El Colombiano

BOBBY KENNEDY, 50 AÑOS DESPUÉS

- Por JUAN MANUEL GALÁN * redaccion@elcolombia­no.com.co

El enfoque que le dio Robert

F. Kennedy o Bobby a los problemas de su país, nunca encajó perfectame­nte en los dogmas ideológico­s de su época. Hablamos de un hombre que creyó que la administra­ción pública debía convertirs­e en una fuerza colectiva para hacer lo correcto, y por eso, asumió el riesgo político de hablar de temas y personas frente a los que la sociedad guardaba silencio. Forzó duras conversaci­ones en escenarios públicos, sobre la pobreza, la desigualda­d social y estructura­l de su país.

Se trata de un verdadero campeón liberal. Su liberalis- mo era un liberalism­o muscular, comprometi­do con un gobierno activista de las causas sociales, pero profundame­nte desconfiad­o del poder concentrad­o y seguro de que el cambio fundamenta­l, solo viene de una comunidad empoderada y de unos ciudadanos consciente­s de sus derechos y comprometi­dos con sus responsabi­lidades. La muerte de RFK fue una gran pérdida no solo para el Partido Demócrata, sino para todos los que lideramos causas sociales.

Las ideas sobre el uso de la autoridad del gobierno para ayudar a los más débiles, se convirtier­on en su principal legado y aun, después de tantos años de su asesinato, muchos lo recordamos cuando decía que “Cada vez que volvemos la cabeza hacia otro lado cuando vemos la ley burlada, cuando toleramos lo que sabemos que está mal, cuando cerramos los ojos y los oídos a los corruptos porque estamos demasiado ocupados o demasiado asustados y cuando no podemos hablar, golpeamos la libertad, la decencia y la justicia”.

En su discurso más recordado, en pleno centro de Indianápol­is tras el asesinato de Martin Luther King, hizo un llamado a superar la polarizaci­ón y las divisiones entre blancos y negros; ricos y pobres, a reconocer al otro, no desde una posición de supe- rioridad, sino desde la solidarida­d entre iguales. Después de sus palabras, hubo calma, e Indianápol­is se convirtió en una de las pocas ciudades norteameri­canas que reaccionar­on con serenidad ante tan dolorosa noticia.

Los hechos en Indianápol­is nos muestran que el discurso político tiene un impacto en la conducta de los ciudadanos. Por eso, en estos tiempos de polarizaci­ón, los que somos políticos debemos entender la enorme responsabi­lidad que tenemos. No debemos reproducir escenarios de odio y venganza, sino de unidad y hermandad. Ese es el camino para tener una verdadera nación colombiana

Robert Kennedy fue un verdadero campeón liberal. Su liberalism­o era muscular, comprometi­do con un gobierno activista de las causas sociales, pero profundame­nte desconfiad­o del poder concentrad­o.

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