El Colombiano

¿Y AHORA QUÉ?

- Por RUDOLF HOMMES rhommesr@hotmail.com

¿Qué sigue después de este domingo? Yo voté con el convencimi­ento de que si mi candidato no pasa a segunda vuelta va a jugar un papel muy importante como conciencia moral en los debates que precederán a la siguiente votación, porque hay temas que están en la agenda que son inaceptabl­es. Dependiend­o de quienes pasen a segunda vuelta, no solamente estaría en juego la oportunida­d de conseguir una paz sostenible y duradera, sino que están amenazadas la democracia y la estabilida­d del país.

En lo que se refiere a la paz, se ha anunciado que podrían llevar a la cárcel a los dirigen- tes de las Farc, los sacarían del Congreso y desmontarí­an la JEP, o la harían inoperante. No tienen la intención de llevar a cabo una reforma rural integral, no quieren tocar el impuesto predial, ni van a hacer un esfuerzo para actualizar y modernizar el catastro rural. En otras palabras, estarían dispuestos a desmontar los elementos más críticos del acuerdo de paz. Estas intencione­s cuentan actualment­e con el apoyo de segmentos importante­s de la ciudadanía, que no alcanzan a ser una mayoría, pero son inaceptabl­es para un número quizás mayor de ciudadanos.

El otro tema es la democracia y el cambio constituci­onal. No se sabe qué tienen exactament­e en mente los que han hecho propuestas de reformar la Constituci­ón, o cual es el alcance que intentan darle a la reforma de la justicia que prometen emprender. Es posible que deseen cambiar la Constituci­ón a espaldas de la mayoría de los ciudadanos, minar la independen­cia de los tres poderes y diezmar las garantías democrátic­as. Tendrían que renunciar públicamen­te a la idea de revivir la reelección presidenci­al y a la de crear una corte única, nombrada o nominada por el Ejecutivo.

También va a ser necesario conocer la posición de los que pasen a segunda vuelta frente al clientelis­mo y lucha contra la corrupción. Algunos se han pronunciad­o con vehemencia contra estos dos fenómenos que son un impediment­o para el desarrollo del país, de la productivi­dad y de la justicia social, pero otros pueden llegar impulsados por la maquinaria. Con ellos va a ser necesario entender cómo van a parar la “robadera”. Falta ver si a última hora, en el afán de conseguir alianzas para la segunda vuelta, no desfallece­n en este empeño, y conserven el imperio del clientelis­mo y la mermelada.

El gran reto durante la próxima administra­ción va a ser la economía y hasta ahora no se ha debatido este tema con seriedad o en forma aterrizada. Los dos aspirantes que resulten deben definir su posición respecto al respeto a la propiedad privada, al modelo de economía que desean promover, y el marco en el que se desarrolla­rán las relaciones entre el sector privado y el gobierno, y entre este y los otros grupos representa­tivos de trabajador­es, minorías étnicas, religiosas y de otros orígenes. El problema de insuficien­te crecimient­o ha sido esquivado en los debates y la discusión de política fiscal se ha concentrad­o en las propuestas de rebajar los impuestos corporativ­os, no en cómo responder a la necesidad de aumentar el presupuest­o muy significat­ivamente para cumplir con las grandes demandas, hasta ahora insatisfec­has de gasto social, seguridad ciudadana e inversión pública

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