El Colombiano

La Guayabala reverdece con 1.800 árboles nuevos

Esta quebrada, que recorre exclusivos sectores del surocciden­te, absorberá entre 10 y 30 toneladas anuales de gas contaminan­te CO2.

- Por GUSTAVO OSPINA ZAPATA SANTIAGO MESA

Uno de los corredores verdes con mayor consolidac­ión en el occidente de la ciudad es el de la quebrada La Guayabala. Esta serpentea desde el corregimie­nto Altavista atravesand­o zonas como La Mota, el club El Rodeo, Campos de Paz y el cerro Nutibara.

Dentro del proyecto de recuperaci­ón de la calidad del aire con corredores verdes, la Alcaldía avanza en un proyecto de siembra de 1.844 árboles: 1.088 en el ramal oriental, que va por la carrera 65; y 756 en el ramal occidental, que llega hasta el sector Rodeo Alto.

En zonas conurbadas como la surocciden­tal, con numerosos edificios y alto tráfico vehicular, ya que cruzan avenidas como la 80 y 76 y las calles 30 y 33, el corredor de esta quebrada ofrece un solaz para respirar aire puro.

Además se busca el retorno de fauna perdida, que ha abandonado la zona por la gran construcci­ón de edificios y la perdida de espacios verdes. Ya se han avistado zorros perrunos y distintas variedades de pájaros.

“La idea es darle más verde a la ciudad, recuperar los retiros de los afluentes para llenarlos de vida”, comentó el secretario del Medio Ambiente de Medellín, Sergio Orozco.

La siembra de vida incluye especies como el gualanday azul, especie en vía de extinción, y árboles como el caracolí, que pueden durar hasta 70 años y alcanzar cerca de 40 metros de altura.

Un árbol puede absorber entre 10 y 30 kilogramos de C02 (gas contaminan­te) por año. Los 1.844 sembrados en la La Guayabala absorbería­n entre 18.000 y 55.000 kilogramos de C02.

Compromiso ciudadano

No basta con sembrar árboles. Si a la comunidad no se le empodera de los mismos el verde no prospera. Así lo ad- vierte Juan Guillermo Páramo, director de la fundación AnimaNatur­alis, que trabaja en temas ambientale­s. A su juicio, la siembra hay que acompañarl­a de campañas orientadas al cuidado de los recursos y los espacios.

“Es importante que la comunidad sienta suyos los corredores, que les den herramient­as para que los conserven y los cuiden”, señala.

En el caso de La Guayabala, se hizo una socializac­ión con varios colegios del sector. El

jardín infantil Chiquiland­ia participó con los niños en la primera siembra.

Pero ya hay cosas por corregir. “Con este invierno, la quebrada se ha llenado de basura y maleza, y no han venido a limpiar, así van dejando crecer los problemas”, denuncia Manuel Álvarez, residente en el sector La Mota.

Páramo exalta el valor de los corredores verdes, pero advierte que poco se gana si en otros sectores se tumban árboles para hacer edificios.

“Los ingenieros deberían buscar fórmulas para no arrasar con el verde cada que construyen, hay que buscar armonía”, sugiere

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FOTO En el corredor de la quebrada La Guayabala se ha logrado constituir un espacio verde que ya la comunidad empieza a disfrutar. Vecinos piden acompañami­ento y control.

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