país y será 52 metros más alta que la torre Bacatá (ver Informe).
“Sí, sabemos que todas estas iniciativas lo que demuestran es un desarrollo económico y urbano muy importante. Nuestro proyecto va bien, cumpliendo en tiempos y presupuestos. Lo que buscamos es ser parte de un cambio sensible en el desarrollo natural que experimentan las grandes capitales”, afirmó Rodrigo Rubio, gerente de desarrollo de Arpro, firma encargada de las torres Atrio, iniciativa que vio luz verde en 2015 y tuvo un presupuesto estimado de 250 millones de dólares.
Si es por tamaño, Colombia aún parece estar lejos de lo que ocurre en países como Chile o Panamá. En Santiago, por ejemplo, está el edificio más alto de la región. Una construcción de unos 300 metros y que es epicentro de negocios. Panamá, en el top siete, cuenta con cinco edificaciones, las cuales van desde 284, hasta 246 metros. Aún le- jos de los 216 del BD Bacatá.
“Colombia si bien aún está rezagada con respecto a otros países del continente, cada vez uno se da más cuenta de la voluntad normativa del Estado para impulsar esta clase de iniciativas”, afirmó Luis Aurelio Díaz, gerente general de la constructora Grupo Oikos.
Díaz se refiere a que para el desarrollo urbano de las ciudades, este tipo de proyectos se vuelven atractivos en la medida en que ayudan a la or-
“En los rascacielos convergen comercio, vivienda y empresariado, por eso son planes necesarios”. CARLOS ARANGO Presidente de Constructora Bolívar
“Sirven si cumplen con las normas de infraestructura, que vayan de la mano con los planes de ordenamiento”. MARTÍN ALONSO PÉREZ Presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI)
ganización. Muchas veces, la expansión territorial no da abasto para recibir más comercio o residencias, “construir hacia arriba es una posibilidad”, agregó.
Las restricciones
Sin embargo, en Medellín hay una serie de limitaciones que no permiten la masiva aparición de este tipo de edificaciones. Condicionamientos que están contempladas en el Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad. Sobre el tema, Martín Alon
so Pérez, presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos (SAI), cree que es vital que se aclaren cuáles son las bases necesarias para que este tipo de edificaciones se hagan de manera controlada. “Hay restricciones que en Medellín, por ejemplo, no permiten la ejecución de planes para hacer edificaciones altas en el cono de seguridad del aeropuerto Olaya Herrera”.
El representante de la agremiación añadió que dependiendo del municipio, sí se podrían tener rascacielos. “Pero ojo, que estos deben tener una correcta delimitación comercial, ser estables financieramente y contar con las bases necesarias en ventas”.
Sin embargo, este tipo de restricciones sí pueden suponer un palo en la rueda para el co- rrecto desarrollo urbanístico de una ciudad, o eso cree Díaz, gerente general de Oikos. “Cuando se llevan a cabo estos planes se hacen con las medidas necesarias para garantizar que los Planes de Ordenamiento Territorial no sean trastocados”.
Muchos de estos proyectos prevén el desarrollo estructural de una ciudad, sustentado en la movilidad económica de las regiones.
Es decir, cuando se piensan en espacios donde confluyan comercio, vivienda y oficinas, los rascacielos terminan apareciendo como una alternativa real y sustentable.
Así ha ocurrido con la mayoría de proyectos de esta clase en la región. “Se terminan por transformar en locaciones donde confluye todo lo que necesita una zona para ser económicamente atractiva. Que en un mismo rascacielos se tenga la posibilidad de contar con oficinas, centros comerciales u hoteles es muy importante”, añadió Arango, presidente de la Constructora Bolívar.
El país aún está a la espera de lo que pueda llegar a ocurrir con el rascacielos Entre Calles (ubicado en Bogotá), el proyecto, de completarse, se concebiría como el rascacielos más grande de América Latina.
De cumplirse los planes presupuestados, ese edificio podría estar en funcionamiento para el año 2022. Tendría unos 457 metros de altura, lo que le daría para superar en casi 150 metros a la Gran Torre de Santiago