El Mundial se le puso de para arriba a Selección Colombia.
Solo Japón y Senegal tenían en sus planes las victorias sobre Colombia y Polonia, que explotaron este grupo del Mundial.
Lo ocurrido en el cierre de la primera fecha del Mundial de fútbol de Rusia-2018 podría asemejarse al estallido de la bomba H, el arma más poderosa actualmente disponible en el planeta y desarrollada por los países orientales, básicamente Norcorea.
Coincidencialmente, el Grupo H del torneo fue el escenario de un estruendo mayúsculo protagonizado ayer por los seleccionados de Ja- pón y Senegal, que doblegaron a dos rivales, potencialmente superiores, por historia, figuras, fútbol y cotización internacional, como Colombia y Polonia, respectivamente.
Los chicos se revelaron ante los grandes. El cuadro nipón, que en sus anteriores tres ocasiones no había vencido a Colombia (dos derrotas y un empate), es 61° en el ranquin Fifa, y tiene una cotización internacional de US$85,1 millones, contra los US$291 millones de los colombianos que son 16° del casillero.
Los africanos, por su parte, se ubican 27° en el escalafón y tienen un valor en el mercado de US$346 millones. Entre dos de sus referentes, Sadio Mané (US$81 millones) y Kalidou Koulibaly (US$70 millones), se reparten la mayor torta del costo el plantel estimado en US$ 151 millones.
Polonia, favorito a pasar ronda, es 8° y su plantilla vale US$318 millones. Y Colombia, el otro candidato, es 16° y se cotiza en US$ 291 millones. Ambos perdieron las primeras opciones y el ca- mino se les puso culebrero.
El domingo, suramericanos y europeos se jugarán un partido que podría sacar a uno o a ambos.
Como lo señala Falcao García, determinará quién puede seguir con esperanzas. Africanos y asiáticos rivalizarán a las 10:00 a.m. y polacos y suramericanos, a la 1: 00 p. m. ¿ Qué es lo que más le conviene al seleccionado nacional?... Un empate entre senegaleses y nipones, o un triunfo de alguno de ellos? Todo dependerá de si le gana a Polonia
El peor escenario para Colombia se dio a los 5 minutos de su debut en el Mundial de Rusia-2018. Luego de una desatención defensiva de Colombia, Shinji Kagawa, volante japonés, remató al arco y Carlos Sánchez detuvo el balón con la mano. Eso hizo que el árbitro esloveno Damir
Skomina le mostrara la tarjeta roja al volante de la Tricolor. De paso, se convirtió en el primero en recibir esta sanción en el todo el campeonato.
Así se sentenció el juego que se perdió 1-2 con Japón, en la cuarta derrota de un combinado nacional en el arranque en estos torneos (tres más fueron triunfos), la décima de su historia y la menos esperada: primera caída ante un combinado asiático en 46 años de competencias.
La ilusión que se veía en los ojos de Radamel Falcao García en la salida del túnel hacia la cancha –sabía que estaba cumpliendo el sueño de jugar, por fin, una Copa del Mundo que aplazó en Brasil-2014 por lesiones– y el aliento de miles de colombianos que colmaron las tribunas del estadio Mordovia en Saransk se vinieron abajo con esta expulsión y el penalti bien ejecutado por Kagawa.
Sin embargo, en ese primer tiempo, a los dirigidos por José
Pekerman les alcanzó con el amor propio, deseos y lucha para sobreponerse, pese a que tenían un hombre menos en la cancha, e igualar las acciones, a los 39 minutos, con un tiro libre de Juan Fernando Quintero. El volante antioqueño, que calculó en forma inteligente el cobro de una falta al borde del área japonesa, envió el balón por debajo de la barrera y este traspasó la línea, decretando el gol número 27 del país en la Copa Mundo. Igual, este fue su segundo tanto en dos participaciones mundialistas (el anterior fue hace cuatro años).
El empuje de la tribuna fue fundamental. Los hinchas convirtieron a Saransk en una ciudad más de Colombia y, no obstante la pesadilla inicial, no dejaron de alentar la Selección. Eso lo sintieron los japoneses en la cancha que, de a poco, perdieron la ventaja.
Superioridad nipona
En el segundo tiempo todo cambió: la presencia colombiana bajó, sus esquemas se hicieron trizas, tuvo pocas llegadas al arco contrario y naufragó en un desorden total del que, ni siquiera, James Rodríguez, quien ingresó para intentar de igualar las acciones, pudo salvarse.
En cambio, los japoneses salieron a hacer valer la superioridad numérica. Metieron a Colombia atrás y aprovecharon las dudas de varios de los debutantes cafeteros, sobre todo el nerviosismo de la pareja de centrales ( Dávinson Sán
chez y Óscar Murillo). A Pekerman se le extraviaron los papeles, a tal punto que antes de ordenar el ingreso de James, a este se le vio dando órdenes desde la raya de la banca de suplentes. Japón mantuvo su presión y, a los 72 minutos, Yuya Osako puso la estocada definitiva.
El nerviosismo en la cancha se contagió del entrenador, quien realizó dos cambios más, pero ni Wílmar Barrios ni
Carlos Bacca fueron solución. Todo estaba sentenciado. Y ese rival que, en el previo, lucía frágil y sin favoritismo (6-1 eran las quinielas de las casas
de apuestas internacionales en favor de Colombia) y que llegó con una cotización ínfima (85,1 millones de dólares) contra la de Colombia que, según Transfermarkt, la firma que tasa el precio de los jugadores, en el mercado de pases está avaluado en 291,2 millones de dólares por toda su plantilla, rompió moldes. Los hinchas colombianos se vinieron abajo y solo una pequeña mancha de japoneses festejó.
Esta es la primera derrota en el historial de cuatro partidos entre Colombia y Japón. Tal vez la más inesperada. Hasta acá la Tricolor sumaba 2 victorias y un empate. Y un dato escabroso: siempre que Colombia perdió el primer partido en un Mundial no logró avanzar a la segunda ronda. Pero las estadísticas están para romperse y en este partido tuvo que enfrentar situaciones atípicas.
Desde hoy esta derrota queda atrás y los jugadores deberán levantar el ánimo, no solo para vencer a Polonia, el domingo, sino para regalarles alegría a los miles de hinchas que, con esfuerzo, los acompañan en Rusia