¿PARA QUÉ LA SEGUNDA VUELTA?
Existe una relación directa entre los sistemas electorales y los sistemas de partidos. Un sistema electoral mayoritario, unipersonal y a una vuelta, favorece la formación de grandes partidos, pues sólo las agrupaciones políticas con marcada tradición, destacada estabilidad, programas ideológicos serios y estructura filosófica definida, pueden alcanzar y mantenerse en el poder. Este esquema es válido para un modelo de gobierno presidencialista como el nuestro, en el que hay un presidente de elección ciudadana, quien actúa como jefe de Estado, jefe de gobierno y suprema autoridad administrativa; pero también se adecua a un sistema parlamentario como el inglés, cuya cabeza visible es un monarca (jefe de Estado) a quien le corresponde designar como primer ministro (jefe de gobierno y de la administración) al director del partido mayoritario en el parlamento, quien permanecerá en el poder mientras su partido conserve las mayorías.
Con el fin de estimular la intervención de diferentes sectores de la comunidad y ampliar la participación democrática, la reforma constitucional de 1910 consagró, como novedad para Colombia, la elección del Congreso a través de sistemas proporcionales que permitieran la integración del órgano legislativo, no sólo con miembros de los dos partidos mayoritarios, sino de aquellos minoritarios que de acuerdo con las fórmulas de proporcionalidad, obtuvieran algunas curules. No obstante, por tratarse de un sistema presidencialista caracterizado por una indiscutible preeminencia política del presidente, la institucionalización de la pro- porcionalidad para la elección del Congreso, no afectó el tradicional bipartidismo, porque la elección del presidente seguía siendo por votación mayoritaria y a una vuelta.
Con el fin de favorecer la aparición de nuevos partidos y la instauración del pluripartidismo, el constituyente de 1991 introdujo dos importantes modificaciones al sistema electoral: en primer lugar, la elección del presidente de la república a través de un sistema uninominal moderado, pues en realidad no se elige un solo individuo, sino una fórmula integrada por dos personas que pueden pertenecer a distintos partidos o movimientos políticos. En segundo término, se introduce el mecanismo de la segunda vuelta, de manera que si en la primera ninguna de las fórmulas obtiene la mayoría de los votos depositados por los electores, las dos fórmulas con mayor cantidad de votos pasan a una segunda ronda para definir quién alcanza la presidencia.
El sistema de fórmula a dos vueltas permite que representantes de partidos políticos minoritarios puedan hacer parte de una fórmula y además facilita que para la segunda vuelta, las fórmulas ganadoras deban provocar alianzas con quienes no resultaron elegidos, dando oportunidad e importancia política a los pequeños partidos y movimientos políticos.
La gran incógnita consiste en determinar si en realidad en Colombia este sistema ha servido para promover nuevos movimientos o partidos políticos, o sólo ha servido para impulsar expresiones personalistas y caudillistas que de manera temporal buscan ocupar el espacio dejado por los partidos tradicionales, que por su falta de programas y propósitos de integración social, han perdido importancia como medios de expresión política para el ciudadano corriente
La gran incógnita consiste en determinar si en realidad este sistema ha servido para promover nuevos partidos o sólo para impulsar expresiones caudillistas.