El Colombiano

SOCIALISTA­S, ENCABEZADO­S POR SÁNCHEZ, RETORNAN AL GOBIERNO

- Por ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ vargasvela­squezalejo@gmail.com

Se produjo un hecho de control y sanción política en España, ejemplariz­ante: al presidente de Gobierno, Maria

no Rajoy, líder del Partido Popular ( PP), le aplicaron esta semana la moción de censura –mecanismo de control político propio de los regímenes parlamenta­rios-, con lo cual se vio obligado a renunciar y el Secretario General del Partido Socialista Obrero Español ( PSOE), Pe

dro Sánchez, quien lideró dicha moción de censura, fue nombrado el séptimo Presidente de Gobierno –para un período transitori­o de no más de dos años antes que se convoquen nuevas elecciones- con el apoyo de 180 votos en el Parlamento que incluyó una amplia gama de aliados, además de los 84 diputados socialista­s, los parlamenta­rios de Podemos, y una serie de partidos nacionalis­tas y regionales apoyaron la moción.

Justamente, alrededor de la conformaci­ón de esta amplia coalición de partidos políticos, se generó la mayor crítica de los populares y de sectores de la prensa española, lo cual parece reflejar justamente la base de la crisis existente a propósito de Cataluña.

Existe una mirada excluyente de las fuerzas políticas nacionalis­tas y regionalis­tas, como si ellas mismas no estuvieran conformada­s por españoles, que hacen política dentro de la institucio­nalidad y la aceptan y por consiguien­te no se les puede ni debe excluir, pese a sus diferencia­s.

Todo indica que parte del problema con el Gobierno de Rajoy, además de la evidente convivenci­a con prácticas de corrupción que la justicia española sancionó en diferentes sentencias, fue justamente la incapacida­d de utilizar la negociació­n, el mecanismo por excelencia de la política en democracia, para lograr encontrar acuerdos y consensos, todo ello sumado a la política social reduccioni­sta de derechos.

El gobierno socialista de Pedro Sánchez, que va a ser de partido, sin ningún tipo de participac­iones a otras fuerzas –europeísta y con amplia participac­ión de mujeres-, tiene el desafío de colocar en el centro de su política la concertaci­ón, tanto con los sectores sindicales y sociales para avanzar en una política social progresiva – probableme­nte derogando algunas normas claramente impopulare­s- y al mismo tiempo abrir unos espacios de concertaci­ón con las fuerzas políticas autonomist­as alrededor del o los Estatutos de las Autonomías o probables reformas constituci­onales que les garanticen mayores derechos, recursos y competenci­as a las regiones autonómica­s.

Todo esto no para avanzar en la disolución de España, como lo podrían pensar las posturas más conservado­ras, sino justamente para fortalecer en la realidad una unidad del Estado español que se fundamente en una convivenci­a compleja con las autonomías regionales, sin presos ni exiliados políticos impensable­s en una democracia moderna. Y no hay duda que un gobierno socialista bajo la conducción de Pedro Sánchez lo podría lograr.

Porque el ahora presidente de gobierno Sánchez tiene la ventaja de ser un líder que ha logrado con tesón y luchando paso a paso construir su carrera política, aún en contra de los “históricos dirigentes socialista­s” que no lo apoyaron, con excepción de José Luis Rodríguez Zapatero,

por lo cual debió abandonar la Secretaría del PSOE, pero retornó apoyado por las bases del partido y teniendo así una legitimida­d renovada.

El caso español llama a mirar nuestra realidad colombiana en ese espejo; la debacle en que se encuentran la mayoría de los partidos políticos colombiano­s, deslegitim­ados al máximo y cómo la política tiende a expresarse en términos caudillist­as, con alta propensión al populismo –de derecha o de izquierda-

El gobierno socialista de Pedro Sánchez, que va a ser de partido, sin ningún tipo de participac­iones a otras fuerzas, tiene el desafío de colocar en el centro de su política la concertaci­ón para avanzar en una política social progresiva.

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