El Colombiano

¿Se atrevería a comer ratón? Hay quienes sí

- Por JOHN SALDARRIAG­A

Ser una vaca en India puede ser maravillos­o: son sagradas. No pasa en Colombia. La cultura influye en los animales que comemos.

La sabiduría popular lo dice: para un buen hambre, no hay pan malo. Pero eso tal vez depende...

Es común hablar que los soldados, cuando recorren el monte, comen lo que sea para sobrevivir. Hasta gallinazo. De carne dura, un sancocho de esta ave negra de elegante vuelo tarda horas. Se sabe porque hay quienes creen que el rey de los aires de la ciudad tiene fama entre algunos de que cura el cáncer. Para eso, los enfermos deben tomar su caldo. Y no se sabe por qué, será por lo familiares que son o porque se ven entre la basura, que la mayoría siente repulsión por ingerir el líquido sustancios­o.

Las comidas cambian de una cultura a otra. Lo que a nosotros nos parece asqueroso, a otros les parece un manjar de reyes.

Por estos días, en los medios de comunicaci­ón y en las redes sociales nos han impresiona­do las informacio­nes sobre el Festival de la Carne de Perro, en la ciudad de Yulin, en la China. Muchas personas han clamado, mediante cartas a las autoridade­s, para que prohiba esta actividad en la que la gente se come a los cuadrúpedo­s. Pensar que, según el Calendario Chino, ¡estamos en el Año del Perro! Y ni siquiera por este motivo suspendier­on el evento. Los demás habitantes del planeta no seríamos capaces de ver en el plato la lengua de uno de estos seres que nos lame las manos ni la cola que nos agitan de emoción.

Dicen que las arañas tienen un sabor delicado. ¿Que quiénes lo dicen? Los camboyanos, que incluyen a estas tejedoras en varios platos de su dieta. Tal vez no se queden succionand­o el jugo de una de sus patas, pero sí estimuland­o las papilas gustativas con su cabeza, tórax y abdomen, que algo de carne pueden tener.

Los roedores

Rata comen en Corea del Norte, no porque el conflicto ar-

mado los tenga aguantando hambre, sino porque de verdad les gusta.

Y no hay que ir lejos para encontrar algunos seres en la parrilla o en la cacerola que no emocionan a todos. Como Colombia es país de regiones y en cada una hay una cultura distinta, no a pocos costeños o paisas se les estremece el estómago al ver el cuy de los nariñenses en la parrilla, con esa forma suya tan parecida a las rata.

Los del interior del país alcanzan a sentir náuseas cuando ven a los costeños y a los del Amazonas comiendo mico. Dicen que el cerebro de mono es un manjar. En África también lo consumen. Sin embargo, en varios lugares del mundo hay muchos de ellos protegidos por su peligro de extinción.

Por razones, no de fastidio, sino de creencias, mientras entre nosotros, las personas comen vaca a dos manos, desde la cabeza hasta las patas, porque no desperdici­an un centímetro de su abultada geografía, en la India, es animal sagrado y no se debe matar. Lo mismo pasa con los cerdos, prohibido para los judíos

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FOTO SSTOCK Cada cultura tiene sus creencias y eso influye en la comida: por ejemplo con los animales. Hay lugares en donde se comen roedores, como en Corea del Norte.

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