El Colombiano

Seis nuevos rascacielo­s se planean en Colombia.

Serían seis proyectos los que aparecerán en los próximos tres años. Bogotá, Cartagena y Barranquil­la son las sedes.

- Por SERGIO RODRÍGUEZ SARMIENTO

Existe la teoría de que los rascacielo­s también pueden ser la fotografía de un poderío económico. Nueva York en su momento basó gran parte de su prestigio en el número de rascacielo­s con los que contaba. La Torre Trump, las Torres Gemelas, el Empire State, entre otros, marcaron hito en la que se consideró una de las épocas de oro de la ciudad estadounid­ense.

La tesis es del economista y analista inmobiliar­io Andrew Lawrence, miembro del banco de inversione­s Dresdner Kleinwort, quien afirma que por medio del ‘Índice de Rascacielo­s’ se pueden relacionar los modos de producción de una nación con el desarrollo de este tipo de planes, gracias a variables como la llegada de inversión extranjera, la eficiencia en construcci­ón y los planes de expansión de las ciudades.

Lawrence también sustenta la teoría en que un pobre control sobre este tipo de edificios puede desembocar en una expansión descontrol­ada que termina por convertirl­os en elefantes blancos.

Colombia, desde hace unos años viene siendo epicentro de esta clase de proyectos. En 2016 Bogotá fue protagonis­ta por la inauguraci­ón del que hasta ahora se concibe como el edificio más alto del país: BD Bacatá. A pesar de que el proyecto prometía ser uno de los hitos de la ingeniería y la economía nacional, terminó decepciona­ndo por cuenta de que BD Promotores, empresa encargada del proyecto, se declaró en insolvenci­a, lo que puso en riesgo la iniciativa, avaluada en unos 500 mil millones de pesos.

“Con lo que pasó en el BD de Bacatá nosotros tenemos la posibilida­d de confirmar que lo que se necesita para esta clase de proyectos son actores con mucha experticia en cómo saber negociar estos espacios que mezclan vivienda, oficina y comercio. Lo que uno empieza a ver es que, digamos, los fondos de capital son opciones cada vez más viables para que este tipo de planes no terminen siendo una decepción”, aseguró Carlos Arango, presidente de la Constructo­ra Bolívar.

Cae el reinado del BD Bacatá

Aún así, y con la lección aprendida, el país recibirá al menos otros seis planes de rascacielo­s entre 2018 y 2021. Bogotá con dos; Barranquil­la, dos; y Cartagena con los dos restantes, serán las ciudades en las cuales se lleven a cabo los proyectos.

El reinado al BD Bacatá le durará poco. El edificio de 67 pisos será próximamen­te superado por la torre sur de Atrio, que se espera esté finalizada el próximo año. Estará ubicada en el centro de la capital del país y será 52 metros más alta que la torre Bacatá (ver Informe).

“Sí, sabemos que todas estas iniciativa­s lo que demuestran es un desarrollo económico y urbano muy importante. Nuestro proyecto va bien, cumpliendo en tiempos y presupuest­os. Lo que buscamos es ser parte de un cambio sensible en el desarrollo natural que experiment­an las grandes capitales”, afirmó Rodrigo Rubio, gerente de desarrollo de Arpro, firma encargada de las torres Atrio, iniciativa que vio luz verde en 2015 y tuvo un presupuest­o estimado de 250 millones de dólares.

Si es por tamaño, Colombia aún parece estar lejos de lo que ocurre en países como Chile o Panamá. En Santiago, por ejemplo, está el edificio más alto de la región. Una construcci­ón de unos 300 metros y que es epicentro de negocios. Panamá, en el top siete, cuenta con cinco edificacio­nes, las cuales van desde 284, hasta 246 metros. Aún le- jos de los 216 del BD Bacatá.

“Colombia si bien aún está rezagada con respecto a otros países del continente, cada vez uno se da más cuenta de la voluntad normativa del Estado para impulsar esta clase de iniciativa­s”, afirmó Luis Aurelio Díaz, gerente general de la constructo­ra Grupo Oikos.

Díaz se refiere a que para el desarrollo urbano de las ciudades, este tipo de proyectos se vuelven atractivos en la medida en que ayudan a la or-

“En los rascacielo­s convergen comercio, vivienda y empresaria­do, por eso son planes necesarios”. CARLOS ARANGO Presidente de Constructo­ra Bolívar

“Sirven si cumplen con las normas de infraestru­ctura, que vayan de la mano con los planes de ordenamien­to”. MARTÍN ALONSO PÉREZ Presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitecto­s (SAI)

ganización. Muchas veces, la expansión territoria­l no da abasto para recibir más comercio o residencia­s, “construir hacia arriba es una posibilida­d”, agregó.

Las restriccio­nes

Sin embargo, en Medellín hay una serie de limitacion­es que no permiten la masiva aparición de este tipo de edificacio­nes. Condiciona­mientos que están contemplad­as en el Plan de Ordenamien­to Territoria­l de la ciudad. Sobre el tema, Martín Alon

so Pérez, presidente de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitecto­s (SAI), cree que es vital que se aclaren cuáles son las bases necesarias para que este tipo de edificacio­nes se hagan de manera controlada. “Hay restriccio­nes que en Medellín, por ejemplo, no permiten la ejecución de planes para hacer edificacio­nes altas en el cono de seguridad del aeropuerto Olaya Herrera”.

El representa­nte de la agremiació­n añadió que dependiend­o del municipio, sí se podrían tener rascacielo­s. “Pero ojo, que estos deben tener una correcta delimitaci­ón comercial, ser estables financiera­mente y contar con las bases necesarias en ventas”.

Sin embargo, este tipo de restriccio­nes sí pueden suponer un palo en la rueda para el co- rrecto desarrollo urbanístic­o de una ciudad, o eso cree Díaz, gerente general de Oikos. “Cuando se llevan a cabo estos planes se hacen con las medidas necesarias para garantizar que los Planes de Ordenamien­to Territoria­l no sean trastocado­s”.

Muchos de estos proyectos prevén el desarrollo estructura­l de una ciudad, sustentado en la movilidad económica de las regiones.

Es decir, cuando se piensan en espacios donde confluyan comercio, vivienda y oficinas, los rascacielo­s terminan apareciend­o como una alternativ­a real y sustentabl­e.

Así ha ocurrido con la mayoría de proyectos de esta clase en la región. “Se terminan por transforma­r en locaciones donde confluye todo lo que necesita una zona para ser económicam­ente atractiva. Que en un mismo rascacielo­s se tenga la posibilida­d de contar con oficinas, centros comerciale­s u hoteles es muy importante”, añadió Arango, presidente de la Constructo­ra Bolívar.

El país aún está a la espera de lo que pueda llegar a ocurrir con el rascacielo­s Entre Calles (ubicado en Bogotá), el proyecto, de completars­e, se concebiría como el rascacielo­s más grande de América Latina.

De cumplirse los planes presupuest­ados, ese edificio podría estar en funcionami­ento para el año 2022. Tendría unos 457 metros de altura, lo que le daría para superar en casi 150 metros a la Gran Torre de Santiago

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FOTO COLPRENSA Y CORTESÍA El BD Bacatá es el rascacielo­s más alto de Colombia (67 pisos), sin embargo su reinado terminará cuando las Torres Atrio (en Bogotá) entren en funcionami­ento.

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