¿Exceso de turistas en Medellín?
En 2018 han ingresado más de 253.000 visitantes, lo que representa un logro para unos y una pesadilla para otros.
Algunos barrios de Medellín, especialmente en El Poblado, están perdiendo a muchos de sus residentes locales. Carolina Calle y su familia, que durante 25 años vivieron en un apartamento en el sector Provenza, fueron testigos de cómo sus vecinos del edificio, uno a uno, fueron empacando sus pertenencias y recuerdos, porque la realidad había cambiado y sentían que ya no pertenecían a ese entorno.
Gilberto Cadavid*, quien desde el año 2002 es el portero del edificio, les ayudaba con el trasteo, y dice que salían tristes, porque llevaban toda la vida viviendo ahí. “Nicolás, del 202, quien vivía con su esposa, fue el primero que vendió a un canadiense. A los días, el extranjero arrendó el apartamento a siete asiáticos, cuatro hombres y tres mujeres, ellos se quedaron 15 días y después de eso han venido de todas partes, de EE. UU., de Puerto Rico, Francia…”.
Los residentes de los otros apartamentos pactaron unirse, para no atender las solicitudes de compra, pero el hecho de ver entrar y salir a personas desconocidas, con diferentes acentos y costumbres, los llenó de desconfianza.
Luego otras dos familias también vendieron a extranjeros, quienes rentan a turistas. Quedaban tres contra tres.
Era diciembre de 2017, Carolina y su familia, como de costumbre, salieron a prender velitas en las escaleras del edificio. Pero ya sin la música decembrina, buñuelos con natilla ni las historias de los vecinos; sino con jóvenes turistas sentados en las mismas escaleras, hablando en otro idioma y tomando cerveza.
“Somos personas de edad, tenemos costumbres, hemos consagrado la vida a educar a nuestros hijos y, de repente, llegaron personas a alquilar los apartamentos para un supuesto turismo, en el que no vienen a conocer la ciudad, sino a consumir y buscar mujeres”, afirma Alfonso, el papá de Carolina.
Gildardo, desde la portería, presencia la llegada de algunos turistas pasados de tragos. “Yo me voy al final de la tarde y cuando entro al edificio al otro día, veo que salen más personas, sobre todo mujeres, que seguramente entraron al amanecer”, relata.
Ni Patricia, la administradora del edificio, aguantó. Según ella, la situación ha empeorado en los últimos cuatro años, y aunque el turismo puede generar beneficios para el comercio, “no se está respetando la vivienda familiar, les están violentando los derechos a aquellos quienes han hecho un esfuerzo para comprar vivienda”. Patricia explica que, por eso mismo, son pocos los medellinenses que se quieren trasladar al sector, por lo que se ha desvalorizado en ese sentido. “Entonces les toca venderlos a extranjeros, que pagan más, y por eso nos están invadiendo”, dice.
Las regulaciones
La administradora del edificio en ese entonces, Patricia, explica que el modo de operar del negocio consiste en que llegan extranjeros (en su mayoría norteamericanos) a los edificios residenciales de la zona, compran el apartamento, lo reforman y lo venden a inversionistas internacionales o lo rentan, por alrededor de 2.000 dólares mensuales.
En el Decreto 2590 de 2009, se reglamenta la prestación de servicios de vivienda turística. Allí dice que quienes rentan apartamentos a menos de 30 días se consideran prestadores de servicio turístico, situación que los obliga a sa- car el registro nacional de turismo. “En los reglamentos de propiedad horizontal de los edificios y conjuntos residenciales en donde se encuentre un inmueble o varios destinados a la prestación permanente u ocasional de servicios de vivienda turística, se deberá establecer expresamente la posibilidad de destinarlos para dicho uso”, dice la norma.
El problema está, advierte Patricia, en que “muchos buscaron la forma de brincarse la ley, pues algunos arrendatarios, supuestamente hacen un contrato a un mes, pero en ese mes llegan dos o tres nuevos inquilinos”.
Para ella, esa invasión conlleva a muchos problemas, entre ellos la inseguridad, porque “a cada nuevo huésped le entregan las llaves, algunos dejan las puertas abiertas, entra mucho licor, llegan domicilios e invitados, a un edificio residencial en el cual antes habitaban seis familias”.
Gildardo, para quien el edificio pasó de ser residencial a hotel, cuenta que, en los 16 años que lleva trabajando allí, robaron un apartamento por primera vez el año pasado. “Fue después de Semana Santa. Llegué y vi la puerta entreabierta. Se habían metido los ladrones”.
En ese barrio, según cifras de la Secretaría de Seguridad de Medellín, este año han aumentado los hurtos a apartamentos en un 12,2 por ciento, en comparación con el año anterior.
Voz de los empresarios
Brad Hinkelman, gerente general de una empresaa administradoraa de apartamentos amoblados en Medellín, que tiene más de 100 apartamentos en alquiler en El Poblado, y busca “asistir a extranjeros y locales para que hagan compras e inversiones inteligentes en Colombia”, comenta que tienen una gran variedad de clientes: “empresarios, trabajadores, consultores, desarrolladores de software, estudiantes, jubilados, gente de negocios y personas que vienen por turismo, pero tenemos políticas muy estrictas para todos nuestros inquilinos”.
Tomas Eastman, gerente de ventas de esta compañía, explica que la empresa ofrece un tipo de estadía distinta para los extranjeros, porque no se hospedan en un hotel, sino en apartamento amoblado.
“Buscamos clientes que quieran invertir en Medellín,
emprendedores, que trabajan en inversiones, que hayan encontrado en Medellín un lugar para hacer conexiones humanas y empresariales”.
Eastman detalla que “se hacen filtros de los inquili- nos y compradores”.
Beneficios del turismo
En Medellín, el ingreso de extranjeros, interesados en conocer la ciudad, algunos adultos mayores que buscan un lugar para jubilarse, está en aumento. De acuerdo con la Subsecretaría de Turismo, entre enero y abril de 2018, la cifra de turistas en la ciudad ha aumentado en un 28,12 % frente a igual periodo de 2017.
Según Juliana Cardona, encargada de esta dependencia, “el turismo es una indus-
“Somos una ciudad que ha aprovechado el turismo para mostrarle al mundo lo mejor que tiene Medellín ”. JULIANA CARDONA QUIRÓS Subsecretaria de turismo de Medellín.
tria en crecimiento en Medellín, lo cual no quiere decir que riña con la comunidad, sino que hace parte de las mismas dinámicas naturales del territorio, como ocurre en cualquier urbe del mundo”.
Cardona indica que el turismo aporta a sectores como hotelero, comercial, gastronómico, transporte, negocios y de museos, entre otros, y puntualiza que trabajan por un turismo “transformador, responsable, que aporte a la calidad de vida de los medellinenses”.
Jorge Urrego, periodista y experto en el tema, considera que cuando las ciudades explotan el turismo llegan el posicionamiento y las buenas noticias, pero “en algunos casos y esto no puede desconocerse, se dan situaciones contra la ciudad”.
Ante esto, un experto en turismo, que pide omitir su nombre, revela que uno de estos casos es la parahotelería: no paga impuestos, ni registro nacional de turismo, no tiene procesos de certificación de calidad, ni registros de sus huéspedes, algo que debe ser corregido por las autoridades.
Al no ser un negocio formalizado, los apartamentos pueden ser rentados a precios bajos, por cortos periodos, y se prestan para cualquier tipo de actividades ilícitas, como sucede en los casos aquí denunciados.
“Medellín ha ido perdiendo su vocación de turismo para eventos y convenciones, para apuntarle a un turismo, no especializado, que no genera tanta inversión en la ciudad”, dice el experto. Según David Alejandro Res
trepo, antropólogo y docente de Eafit, Medellín no llegará a un exceso de turismo como ocurre en Venecia, Barcelona o Cancún, “pues las proporciones de ciudad son diferentes”, pero puede que llegue a afectar a ciertos sectores de la ciudad y que comience a aparecer la “turismofobia”, cuando la comunidad no se adapta a los cambios que traen consigo el desarrollo y la globalización