El Colombiano

LECHE, SIN RUMBO CLARO

- Por JUAN JOSÉ PERFETTI DEL CORRAL jjperfetti­2@gmail.com

En una entrevista para EL COLOMBIANO, el presidente de Alpina, Ernesto Fajardo, se refirió a dos asuntos que ponen de presente las contradicc­iones que se viven en la cadena de la indus- tria de la leche en Colombia y que evidencian la falta de claridad sobre el rumbo que debe seguir este importante subsector.

Cuando al presidente de Alpina se le pregunta sobre los retos que el clima ha representa­do para la actividad lechera, responde que durante “los últimos 18 meses el sector ha sido impactado por un invierno prolongado, lo que tiende a generar un alto inventario de leche”.

A renglón seguido, señala que “dado que el precio está regulado, se hace muy difícil la exportació­n, porque muchas veces está por encima del precio internacio­nal. Esto puede representa­r entre 10 y 15 por ciento más de inventario­s”. Para encontrarl­e una salida a esta situación, se indica que “se viene trabajando con el Gobierno”.

A estas palabras habría que añadir que alrededor de la metodologí­a de determinac­ión del precio interno (establecid­a en una larga y engorrosa resolución oficial) se concentran las tensiones y los desencuent­ros entre los diferentes actores de la cadena de la leche en Colombia, al tiempo que se evidencia la falta de una visión compartida entre dichos actores y de una ruta de desarrollo del sector.

Frente a la pregunta sobre la posición que los industrial­es de la leche tienen sobre el TLC con Nueva Zelanda, responde que “a través de Asoleche [que es el gremio de la industria de transforma­ción de la leche] hemos dejado claro que Nueva Zelanda es uno de los países más competitiv­os en el sector y para nosotros es una amenaza sobre la producción nacional”.

En una visión exportador­a de leche, asunto que en diversas ocasiones se ha discutido y documentad­o con base en el potencial lechero de Colombia, lo que debe prevalecer es la capacidad altamente pro- ductiva y competitiv­a de la cadena. Es, en estas condicione­s, como se puede enfrentar la competenci­a de Nueva Zelanda en un eventual TLC.

No sobra resaltar que el lugar que hoy ocupa esta nación en el mercado mundial de la leche se consiguió, no a punta de subsidios y apoyos gubernamen­tales que en décadas pasadas sí ostentaban los líderes mundiales como Estados Unidos y Europa, sino abrien- do su sector agropecuar­io a la competenci­a internacio­nal y dirigiendo los esfuerzos de la política pública sectorial a hacer del sector lechero una actividad altamente productiva y competitiv­a.

Un asunto adicional de dicha decisión, que data de los años ochenta del siglo pasado, es que la misma fue liderada por los propios gremios ganaderos de Nueva Zelanda y secundada por el gobierno de esa época.

El sector lechero colombiano, por el contrario, ha seguido, a pesar de su potencial productivo, una ruta caracteriz­ada por: la alta protección y la intervenci­ón, el mercado bastante cerrado, la actividad poco productiva (y competitiv­a), los altos precios al consumidor y las muy limitadas exportacio­nes de bienes transforma­dos. Mientras las cosas se mantengan así, estamos condenados a llorar sobre la “leche derramada”

Para enfrentar la competenci­a de Nueva Zelanda lo que debe prevalecer es la capacidad altamente productiva y competitiv­a de la cadena lechera.

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