El Colombiano

¿Cómo hacer sostenible el sistema de salud?

Según Fedesarrol­lo, en el sector de las EPS hay un déficit patrimonia­l de 5,5 billones de pesos.

- Por ANDREA BALLESTERO­S ALTUVE

Mucho se ha discutido sobre el sistema de salud colombiano, que según expertos ha tenido avances importante­s en la cobertura y acceso a los servicios. Pese a eso todavía hay una interrogan­te en el aire: ¿es sostenible en el tiempo?

La Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrol­lo), a través del documento El sistema de salud colombiano en las próximas décadas: cómo avanzar hacia la sostenibil­idad y la calidad en la atención, a cargo de Ca

talina Gutiérrez Sourdis y Nicolás Gómez Parra, hace un diagnóstic­o sobre los problemas que tiene el sector y cómo se pueden solventar.

Entre 2010 y 2015, el número de procedimie­ntos por persona creció un 37 % y el número de consultas un 35 %. Todo ello resultó en un crecimient­o anual del gasto en el periodo 1996-2014 cercano al 8 % en términos reales, causando que el gasto como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se duplicara con respecto a 1996.

En el 2014, el gasto total en salud (sin incluir el privado) fue de 35,8 billones de pesos que, según Fedesarrol­lo, absorbió el 4,7 % del PIB y fue el segundo rubro más grande del sector público superado solo por el servicio de la deuda.

Los recobros –pagos por tecnología­s o tratamient­os no incluidos en el llamado Plan de Beneficios de Salud (PBS)también han jugado un rol determinan­te en el desembolso: unos 3,7 billones de pesos. De esto, no se pagan a las EPS 0,8 billones, generando déficit en estas entidades y, en consecuenc­ia, crean pasivos en los hospitales por pagos tardíos.

Jaime Arias, presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi), sostuvo que las EPS en los últimos 10 años han tenido fuertes pérdidas debido a los servicios que no están incluidos en el PBS y que son conocidos como los No PBS.

“Las EPS pagan el servicio antes de que la Administra­dora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres), le reintegre lo que ya desembolsi­llaron. Allí es donde radican las pérdidas”, apuntó.

Para el año 2016, las EPS del régimen contributi­vo dejaron de recibir 486 mil millones de pesos. Mientras que las EPS del régimen subsidiado registraro­n utilidades de 17 mil millones. En total hay un déficit patrimonia­l de 5,5 billones de pesos en el sector de las EPS, según Fedesarrol­lo.

Aunque estas no son las únicas organizaci­ones con problemas financiero­s. En el sector de los institutos prestadore­s de salud (IPS), la cartera vencida de los hospitales con agentes del sistema de seguridad social es de 5,6 billones de pesos.

“El Gobierno se ha visto obligado a intervenir con dinero del presupuest­o nacional. En 2010, el 2,1 % de los recursos del sistema de salud proviniero­n del presupuest­o general de la nación, para 2014 el porcentaje fue de 9,4 %”, precisa el documento.

Arias señaló que el sector salud está respondien­do además por los conocidos servicios sociosanit­arios (pañitos húmedos, sillas de ruedas, pañales, entre otros), cuando estos no son de su competenci­a.

¿Cómo afecta la tecnología?

Es lógico que en un escenario en el que las innovacion­es cada día cumplen un papel más importante, el gasto en la tecnología tenga un peso cada vez más relevante en el mundo de la salud.

Cálculos de Fedesarrol­lo muestran que en un escenario de absorción acelerada de tecnología el gasto en aseguramie­nto en salud como porcentaje del PIB alcanzará a ser de 6,2 %. El 44 % de este crecimient­o estará explicado por el cambio técnico, el 38 % por el crecimient­o de la población, el 12 % por el cambio en la estructura demográfic­a (envejecimi­ento) y el 6 % restante por el cambio proyectado en el perfil epidemioló­gico hacia enfermedad­es crónicas.

“Eso genera presiones sobre unos recursos que siempre son escasos en relación con las aspiracion­es de la sociedad”, detalló Augusto Galán

Sarmiento, director del programa Así Vamos en Salud.

Por ello, una de las recomendac­iones de Fedesarrol­lo en este sentido es la aplicación de un sistema de priorizaci­ón que ayude a que las tecnología­s que se cubran con recursos públicos aporten beneficio y valor, evitando así el peor de los desperdici­os en esta materia sin demostrar efectivida­d o reducción de costo-efectivida­d.

Por ejemplo, cuando se invierte en tecnología­s muy costosas, pero de muy bajo beneficio adicional. En este caso se están desperdici­ando recursos que podrían invertirse en bienes o servicios con mayor beneficio.

¿Y la Ley Estatutari­a?

El instrument­o partió en dos la historia de salud en el país en 2015 cuando el presidente

Juan Manuel Santos sancionó la normativa que tiene por objeto garantizar el derecho fundamenta­l a la salud, regularlo y establecer sus mecanismos de protección.

Y aunque para Fedesarrol­lo, la Ley Estatutari­a, es un avance importante en materia de derechos, el arreglo institucio­nal que derivó de esta normativa puede poner presiones adicionale­s sobre los recursos del sector.

Hay que recordar que, con la normativa, que eliminó el Plan Obligatori­o de Salud (POS) y que entró en vigencia dos años después de haber sido sancionada (el 17 de febrero de 2017), los médicos pueden formular de acuerdo a su autonomía lo que consideren pertinente para sus pacientes.

Pues la norma divide las prestacion­es en salud en tres grupos: las incluidas en el PBS y financiada­s con cargo a la Unidad de Pago por Capitación (UPC); aquellas en la lista taxativa de exclusione­s que

no se cubren con recursos públicos y, las demás prestacion­es que no están explícitam­ente excluidas o explícitam­ente incluidas en el PBS y las cuales se cubren con cargo a los recursos del Adres y las entidades territoria­les.

“Adicionalm­ente, la Ley Estatutari­a estableció los criterios que pueden ser usados para definir la lista de exclusione­s. Entre estos no quedó ni el criterio de costo-efectivida­d ni el de impacto presupuest­al”, se lee en el documento de Fedesarrol­lo.

Cómo están otros países

Según cálculos de Arias, por el sistema de salud circulan alrededor de 45 billones de pesos al año. “Colombia gasta 280 dólares por persona al año en el régimen contributi­vo, mientras que Argentina, Brasil, Chile y México gastan 800 dólares”, detalló.

En ese orden de ideas, Arias dijo que en Colombia se están gastando unos 7 puntos del PIB, cuando en realidad se deberían destinar unos 8,5. Es decir, “agregar 12 billones de pesos más para tener un sistema de salud de mayor calidad”.

Pero en términos de esfuerzo fiscal, es decir, comparado con el PIB y en relación con el gasto público total, el desembolso de Colombia no

es bajo. Así pues, tampoco parece razonable aumentar la participac­ión de lo que se invierte en salud a costa de otros sectores que quizás tienen más retornos, como lo son la educación y el saneamient­o básico (ver Radiografí­a).

Las soluciones

Para Galán Sarmiento, evitar el colapso del sistema de salud dependerá de una decisión política que se fundamente en priorizar los recursos que se asignan al sector. “Allí juegan factores técnicos y políticos, siendo estos últimos los más determinan­tes”, agregó.

El presidente de Así Vamos en Salud señaló además que Colombia tiene mal referencia­da la UPC. “Tenemos que calcular adecuadame­nte esa prima, pero eso requiere de una voluntad política del Estado colombiano”, subrayó.

Por su parte, el presidente ejecutivo de Acemi destacó que tener un sistema insostenib­le no significa que colapsará, pero sí que si no se toman las medidas correspond­ientes a tiempo poco a poco se afectará la calidad de los servicios, el acceso a ser atendido y la humanizaci­ón.

Así las cosas, para poder enfrentar el doble reto de sostenibil­idad y calidad el país debe actuar, según Fedesarrol-

lo, en tres frentes: “Incrementa­r el recaudo y la eficiencia del gasto, establecer un arreglo institucio­nal que disminuya la judicializ­ación de la salud y, avanzar en la implementa­ción del Modelo Integral de Atención en Salud (Mias)”

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ILUSTRACIÓ­N ELENA OSPINA

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