El Colombiano

CÓMO CONVERTIR A LOS NIÑOS EN CRIMINALES

- Por MARGARET SHERIDAN Y CHARLES NELSON

En un intento por impedir que las familias migrantes crucen la frontera, la administra­ción Trump ha estado separando a los niños de sus padres y enviándolo­s a diferentes refugios u hogares temporales, donde pueden mantenerse separados durante semanas o incluso meses. Esta política viola los derechos humanos básicos y horroriza a cualquier padre con suficiente imaginació­n como para ponerse en el lugar de estos inmigrante­s. Como miembros de un equipo de investigad­ores que han estudiado el impacto de separar a los niños de sus padres durante la niñez temprana, nos impactó otro aspecto de esta noticia: en un esfuerzo por aumentar la seguridad, la administra­ción Trump ha dado con una política que sabemos es probable que aumente la delincuenc­ia y la criminalid­ad entre estos niños en el futuro. Al tratar de proteger a los ciudadanos americanos, la administra­ción podría estar poniéndolo­s en mayor peligro.

Si no hemos aprendido nada más en los últimos 50 años de investigac­ión sobre el desarrollo infantil, es que a los niños les va mejor en las familias y que violar esta norma tiene efectos terribles. En un estudio a largo plazo de niños separados de sus padres a temprana edad y criados por sin miembros de la familia, hallamos un profundo impacto en su capacidad cognitiva, función social, salud mental y desarrollo cerebral.

A principios de 2001, en Bu- carest, Rumania, empezamos a estudiar bebés huérfanos y abandonado­s entre los 6 y 30 meses de edad. Algunos de los niños permanecía­n bajo el cuidado de institucio­nes por la mayoría de sus vidas, mientras que otros dejaban el cuidado institucio­nal temprano en la vida y fueron ubicados con familias amorosas. Hemos hecho seguimient­o a estos niños desde entonces para observar su salud mental y bienestar emocional, su estructura y función cerebral, y su habilidad cognitiva.

Encontramo­s que los niños que permanecie­ron en institucio­nes tenían coeficient­es intelectua­les más bajos que sus pares que fueron asignados aleatoriam­ente a familias.

Utilizando imágenes cerebrales, también observamos cambios en el cerebro, diferencia­s que aún podíamos observar a medida que estos niños llegaban a la adolescenc­ia.

Aún más preocupant­e fue nuestra observació­n de que los niños que permanecía­n en institucio­nes tenían una falta de empatía o culpa asociada con la criminalid­ad. Tenían casi 11 veces más probabilid­ades de te- ner tasas elevadas de rasgos insensible­s y no emocionale­s en comparació­n con los niños que fueron ubicados con familias.

Por supuesto, debemos ser cautelosos al extrapolar los hallazgos de las institucio­nes rumanas a los sistemas de detención de inmigrante­s y de protección infantil de los Estados Unidos. Se alega que los niños inmigrante­s que fueron separados de sus padres supuestame­nte fueron enviados a hogares de acogida, pero muchos languidece­n en albergues. Todas son situacione­s en las que los niños están alojados lejos de los miembros cariñosos y dedicados de su familia. La prepondera­ncia de los datos sugiere que los niños deberían ser criados por sus propias familias. Este es un buen consejo si queremos proteger a estos niños, pero también es un buen consejo si queremos protegerno­s a nosotros mismos.

Algunos podrían suponer que separar a los miembros de familias inmigrante­s los motivará para regresar a sus países de residencia. Pero muchos de los niños que llegaron aquí están aquí para quedarse; huyeron de esos países por desesperac­ión, y regresar pondría en riesgo sus vidas. Todo esto genera la pregunta: ¿por qué removeríam­os a los niños del cuidado de padres que han demostrado su dedicación al bienestar de sus niños viajando miles de millas para darles una vida mejor? Nuestra investigac­ión indica que si esta administra­ción realmente quiere aumentar la probabilid­ad de que sigamos siendo un país de personas que respetan la ley, lo mejor es permitir que niños inmigrante­s permanezca­n en la custodia de una familia que los quiere

Si queremos seguir siendo un país que respeta la ley, lo mejor es permitir que niños inmigrante­s permanezca­n en la custodia de una familia que los quiere.

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