EDITORIAL
Es una radiografía detallada del estado actual de las finanzas públicas con una percepción optimista. Será muy útil en las discusiones de empalme para el próximo gobierno.
“Es una radiografía detallada del estado actual de las finanzas públicas con una percepción optimista. Será muy útil en las discusiones de empalme para el próximo gobierno”.
La semana pasada el Ministro de Hacienda presentó el Marco Fiscal Mediano Plazo, tal y como lo exige la ley. Se trata de una radiografía muy detallada del estado actual de las finanzas públicas, que propone también un derrotero de los escenarios fiscales tanto en el corto como en el mediano plazo y la estrategia para alcanzarlos. Es una bitácora cuidadosa que seguramente será muy útil en las discusiones de empalme para el próximo gobierno.
La perspectiva que se tiene de la economía mundial y local está en la base de la elaboración de diferentes escenarios fiscales. En general, la percepción que se tiene en el documento es optimista. La economía global jalonada por el buen momento de Estados Unidos, de la zona euro y de Asia, consolida en 2018 la recuperación que se comenzó a ver en el segundo semestre de 2017. Aumenta, en consecuencia, el precio de algunos bienes básicos con lo cual se alivia la situación de muchas economías emergentes.
La economía colombiana, por su parte, también tuvo un mal primer semestre en 2017, pero se recupera desde entonces y se pronostica un mejor 2018, con un crecimiento de 2,7% en relación con el año anterior. El mayor crecimiento económico estaría explicado por el comportamiento de los componentes de la demanda, en especial de la recuperación del consumo de los hogares, pero también por una aceleración de la inversión. Al tiempo, se da un buen dinamismo de las exportaciones debido a la mayor demanda externa y al aprovechamiento de los niveles más depreciados que ha tenido el tipo de cambio desde 2014. En esas condiciones se pudo reducir el déficit de la cuenta corriente que pasó de 4,2% en 2016 a 3,3% en 2017.
Según el documento, las cuentas del Estado son hoy mejores que en 2014 cuando se desplomó el precio del pe- tróleo. Por esa circunstancia se dio una caída significativa de los ingresos del gobierno, que debió ajustar sus gastos y buscar ingresos alternativos para cumplir la regla fiscal y asegurar la estabilidad macroeconómica. Lo anterior posibilitó que se pudiera definir una reducción del déficit del gobierno central de 3,6% (en relación con el PIB) en 2017 a 3,1% en 2018 y 2,4% en 2019, según las proyecciones del Ministerio.
Estas cuentas son muy sensibles a los supuestos que se hacen. El Ministerio proyecta una inflación de 3,3% para 2018 y de 3,0% para 2019. Se estima una tasa de cambio promedio de $2.874 por dólar para 2018 y de $3.001 por dólar para 2019.
Los más controversiales son la senda de precios para la cotización Brent (67 dólares por barril en 2018 y 65 en 2019) y los pronósticos acerca del comportamiento de la demanda externa e interna que permitan alcanzar el déficit de cuenta corriente de 2,8% proyectado para 2018.
Las cuentas fiscales son frágiles y pueden descuadrarse si el precio promedio del petróleo cae por debajo de la senda proyectada, igual puede darse si las exportaciones no tradicionales reducen su dinámica. Estos son riesgos reales en un momento convulsionado por los llamados a aumentar la producción por parte de algunos miembros de la OPEP y al ascenso del proteccionismo. En esas condiciones, la necesidad de una nueva reforma fiscal es apremiante como lo está planteando el gobierno entrante