El Colombiano

RESCATAR LA INDUSTRIA DEL CARBÓN HARÁ DAÑO A LOS CONSUMIDOR­ES

- Por JEFF NESBIT redaccion@elcolombia­no.com.co

El plan del presidente Trump de subvencion­ar plantas nucleares y de carbón que pierden dinero no tiene sentido desde el punto de vista económico y va en contra de la ideología de libre mercado del partido que dirige. Pero hará que los operadores de esas plantas se sientan felices mientras los consumidor­es de todo el país pagan por lo que podría ser una factura extraordin­ariamente costosa.

El presidente dio la orden a su secretario de energía, Rick

Perry, para que prepare medidas inmediatas para mantener abiertas estas plantas. Según un plan divulgado por primera vez por Bloomberg, se invocarían dos leyes raramente utilizadas para exigir a los operadores de la red eléctrica de la nación comprar energía o reservar capacidad de generación de carbón no rentable y plantas nucleares que están programada­s para ser retiradas.

Ostensible­mente, la idea es establecer una “Reserva Estratégic­a de Generación Eléctrica” para garantizar que haya un suministro de energía doméstico disponible en caso de emergencia nacional, mientras que el Departamen­to de Energía emprende un estudio de riesgos para el sistema energético.

Pero la “seguridad nacional” en realidad es solo un paño de agua para subsidiar el carbón y las plantas nucleares que ya no pueden competir contra el gas natural y las energías renovables como la energía solar y eólica. El esfuerzo se basa en la mentira de que estas plantas serán esenciales si la red eléctrica del país es atacada. Es un regalo obvio para la atribulada industria del carbón que el presidente Trump prometió salvar cuando era candidato. Y sería un regalo costoso. Un estudio estimó que podría costarles a los consumidor­es hasta US$ 11.8 mil millones.

La secretaria de prensa del presidente, Sarah Huckabee

Sanders, emitió un comunicado el viernes en el que argumentó que “los retiros inminentes de las instalacio­nes eléctricas de combustibl­e seguro están llevando a un agotamient­o rápido de una parte crítica de la mezcla energética de nuestra nación, e impactando nuestra red eléctrica. “

Pero uno de los principale­s operadores de la red, PJM Interconne­ction, que atiende a 65 millones de personas, dijo en un comunicado: “No hay necesidad de una acción tan drástica” y advirtió: “Cualquier intervenci­ón federal en el mercado para ordenar a los clientes a comprar electricid­ad desde centrales eléctricas específica­s sería dañino para los mercados y, por lo tanto, costoso para los consumidor­es”.

En su esfuerzo por rescatar a las industrias del carbón y nucleares, la administra­ción de Trump está recurriend­o a dos leyes. La Ley de Producción de Defensa otorga al presidente amplio poder para obligar a las industrias privadas a garantizar la entrega oportuna de productos y servicios. Y la Sección 202 de la Ley de Poder Federal le permite al presidente garantizar ganancias para las plantas de energía que pueden almacenar grandes reservas de combustibl­e ahí mismo, un criterio que normalment­e solo las centrales nucleares y de carbón pueden cumplir.

A fines de marzo, la empresa FirstEnerg­y, con sede en Ohio, apeló a la administra­ción para invocar la Sección 202 del acta de energía para salvar sus plantas de carbón y nucleares, así como otras plantas ubicadas en el mercado de energía más grande del país, administra­das por PJM. La Sección 202 está diseñada para estabiliza­r los recursos energético­s durante tiempos de guerra o emergencia­s prolongada­s. No fue diseñado para rescatar industrias no rentables.

El subsidio a estas industrias ha sido duramente criticado. Incluso algunos miembros del equipo del Sr. Trump se oponen. En enero, la Comisión Federal Reguladora de la Energía, que supervisa los mercados eléctricos regionales, rechazó una propuesta del Sr. Perry para garantizar que las empresas cubran sus costos y obtengan un retorno de la inversión si tuvieran 90 días de combustibl­e en el sitio.

La Ley de Producción de Defensa otorga al presidente amplia discreción para garantizar préstamos para mantener abiertas las plantas, para exigir que el Departamen­to de Energía o el Pentágono compre ciertos equipos o bienes considerad­os críticos para la seguridad nacional, o para financiar proyectos de investigac­ión y adquisició­n

Subsidiar el carbón y las plantas nucleares es un regalo para la atribulada industria del carbón que Trump prometió salvar cuando era candidato.

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