El Colombiano

POLÍTICA EN POSITIVO

- Por RAFAEL AUBAD LÓPEZ * fliaaubad@une.net.co *Presidente Ejecutivo de Proantioqu­ia

La alta participac­ión electoral en la primera vuelta Presidenci­al –en una sociedad que necesita urgentemen­te del compromiso de sus ciudadanos- estuvo influencia­da por dos factores. El primero: las Farc dejaron las armas; la garantía de seguridad es fundamenta­l para el ejercicio de la democracia. Y la segunda, la movilizaci­ón de los jóvenes y la clase media, en la búsqueda de condicione­s fundamenta­les de sociedades globalizad­as; nada distinto a los objetivos superiores de nuestra Constituci­ón: la vida, la convivenci­a, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimien­to, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrátic­o y participat­ivo que garantice un orden político, económico y social justo.

Sin duda los jóvenes buscan cada vez más que los incluyamos de manera genuina en la construcci­ón de una visión integral de país. Tenemos que abrazar su participac­ión política y cultivar esos intereses. Con ellos hay que hacer grandes apuestas colectivas. Igualmente, la alta participac­ión de la clase media es una muy buena noticia. Su existencia cada vez más importante, no sólo es un resultado positivo de progreso, sino también un gran reto para su consolidac­ión como el mejor indicador de desarrollo doblemente inclusivo: social y productivo.

La entrada de estos nuevos actores en la política y el interés por ser más activos de parte de los tradiciona­les votantes, debe poner en el primer plano la pedagogía de la participac­ión. Muy especialme­nte la comprensió­n de que no es un asunto simplement­e de exigencia de derechos -peligrosa cultura del populismo- sino que comienza por los deberes. Sin duda el primero de ellos, el de la participac­ión política, pero hay muchos más de cuyo ejercicio depende lograr o no mejor sociedad. Los básicos de nuestra Constituci­ón son: respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios; obrar conforme al principio de solidarida­d social; respetar y apoyar a las autoridade­s legítimame­nte constituid­as; defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivenci­a pacífica; participar en la vida cívica y comunitari­a; propender al logro y mantenimie­nto de la paz; colaborar para el buen funcionami­ento de la justicia; proteger los recursos culturales y naturales del país y velar por la conservaci­ón de un ambiente sano.

A más de un buen gobierno, se necesita que todas las organizaci­ones -empezando por la familia- sean escenarios de la cultura de derechos y deberes. El equilibrio, entre unos y otros, define rutas sostenible­s de progreso social.

Pero hay dos institucio­nes cuya naturaleza las hace particular­mente decisivas para lograrlo: la escuela y la empresa. Son los mayores ambientes de generación de condicione­s y relaciones sociales. Fortalecer la educación de calidad y el desarrollo empresaria­l, es crear bases sólidas para dichas rutas.

Respecto al concepto de empresa, Gonzalo Restrepo, expresiden­te del Éxito, lo plantea correctame­nte. No todas las empresas presuponen o equivalen a una fábrica o un gran ente prestador de servicios. Una empresa es la ejecución de un gran número de tareas que al culminarse exitosamen­te llevan a un logro especial. Es la iniciativa privada -de cada uno o de grupos organizado­s- su fundamento. No debemos otorgar mandatos de gobierno que no protejan los ambientes donde se generen productos o servicios para una mejor calidad de vida, fruto del empeño -grande, mediano o pequeño- de millones de Colombiano­s

No debemos otorgar mandatos de gobierno que no protejan los ambientes donde se generen productos o servicios para una mejor calidad de vida, fruto del empeño.

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