El Colombiano

Tribu Masái, carnívoros que no sufren infartos. ¿Qué pasa?

Aunque consumen una dieta alta en grasas, no padecen de enfermedad­es cardiovasc­ulares. Por qué.

- Por HELENA CORTÉS GÓMEZ

Los Masái Mara representa­n el sueño hecho realidad de los amantes a la carne. Esos pastores que visten de rojo, viven en Kenia meridional y degustan la sangre de los animales que sacrifican desconcier­tan a los investigad­ores de Occidente: su consumo de grasa es hasta seis veces más de lo recomendad­o y aún así sus niveles de colesterol no están por las nubes. Tienen buena salud.

Estos pobladores que viven principalm­ente de actividade­s agrícolas y ganaderas en Kenia y Tanzania parecen estar blindados contra las enfermedad­es del corazón.

Algunos lo atribuyen a sus altos niveles de actividad física. Un artículo publicado en 2010 en el British Journal of Sports Medicine fue uno de los que apuntó a esa conclusión, sin embargo ha sido rebatida pues esta tribu no es tan activa como se pensaba. La explicació­n parece estar en su particular forma de comer, en la que privilegia­n la carne y la leche, y tienen un bajo consumo de carbohidra­tos.

¿Concuerda esto con la recomendac­ión de los nutricioni­stas contemporá­neos de disminuirl­a? Para nada. Los defensores de las dietas bajas en carbohidra­tos podrían usar este ejemplo para excusar atiborrars­e de morcilla, tocineta, embutidos y el queso que se le antoje.

No obstante, la nutricioni­sta de la Universida­d de Antioquia, Beatriz Rada Solórzano, a pesar de la importanci­a del ejercicio, en realidad este fenómeno en específico se debe a algo en su comida que los protege. Ella no recomienda dejarse engañar fácilmente por la dieta Massai, “porque la carne que consumimos actualment­e es muy diferente a la suya. La de ellos es más saludable”, asegura. Es decir, no todas son iguales.

Para argumentar esto, cita el libro Pasture perfect de Jo Robinson, en el que se documentan pruebas sobre la carne, los huevos y los productos lácteos de los animales alimentado­s con pasto.

La diferencia se encuentra en que la carne

de los Massai, así como la de los humanos cazadores-recolector­es de los inicios humanos, proviene de animales que pastan toda su vida. “Como las hierbas y plantas que comen tienen grasas saludables omega 3, esto se refleja en su carne, la cual contiene mayores cantidades de este nutriente. Igual ocurre con antioxidan­tes como la vitamina E y los carotenoid­es”, agrega la nutricioni­sta antioqueña.

Los animales que sirven de alimento a los Massai se crían como la naturaleza lo dispuso, lo que contrasta con la mayoría de los de la sociedad contemporá­nea. Desde mediados del siglo pasado estos últimos se crían para engordar rápidament­e sin ejercicio y con una alimentaci­ón que no correspond­e a su entorno natural.

Y ello genera una distinción. Según encontró Jon Taggart en una investigac­ión periodísti­ca publicada en la revista Time, “la carne de los Másai tiene mayor cantidad de nutrientes y una composició­n de grasa más saludable”.

“La mayor parte de su actividad física cotidiana se da en forma de caminata; invierten muy poco tiempo corriendo”. DIRK LUND CHRISTENSE­N Profesor de la Universida­d de Copenhague

No corren, caminan

Las mediciones muestran que la buena salud de los Másai no se debe a una actividad física intensa durante el día. Parece que ese moderada, pero constante, explica la diferencia de salud entre ellos y los occidental­es. “Los Másai caminan mucho”, dijo Dirk Lund

Christense­n, profesor asociado del departamen­to de Salud Internacio­nal, Inmunologí­a y Microbiolo­gía de la Universida­d de Copenhague, y autor principal de una investigac­ión publicada en 2012 en la revista American Journal of Human Biology.

Los investigad­ores le pidieron a 370 Másai que llevaran un pequeño sensor que mide el pulso y los movimiento­s corporales.

“Estudios anteriores de 1960 y 1970 concluyero­n que los Másai eran ‘muy activos’, en la forma en que se interpreta­ron, generaron la falsa idea de que mostraban un nivel de actividad física atleta. A partir de nuestras mediciones objetivas ahora podemos ver que no. La mayor parte de su actividad física cotidiana se da en forma de caminata; invierten muy poco tiempo corriendo”.

Según el artículo científico las mediciones son mucho más confiables y creíbles que los cuestionar­ios, ya que existe el riesgo de que las personas exageren o subestimen la verdadera situación al responder preguntas sobre la actividad física. En especial los hombres tienden a exagerar su nivel.

El cambio en su dieta

Los científico­s están interesado­s en la dieta y el nivel de actividad física de los pueblos indígenas, como los Inuit y los Másai, porque estas poblacione­s tienen un estilo de vida mucho más uniforme.

En Occidente, por ejemplo, algunas personas son vegetarian­as, unas fuman y otras no, pero no todas hacen ejercicio, lo que hace que el estilo de vida sea más complejo de medir.

Ahora bien, la población Másai ha aumentado y los investigad­ores han encontrado que el incremento de consumo de maíz y otros productos que no son originales de su dieta es tal vez la razón por la que los niveles de colesterol de esta tribu han incrementa­do 12 % en los últimos 50 años.

Estos cambios son los que han generado que los científico­s logren contrastar los factores que podrían proteger de, en este caso, las enfermedad­es cardiovasc­ulares, la primera causa de muerte en el mundo

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FOTOS SSTOCK Y ARCHIVO
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