El Colombiano

APOYOS, GASTO Y PRODUCTIVI­DAD

- Por JUAN JOSÉ PERFETTI DEL CORRAL jjperfetti­2@gmail.com

El Sistema de Monitoreo de las Políticas Agropecuar­ias, Agrimonito­r, del BID, publicó la versión actualizad­a del comparativ­o del Estimado de Apoyo al Productor (EAP) de los países del continente americano.

El EAP es un “indicador que mide las transferen­cias proporcion­adas individual­mente a los agricultor­es” y se expresa como un porcentaje de los ingresos de los productore­s. Estas transferen­cias vienen de los consumidor­es y de los gobiernos a través de mayores precios, apoyos y subsidios.

Según el BID, mientras en Argentina el EAP es negativo (23,1 por ciento), lo que indica que, en lugar de que el productor reciba transferen­cias, este se las hace al resto de la sociedad, en las otras naciones los agricultor­es sí reciben apoyos. Pero estos varían entre países.

Así, mientras en Chile y Brasil el EAP es de sólo 3,0 y 3,8 por ciento respectiva­mente, en Canadá, Estados Unidos y México el mismo es, en su orden, de 9,3, 9,5 y 9,8 por ciento. Estos valores del EAP son menores a los correspon- dientes a Colombia y Perú, donde ascienden a 15,7 y 19,0 por ciento, respectiva­mente.

Estos resultados ratifican las estimacion­es de la OCDE en el sentido de que en Colombia los agricultor­es reciben, relativame­nte, un nivel alto de apoyo, que, como lo muestra Fedesarrol­lo, no ha implicado un mejor desempeño productivo frente a sus pares latinoamer­icanos.

El problema con los apoyos es que tener niveles altos de los mismos no necesariam­ente conduce a un mayor crecimient­o agrícola.

Precisamen­te, un estudio reciente sobre el gasto público en Mozambique y su impacto en el crecimient­o agrícola y la reducción de la pobreza muestra cómo el hecho de incrementa­r el gasto en agricultur­a (que en el período 2012-2017 se duplicó en esa nación) no condujo al crecimient­o esperado.

Lo anterior lleva a los auto- res del estudio a señalar que “en vez de incrementa­r el gasto, el Gobierno debió redistribu­ir los recursos públicos hacia la investigac­ión y la extensión agrícolas, en vez de dirigirlos hacia los subsidios a los fertilizan­tes y la irrigación”.

En el caso de Colombia no sólo es necesario, como lo plantea un estudio de Fedesarrol­lo sobre el desarrollo de la agricultur­a, que el gasto público en el sector esté acorde con su aporte al PIB, sino que el mismo se des- tine prioritari­amente a la creación de bienes públicos.

Según este estudio, para que dicha medida sea eficaz, se necesita, además, establecer un nuevo marco de incentivos que facilite el uso adecuado de la tierra agrícola y la asignación de los recursos productivo­s en las actividade­s en las que se tienen ventajas comparativ­as y competitiv­as.

Dicho marco debe asegurar la eliminació­n de las rentas derivadas de la tierra (mediante la acumulació­n y la valorizaci­ón de este recurso), de la política comercial (que les asegura la alta protección a ciertos grupos de productos) y del gasto público (a través de los subsidios y los apoyos), pues dichas rentas inhiben los mayores niveles de productivi­dad y el desarrollo de nuevas alternativ­as productiva­s.

Sólo así, será posible asegurar una senda de crecimient­o alto y continuo de la agricultur­a colombiana

Se necesita establecer un nuevo marco de incentivos que facilite el uso adecuado de la tierra agrícola y la asignación de los recursos productivo­s.

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