SOBRE COLOMBIANOS EN RUSIA
La derrota de la Selección Colombia frente a Japón dejó un sin sabor en todos los hinchas que habían esperado al menos una victoria para este compromiso. El conjunto nipón, sobre el papel, parecía ser el más asequible del grupo H y el mejor rival para debutar en esta edición de la Copa del Mundo.
A pesar del resultado, los comentarios en el país trascendieron de lo futbolístico y se centraron en dos hechos repudiables que se dieron en Saransk: el consumo de alcohol dentro del estadio por parte de hinchas cafeteros y la burla de un colombiano a varias mujeres japonesas debido a sus limitaciones lingüísticas.
Los hechos se volvieron virales en las redes sociales gracias a que gran cantidad de usuarios compartieron videos de lo sucedido, primero destacando la “viveza” de los compatriotas, pero más tarde se convirtieron en fuertes críticas de indignación cargadas de ira e insultos. Rápidamente los connacionales estaban en la picota por su comportamiento.
Aunque los hechos son deplorables, esta situación debe ser usada no para juzgar a quienes los cometieron, sino para reflexionar a profundidad sobre este tipo de actos que hacen parte de la idiosincrasia colombiana y que muchos comenten día a día en diferentes escenarios. En El culto al avispado, Juan
Luis Mejía -rector de la Universidad Eafit- habla de cómo en nuestra cultura, especialmente en Antioquia, se ha legitimado este tipo de conductas donde se saca ventaja del otro sin me- dir consecuencias, y se busca el beneficio personal por encima del colectivo.
Así de avispados fueron aquellos colombianos en Rusia, pero así mismo somos muchos en la cotidianidad. En ocasiones, se dejan los preceptos morales y la misma norma a un lado solo por ser audaces y obtener ganancia, sin que haya algún problema. Pero ahora que estos compor- tamientos los está viendo el mundo entero parecen indignarnos. Y eso está bien. No es el mejor escenario para que los colombianos nos demos cuenta de nuestros errores, pero sí debe servir esta experiencia para hacer una autocrítica colectiva y evaluar cómo nos comportamos socialmente. Además, debe servirnos para trazar el camino hacia una “sociedad educadora (…) que valore al científico, al intelectual, al artista, por encima del avispado”, tal como lo propone Mejía * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.
Lo sucedido en Rusia nos debe hacer reflexionar sobre actos que hacen parte de la idiosincrasia colombiana.