Indecisos y abstención: definitivos en segunda
Ha pasado una semana luego de las elecciones del 27 de mayo y el panorama cambió sustancialmente, como era previsible. Las democracias que aplican a segunda vuelta para la elección presidencial buscan que en la primera tengan expresión todas las fuerzas políticas, para que midan su caudal electoral y que esto les sirva para negociar con las fuerzas o candidatos que resultan victoriosos. En general, las propuestas ubicadas hacia los extremos ideológicos se matizan en segunda vuelta para buscar alianzas y acuerdos programáticos o burocráticos que les permitan ganar. Esto fue evidente cuando por ejemplo, Petro dejó atrás su propuesta de constituyente y reafirmó su compromiso con el Acuerdo. Por el otro lado Duque afirma que no va a desmontar el Acuerdo, pero que hará reformas, e intenta ocultar la influencia de la figura de Uribe, aunque sea precisamente la razón de su votación en primera. Los resultados de La Gran Encuesta toman una fotografía que aún refleja mucho de los resultados electorales, en los que Duque tiene una amplia ventaja, pero no mucho margen para incrementar, mientras que Petro lucha por disputarse la votación de Sergio Fajardo y Humberto De
La Calle. La pregunta es a dónde irán los 4’589.696 votos de Fa
jardo (23.73%), y los 399.180 de De La Calle (2.06%). El voto en blanco que parecería estar ubicado en el centro del debate actual llega a un 14 %, porcentaje muy superior a lo previsto en la primera vuelta, pero, además, a lo obtenido el pasado 27 de mayo: 341.087 (1,8 %). Los días por venir son cruciales y cualquier acontecimiento vinculado o no la campaña puede influir en los resultados. La fuerza de la coalición alrededor del Centro Democrático se ha consolidado y tiene poco margen de ganancia entre indecisos y abstencionistas, y es allí donde está la esperanza de la Colombia Humana.