Casas de ayuda de Cúcuta ahora reciben venezolanos: Obispo.
Víctor Manuel Ochoa, obispo de esa ciudad, contó el drama de las familias del país vecino al llegar a la casa de ayuda que regenta la iglesia.
Es situación en la frontera colombovenezolana se inició el 15 de agosto de 2015, con la deportación masiva de 32.000 colombianos por parte del gobierno de Nicolás Maduro. Dos días después, la diócesis de la capital del departamento Norte de Santander, Cúcuta, empezó a brindar ayuda a quienes más la necesitaban.
Desde entonces la obra ha sido ardua, sin descanso y nada fácil, comentó el Obispo de Cúcuta, Víctor Manuel Ochoa Cadavid, en entrevista con EL COLOMBIANO, al cumplirse un año de labores ininterrumpidas en la casa “La Divina Providencia”, regentada por la iglesia católica.
¿Cómo ha sido la atención que ustedes han prestado a los venezolanos en los últimos meses en la frontera?
La Diócesis de Cúcuta, desde el 17 de agosto de 2015, ayuda a los colombianos e hijos de colombianos que nacidos en Venezuela que llegaron con la deportación de más 32.000 ciudadanos. Pero desde el 2017, viendo la situación y los grandes problemas que enfrenta el pueblo venezolano, abrimos la casa de paso “La Divina Providencia” en el municipio Villa del Rosario y simultáneamente se abrieron otras ocho casas en Cúcuta, donde se brindan 8.000 raciones de alimentos calientes cada día a los venezolanos que cruzan la frontera. También repartimos alimentos secos, pero menos. Siempre tratamos de dar alimentos y medicinas al mayor número de personas.
¿A cuántos venezolanos alimentaron en el último año?
A un año de abierta la principal casa de paso, cercana al puente internacional Simón Bolívar, se han repartido unas 500.000 raciones de comida preparadas. Aquí llegan personas con cáncer, diabetes y otras enfermedades y nosotros tratamos de subvenir y ayudar. Tenemos casos muy graves de gente con enfermedades terminales, destructivas que necesitan de trasplantes y hemos procurado solucionar su problema. Partimos de un principio: no dejar ir a nadie sin poder ayudar. No dejar de ir a los niños sin comer… ningún niño que se presente se puede ir sin co- mer. Igualmente ninguna mujer embarazada que se presente, puede irse sin una bolsita de comida. Cuando se terminan las raciones preparadas, empezamos a dar arroz con huevo y plátano o papa. También ofrecemos pasta con atún. Algo sencillo y simple pero la idea es atender a todos los que lo necesiten
¿Cuál es la dificultad más grande frente a la negativa del gobierno venezolano de abrir un canal humanitario?
No me expreso sobre situaciones de otro país, soy un eclesiástico y no me lo permito. Mi misión es servir en la caridad a los hermanos. Pero si debo decir que tenemos grandes dificultades, yo particularmente no voy a explicar las razones de ellos ( gobierno de Venezuela) a negarse al canal humanitario. Simplemente le digo que tengo una crisis humanitaria y un drama humano frente a mis ojos. Estoy seguro que si repartiera 10.000 comidas diarias las podría distribuir perfectamente porque tengo niños que vienen solamente a comer a Cúcuta, procedentes de municipios fronterizos venezolanos como Rubio que queda a más de dos horas de distancia. Otros vienen desde la zona de montaña venezolana, de La Grita, que está a cinco horas de la frontera. Hay familias enteras que vienen desde el estado Barinas o de la Caracas, buscando algo para llevar a sus casas y ninguno se ha ido con los brazos vacíos. Es un milagro de Dios que nos permite ayudar a tanto necesitado.
La diócesis de Táchira dice que ustedes trabajan en conjunto, ¿cómo lo hacen?
No lo llamamos canal humanitario, lo hemos llamado vida de caridad de la iglesia, fraternidad de iglesia porque cuando hay hermanos de otra iglesia sufriendo, yo los tengo que ayudar. Es lo que se ha hecho desde el principio. Ayudar a las personas que vienen a Cúcuta a través del paso que está abierto y le hacemos llegar alimentos hasta allá (Venezuela).
Los venezolanos cruzan la frontera en busca de salud, ¿también la iglesia los socorre en este aspecto?
Hemos repartido toneladas de
“Mi misión es servir en la caridad a los hermanos de Venezuela, pero debo decir que tenemos grandes dificultades” VICTOR MANUEL OCHOA Obispo de Cúcuta “Para Venezuela envío un mensaje de esperanza: hay que confiar en que enfrentarán caminos de libertad, dialogo y democracia” VICTOR MANUEL OCHOA Obispo de Cúcuta
medicinas en Cúcuta porque no puedo entrar medicinas a Venezuela. En el último mes se repartió una tonelada de medicinas para los venezolanos que cruzan la frontera solicitando la ayuda.
Los enfermos crónicos de los estados fronterizos han implorado a la iglesia católica que interceda por ellos ¿han hecho algo?
Sí lo hemos adelantado, hemos ayudado a muchísima gente pero es un drama con el que no somos capaces. De verdad, no somos capaces. Te comento no más el drama de una mujer venezolana con cáncer de seno que llegó a pedir ayuda a Cúcuta y hay que comprarle los medicamentos faxzol y displatino…ya se me los nombres de memoria. Debo conseguirle 11 dosis de cada medicina y el tratamiento cuesta 4.000.000 de pesos. Puedo ayudarle a una, 10 u 11 dosis pero no a 50, 100 o 200, que se requiere. Es muy complejo pero tratamos de ayudar. El hospital Erasmo Meoz de Cúcuta, no ha dejado ir a nadie sin prestar ayuda y una colaboración técnica en materia de salud y medicamentos. Así mismo la Universidad Francisco de Paula Santander nos apoya con dos médicos que constantemente están en la casa de paso dando asistencia gratuita y medicinas a los hermanos venezolanos.
¿De dónde provienen los recursos para la ayudar a tantos venezolanos?
La ayuda proviene de los fieles de Cúcuta, de la caridad. De la iglesia diocesana de Cúcuta. En el tema de alimentos tenemos dos ayudas puntuales, Caritas Internacional y la obra episcopal Adveniat de Alemania, la Conferencia Episcopal de Chile, el Secretariado para Las Américas de estados Unidos y algo del Programa Mundial de Alimentos, con sumas bien puntuales. Tenemos una cuenta bancaria abierta en la que muchas personas nos depositan pequeñas cantidades que manejamos con responsabilidad y claridad
“Si algo he aprendido en este tiempo es a reconocer en los venezolanos la gratitud, el trabajo y dedicación. Eso veo cuando llegan”. VICTOR MANUEL OCHOA Obispo de Cúcuta