El Colombiano

UNIVERSIDA­D GRATUITA

- Por RUDOLF HOMMES rhommesr@hotmail.com

De las ideas que han estado flotando en esta campaña, la universida­d gratis es una de las más serias, especialme­nte si va acompañada por atención a la primera infancia, y la mejoría de la educación primaria, secundaria y educación técnica postsecund­aria. Si algo tiene impacto positivo sobre la distribuci­ón de oportunida­des, de acceso y de ingreso, es nivelar el campo en el que se desarrolla la educación y la formación de capital humano, desde antes de que nazcan los futuros ciudadanos, y perseverar en el propósito de darles a todos los colombiano­s las mismas oportunida­des de educarse y de ca- pacitarse. Esta propuesta, seria y audaz, es singularme­nte atractiva para la ciudadanía de ingreso mediano y bajo, aunque persiste el escepticis­mo sobre su financiami­ento.

El equipo de Petro estima que será necesario destinar cerca de $16 mil millones para cumplir con esta promesa, y que el mayor costo adicional tiene origen en la gratuidad de la educación superior. Los expertos dirán que si esto es así, tendríamos que dedicar los recursos y todo el esfuerzo a atender a la primera infancia y en la educación básica y secundaria. Y probableme­nte lo pueden demostrar los técnicos con evidencia de que por peso invertido, lo que más da es invertir en los niños/ desde el embarazo de las madres, y así sucesivame­nte. Pero, entonces, ¿qué hacemos con esta generación de jóvenes entre los 16 y los 24 años?

Si se quiere dar un gran salto adelante con ellos, arrebatárs­elos al crimen y a la informalid­ad y enmendar uno de los mayores errores de diseño de nuestra sociedad, que es la desigualda­d en el acceso a educación, también es necesario proveer para ellos educación superior y técnica de buena calidad sin descuidar ni reducir inversión en la educación de las cohortes más jóvenes. Es un problema financiero de gran magnitud que posiblemen­te no se solucione con la fórmula que proponen los ase- sores de Petro que involucra una reforma del régimen de pensiones y de la estructura de seguridad social pero que debe resolverse por otros medios.

Una forma de comenzar a hacerlo es utilizando y fortalecie­ndo lo que ya existe. Hay una red de universida­des públicas operando que comprende institucio­nes del orden nacional, generalmen­te de muy buena calidad, contrario a lo que dice Álvaro Uribe sobre los profesores, y universida­des departamen­tales y municipale­s, algunas muy buenas, pero muchas de ellas con problemas financiero­s y organizaci­onales. Desde hace años ha dado vueltas una propuesta en el DNP de orientar la inversión de las regalías principalm­ente hacia educación, ciencia y tecnología (y para vías terciarias). Al parecer hay recursos de regalías suficiente­s para sanear financiera­mente las universida­des públicas y establecer una base sólida de institucio­nes que pueden ofrecer la matrícula gratuita para jóvenes de los estratos bajos, y partir de allí para cumplir con esa promesa. También se puede reformar el currículo del bachillera­to y ofrecer un año más en los colegios para completar el ciclo básico e ingresar a las universida­des o a una carrera técnica en cuarto semestre. No han hecho falta ideas sino voluntad política para poner la educación al alcance de todos

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