El Colombiano

UNA MEJOR SOLUCIÓN PARA STARBUCKS

- Por PHILLIP ATIBA GOFF redaccion@elcolombia­no.com.co

El 29 de mayo, Starbucks cerró 8.000 de sus tiendas por varias horas para capacitar sobre el prejuicio racial, un paso dramático que pretende cambiar la forma en que los empleados entienden el racismo y sus trabajos. Esto vino en respuesta a una queja nacional el mes pasado cuando un empleado en un Starbucks de Filadelfia llamó a la policía porque dos hombres negros simplement­e estaban sentados en el café.

Esta es una meta valiosa con una larga historia. Bienes públicos y acomodacio­nes públicas por mucho tiempo han sido campos de batalla para nuestros prejuicios. Pero “educarnos a nosotros mismos para comprender el prejuicio” es una solución insuficien­te para la discrimina­ción, lo cual Starbucks ha reconocido correctame­nte a medida que promete hacer más después de la capacitaci­ón. Si creemos que es un error usar a la policía para expresar prejuicio, entonces no podemos simplement­e pedirles a las personas que piensen de manera diferente.

En lugar de capacitaci­ones, Starbucks podría hacer más diferencia ayudando a ciudades a financiar opciones que no incluyen a la policía para las personas preocupada­s por comporta- mientos sospechoso­s.

Entrenamie­ntos sobre el prejuicio como los que realiza Starbucks se basan en la idea de que el racismo vive en el corazón y la mente de una persona, y erradicarl­o es un trabajo interno.

Los psicólogos por mucho tiempo han sabido que el prejuicio es un débil predictor de discrimina­ción. De hecho, las investigac­iones revelan que el 90 % del comportami­ento depende de cómo reaccionam­os a las situacione­s, no de las actitudes. Por lo tanto, la pregunta no es cómo educar a las personas sino cómo remodelar las situacione­s para que el miedo o la aversión hacia los negros no produzca una respuesta armada. Y la forma en que reformamos las situacione­s es con las políticas.

Cuando a las personas negras se les negaron las acomodacio­nes públicas bajo Jim Crow, cuando a los niños negros se les privó de educación igualitari­a, no tratamos de educar a las personas sobre el prejuicio. Fuimos a la corte y creamos leyes. Aprobamos la Ley de Derechos Civiles y organizamo­s litigio que culminó con la decisión de la Corte Suprema en Brown v. Board of Education. Dijimos: “Este comportami­ento no es aceptable”. No dijimos: “Por favor cambie de opinión”.

En 1972 nuestra respuesta nacional a la discrimina­ción de género en la educación no fue una campaña publicitar­ia sobre la aptitud de las mujeres. Aprobamos el Título IX e hicimos que fuera ilegal discrimina­r contra las personas en colegios y universida­des por su sexo.

En 1990, cuando nos unimos en apoyo a las personas con discapacid­ades que enfrentan discrimina­ción sistemátic­a, no comenzamos una campaña de concientiz­ación para persuadir a los arquitecto­s a pensar de manera diferente sobre las personas que usan sillas de ruedas. Aprobamos la Ley de Estadounid­enses con Discapacid­ades.

Tenemos la oportunida­d de hacer esto de nuevo en el ámbito de la policía, para proteger a las personas negras y cafés que enfrentan la amenaza de la violencia policial simplement­e porque otros sienten que no pertenecen donde están.Mientras que Starbucks y el público hacen la labor dura, lenta y personal de purgar los profundame­nte arraigados prejuicios, también tenemos que decidir que vale la pena proteger a las personas que están siendo perjudicad­as

Entrenamie­ntos sobre el prejuicio se basan en la idea de que el racismo vive en el corazón y la mente de una persona, y erradicarl­o es un trabajo interno.

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