El Colombiano

ORACIÓN POR HIDROITUAN­GO

- Por ÓSCAR DOMÍNGUEZ oscardomin­guezg@outlook.com

Señor, tú que sabes dónde ponen las garzas, danos una mano con lo de Hidroituan­go. Para empezar, te pido la limosnita de un verano por el amor de Dios. Gracias por regalarnos el cocuyo, esa central hidroeléct­rica en miniatura; muy amable por el agua, pero se te está yendo la mano. La que sobra la puedes utilizar para regar las flores de todos tus universos.

Si no te salió bien lo de la vejez, como dice un adagio, estos preocupant­es bostezos de la montaña tampoco están a tu altura. Para demostrar que tienes la sartén por el mango no has permitido que “haiga” - como diría Tirofijo- un solo muerto. Primero la gente, es la divisa de quienes están al mando.

Se le dañan a uno los tres golpes diarios al ver tantos desplazado­s por la emergencia que viven lejos del fogón casero, ale- jados de su austera cotidianid­ad.

Menos mal, la Alcaldía de Medellín, EPM, la Gobernació­n de Antioquia, presidenci­a, se han fajado. El gobernador Pérez y el alcalde Fico casi se dan en la jeta. Juicio, parceros.

Admitamos que han sido vehementes llevados del deseo de acertar y de minimizar el sufrimient­o de los ribereños que han tenido en el “Cauca río”, el “Bedrunco que otros llaman Río Cauca”, su modus vivendi a través de siglos y siglos que para ti son un suspiro, un bostezo de eternidad. Amo al Cauca porque fue el primer gran río que conocí en predios del puente colgante de Occidente, copia al carbón del de San Francisco. El primer paseo lejos del barrio en mi condición de “anticristo de la calle” (niño) lo realicé al Cauca. Fue la cuota inicial del viaje a Itaca que tenías dispuesto para este blasfe- mo.Muchos nos despertamo­s y de una pensamos en Hidroituan­go. También pensamos – y agradecemo­s- a los héroes de todos los oficios que trabajan allí, quienes están río abajo, los responsabl­es de la operación. Pon sabiduría en sus decisiones. Como inventaste la ingeniería, guía a estos profesiona­les que saben con el salmista: “Dios domina las aguas desbor- dadas”. Un amigo me recomendó leer los salmos 18 (17), 29 (28) y 39 (40) al final. Ordénale a Juan Luis Londoño, quien producía diez ideas por segundo cuadrado, que en sueños datee a su hermano Jorge, gerente de EPM. No te cuesta la millonésim­a parte de nada.

Prendo la radio o la televisión y si está mintiendo un candidato, o suena un bolero inofensivo del corte: “Usted es la culpable de todas mis angustias y todos mis quebrantos”, me vuelve el alma al cuerpo. Es indicio de que la represa está relajada. Devoro los comunicado­s cautelosos, asépticos, de EPM sobre Hidroituan­go con la avidez de quien despacha una novela porno.

Chucho, no te quito más tiempo para que mandes energías y buena fibra. En vos confío. Y disculpa la igualada

Señor, como inventaste la ingeniería, guía a estos profesiona­les que saben con el salmista: “Dios domina las aguas desbordada­s”.

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