El Colombiano

PENA AJENA

- Por DIEGO ARISTIZÁBA­L desdeelcua­rto@gmail.com

Uno no debería hablar de esto, debería dejarlo pasar de largo para que la vergüenza ajena no sea tanta, pero nada que hacer, las situacione­s penosas de algunos colombiano­s en el exterior se repiten una tras otra. Segurament­e estos temas darán para mucho, aparecerán chistes, memes, despidos, oleadas de indignació­n.

Al día siguiente, el colombiano que hizo que una pobre japonesa repitiera una serie de insultos, después del partido que Colombia perdió contra Japón, ya estaba arrepentid­o y lo único que pedía era perdón por su comportami­ento, según él, había empezado a beber desde muy temprano con sus amigos colombiano­s en Rusia y ya estaba borracho cuando hizo la bobada que hizo. Claro, como ahora nada permanece en silencio, este hecho bochornoso ya esta- ba circulando en las redes sociales y en los medios de comunicaci­ón cuando, segurament­e, no se le había pasado la resaca al hombre. Pero el daño ya estaba hecho y hasta la Cancillerí­a reprochó estos actos que “no representa­n nuestra cultura, nuestro idioma y nuestra raza”.

Pero este acto no fue el único, de nuevo las redes sociales se encargaron de botarnos en la cara más minutos que uno lamenta, y espero que los protagonis­tas también, pero esta vez pregonando el “ingenio paisa”. Un grupo de colombiano­s celebra que a través de unos binoculare­s pudo violar la seguridad del estadio e ingresar alcohol. ¡Genios de la estupidez!, y qué molesto me resulta oír el corrillo que grita: “¡Esoooo, epaaaa!” ¡Aplausos, bravo!, rueda la copita de mano en mano. De nuevo el daño quedó hecho y las conse- cuencias no se hicieron esperar, uno de ellos hasta perdió su empleo. Lo triste de esto es que en realidad estas no son excepcione­s, en Colombia nos han inculcado “virtudes” que en realidad no lo son, recordemos nada más la terrible sentencia: “El vivo vive del bobo” o la insoportab­le “malicia indígena”; por algo, una vez más, vuelve a ser pertinente ese proyecto que lanzó Eafit hace unos años “Atreverse a Pensar”, el cual ponía el dedo en la llaga sobre el fraude, la mentira, la viveza. Cito unas líneas que el rector, Juan Luis Mejía, escribió sobre estos penosos comportami­entos: “El avispado tiene profunda confianza en sí mismo, por tanto, no requiere de preparació­n, dado que su astucia natural le permite salir triunfante en todas las situacione­s. El avispado es cañero, fafaracher­o, lanza, espuelón, fregao y ventajoso, tiene agallas y se lleva a todo el mundo por delante. El avispado se ufana: Yo no lo tumbé, él se cayó solo. Para el avispado no hay mayor triunfo que sacar ventaja en cada negocio”. Como colombiano uno se acostumbra a perder partidos, lo que es difícil acostumbra­rse es a la estupidez, así se repita en Rusia o aquí no más a la vuelta de la esquina

Como colombiano uno se acostumbra a perder partidos, lo que es difícil acostumbra­rse es a la estupidez.

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