UN PASE PARA MATAR AVES MIGRATORIAS
Hace cien años, el Congreso aprobó una de las leyes conservacionistas más antiguas y consecuentes, la Ley del Tratado de Aves Migratorias de 1918. Su lenguaje era, y sigue siendo, claro y directo: a menos que un individuo tenga un permiso de caza válido, “será ilegal” en cualquier momento, por cualquier medio, o de cualquier manera “cazar, capturar, [o] matar” aves migratorias. Es decir, hasta ahora. Las líneas eléctricas, torres de comunicación, turbinas de viento, derrames de petróleo y aplicaciones de veneno y pesticidas matan a decenas de millones de aves al año, según el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. Muchos están protegidos por el acta, y sus muertes, aunque involuntarias, podrían considerarse violaciones. Los responsables pueden ser estrictamente responsables, lo que significa que son culpables, incluso si las muertes no fueron intencionadas. El objetivo de esta norma es alentar a las empresas a encontrar formas de minimizar las amenazas a las más de 1.000 especies de aves protegidas por la ley, y las relativamente pocas acciones de aplicación se han limitado a las violaciones más atroces.
Sin embargo ahora, como parte de la campaña de la administración Trump para eliminar “cargas” regulatorias “innecesarias” sobre la industria de la energía, el Departamento del Interior ha avanzado una interpretación alternativa de la ley que absuelve a las empresas de actividades previsibles y prevenibles que matan pájaros. Las designaciones po- líticas del departamento argumentan que la ley solo genera sanciones cuando individuos o compañías están tratando de matar aves migratorias.
Las implicaciones de la nueva postura del Departamento del Interior sobre las matanzas de pájaros son molestas, porque dueños de edificios, empresas de petróleo y energía eólica y otras ya no tendrán incentivo legal para reducir o eliminar las muertes de pájaros causadas por sus operaciones.
Si esta postura se mantiene, compañías como Exxon o BP ya no tendrán ninguna responsabilidad por las muertes de aves causadas por derrames de petróleo como los miles que ocurrieron en los desastres de Exxon Valdez y Deepwater Horizon. Tampoco, como está sucediendo ahora en Dakota del Sur, un operador de control de plagas debe prestar atención al hecho de que el envenenamiento de los perros de la pradera también matará a las lechuzas madrigueras, aves migratorias que también ocupan inconvenientemente las madrigueras de perros de las praderas.
La administración Trump tuvo que trabajar duro para lograr una reinterpretación tan radical de la Ley del Tratado de Aves Migratorias. La opinión legal se toma más de 40 páginas para torcer el claro lenguaje de la ley que hace ilegal las matanzas de pájaros que resultan de “cualquier medio” y que ocurren “en cualquier momento o de cualquier forma” hacia un nuevo estándar planeado que sólo castiga matanzas de pájaros cuando el “actor [está] involucrado en una actividad cuyo objeto era someter a un animal al control humano”.
Nos hemos unido a un grupo de personas expertas designadas por el Departamento del Interior de ambos partidos, así como a profesionales de la conservación que han trabajado en el departamento durante el último medio siglo, para instar al Secretario Ryan Zinke a suspender esta opinión equivocada. La Sociedad Nacional Audubon y otras organizaciones de conservación se unieron recientemente a la pelea mediante la presentación de dos demandas para anular la acción del Departamento del Interior.
Aunque algunas cortes no han estado de acuerdo sobre si las muertes de pájaros conocidas como “cuota incidental” - muertes que son el resultado, mas no el propósito de una actividad - son prohibidas por la ley, el gobierno federal, bajo ambos partidos, por mucho tiempo ha considerado matanzas previstas y prevenibles como violaciones del acto, intencionales o no.
Rechazar las protecciones básicas en la Ley del Tratado de Aves Migratorias y eliminar los incentivos para que las compañías trabajen en cooperación con el gobierno y socios sin fines de lucro para proteger a las aves de nuestro país de daños, hace un daño profundo. Las magníficas aves de nuestra nación merecen algo mejor
Hace cien años, el Congreso aprobó una de las leyes conservacionistas más antiguas y consecuentes, la Ley del Tratado de Aves Migratorias de 1918.