Diplomacia de EE. UU. y China, con paso firme
Un análisis de variables de poderío militar, económico y representación en otros países da el diagnóstico.
¿ Qué hace que un país se proyecte hacia el exterior?, ¿Cómo se determina la forma en que es percibido?, ¿Qué tan preparado está para la globalización? Responder estos interrogantes no es sencillo. Sin embargo, un grupo de investigadores del Real Instituto Elcano, un centro de estudios internacionales y estratégicos en España hace el cálculo, desde 1990, justo después de que el Muro de Berlín cayera y el orden mundial se resquebrajara.
Su evaluación de la proyección global o poderío internacional de 110 países parte de sumar los resultados de 16 variables ( ver paréntesis), que a su vez están agrupadas en tres categorías: económica, militar y social.
Desde las tropas y las inversiones, las medallas olímpicas, hasta flujos migratorios se miden en el Índice de Presencia Global. Los últimos resultados le permitieron a Elcano determinar que, como ocurre hace 28 años, Estados Unidos supera a todas las potencias.
En 2017, ese país reunió 2.494 puntos (el segundo, China, tiene solo 841). Cabe anotar que en el índice no hay una escala o rango de medición, sino que cada nación presenta sumatorias distintas, dependiendo de los valores de sus variables, y así completa determinado número de puntos (que a su vez derivan de una fórmula diseñada por Elcano y aprobada por la Unión Europea).
Lejos, muy lejos, está China, en el segundo lugar, con 841 puntos. Iliana Olivié, coordinadora del Índice Elcano, dice que si bien es poco probable que China alcance la primera posición en el corto plazo, resulta llamativo que el gigante asiático haya ensanchado la distancia con países que ocupan el tercer y cuarto lugar: Reino Unido y Alemania, respectivamente (ver gráfico).
Pasos agigantados de China
“La velocidad espectacular en que asciende China nos deja inquietos. En los 90, ocupaba el puesto 13, al año pasado era de segundo y, esta vez, aunque sigue en la misma posición, su valor es sustancialmente superior al de Reino Unido. Podrán darnos sorpresas”, reflexiona Olivié.
El despunte, continúa la investigadora, se debe sobre todo a la presencia económica de China, pero sus contribuciones en deportes, ciencia, tecnología y turismo, aportan.
En eso coincide Saúl Pineda, director del Centro de Pensamiento en Estrategias Competitivas de la Universidad del Rosario quien cree en las proyecciones de Goldman Sachs que señalan que, en 2027, China superará a Estados Unidos como primera economía del mundo, en términos de su PIB.
“El liderazgo económico y político de China desafía a Estados Unidos. Es evidente que Pekín está siendo un jugador muy relevante frente a Washington, que era la potencia hegemónica”, añade que el primero crece en su influencia estratégica en Asia Pacífico, en el sistema de defensa internacional y en Corea del Norte.
Ahora bien, aclara Pineda, el poderío militar de Estados Unidos se va a mantener por los siguientes 50 años, “porque no hay potencia armamentística como ellos”. Es posible que el país continúe argumentando su poderío político desde la disuasión militar.
En cambio, su posición comercial está en riesgo por el proteccionismo de Donald Trump y de sus rezagos en los debates de desarrollo sostenible. “China ha manifestado una posición más adecuada para contrarrestar el cambio climático, mientras Estados Unidos insiste incluso en negar la existencia”, critica el experto, para quien lo anterior aísla a Washington y convierte a Pekín en el nuevo gran defensor de la globalización.
Una globalización desigual
Pese a las victorias que va consiguiendo China, el informe de Elcano deja ver que los espacios de política exterior se concentran en un pequeño número de países. De hecho, el 88,4% de la globalización ocurre entre América del Norte, Europa y Asia, y solo EE. UU. tiene una cuota de más
del 22% de la presencia global de los 110 países evaluados.
Como se ve en la infografía, las 10 primeras posiciones del índice están dominadas por potencias tradicionales y occidentales, con excepción de China y, entre los 10 que les siguen, aparecen apenas algunos países emergentes: Corea del Sur, India, Singapur, Arabia Saudí y Brasil (el único latinoamericano en el top 20).
“Los niveles de concentra- ción significan que distintos países participan en diversa medida en las relaciones internacionales y el proceso de globalización”, reza el documento, y añade que la “muy lenta decadencia de las viejas potencias y el impresionante auge de las economías emergentes asiáticas”, conduce a una participación desigual de distintas regiones.
Lo anterior, por ejemplo, deja a América Latina rezagada. El índice de Elcano muestra que la región ocupa ahora el quinto lugar mundial en presencia global con respecto a otras regiones, lo que significa que, en principio, es más débil que el Magreb y Medio Oriente y aún más que Asia Pacífico en su posición de influir en las estructuras de gobernanza.
Lo que sucede, argumenta Manuel Gracia, otro de los investigadores del Índice de Elcano, es que la presencia global de América Latina depende de una corta lista de países: sobre todo de Brasil y México, lo que significa que la cantidad de naciones que juegan en el escenario de la globalización es limitado.
El papel internacional de América Latina está determinado por su orientación hacia el exterior, y es claro que le faltan acciones audaces en los campos de tecnología, ciencia y manufacturas (con la excepción de México).
Algo más: la presencia militar ha caído, esto por la disminución de capacidades de Brasil y la repatriación de tropas argentinas y brasileñas desplegadas por más de una década en
la misión de la ONU en Haití.
Mientras tanto, el cierre de fronteras lleva a México a redefinir su estrategia de alianza con Estados Unidos, al mismo tiempo que Trump les da un portazo en las narices, y Brasil apenas se recupera de crisis interna asociada con corrupción y perdida de institucionalidad. “Si los principales jugadores de América Latina están alicaídos, su espacio en la globalización se reduce”, asevera Saúl Pineda.
Oportunidades a la vista
Enrique Serrano, periodista, filósofo y autor del libro ‘¿Por qué fracasa Colombia?’, se refiere a nuestro país y a otros de América Latina, que ocupan posiciones intermedias y últimas en el listado. “Aunque avancemos en salud y alfabetismo, aquí hay voluntad de aislamiento, como si las instituciones internacionales fueran una amenaza para la vida interna de nuestro continente. Eso explica nuestra condición de atraso”, destaca.
Para él, abrirse siempre será mejor. “Estar cerrados produce una sensación de primitivos y corruptos”, reflexiona, y pone como ejemplo que el desconocimiento de Colombia lleve a que se nos compare con un país como Liberia, saliendo de una guerra civil”.
“Inglobalización”, así lla- ma Patricio Navia, docente de una cátedra sobre América Latina en la Universidad de Columbia, a esa contracción, reforzada ahora por la idea de Trump de mirar a Estados Unidos desde adentro.
Navia expresa que la “inglobalización” no funcionará ni a mediano ni a largo plazo. De un lado, “porque es difícil ceder a las reglas de la globalización, que ya están implantadas”. De otro, porque habrá otros países que quieran y puedan llenar el espacio.
Por ejemplo, el retraimiento de EE. UU va a permitir que se hagan renegociaciones entre los demás países y se empiecen a levantar bloques independientes de Washington. De hecho, Alemania (cuarto en la lista de Elcano) se ha mantenido en que su indus- tria aprovechará cualquier oportunidad comercial en Suramérica y Asia que genere el nuevo proteccionismo.
Colombia, por su parte, no debería ignorar las posibilidades que le deja la confrontación comercial entre Estados Unidos y China. Productos como el aluminio y los accesorios de vehículos tienen oportunidad de acceso al mercado norteamericano, como consecuencia de los altos aranceles que Estados Unidos le está imponiendo al gigante asiático