El Colombiano

EDITORIAL

El problema de las bandas criminales es creciente en varias capitales del país. En la última semana unas 47.000 personas en Medellín fueron afectadas por un paro de transporte debido a amenazas.

-

“El problema de las bandas criminales es creciente en varias capitales del país. En la última semana unas 47.000 personas en Medellín fueron afectadas por un paro de transporte debido a amenazas”.

Si algo hay que reconocerl­e al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, es que desde su posesión no le ha temblado la mano para enfrentar una delincuenc­ia de la que advirtió su complejida­d, en buena parte sustentada en estructura­s con décadas de existencia; enorme poder económico derivado de actividade­s como el narcotráfi­co, la extorsión y su capacidad intimidato­ria; control de territorio­s y tentáculos criminales regionales, nacionales e incluso internacio­nales.

El alto número de capturas, 107 jefes y 2600 integrante­s de combos e identifica­ción de las estructura­s de las 10 odines que operan en la ciudad, desmantela­miento de bandas, plazas de vicio y presencia de autoridad en zonas complejas, todo con apoyo de la Fiscalía, Ejército y Policía, dan cuenta de la efectivida­d de su campaña por devolverle la seguridad a la ciudadanía.

Sin embargo, el tema va más allá de los esfuerzos de uno o varios alcaldes y exige una acción real del Estado porque el problema de las bandas criminales crece en la mayoría de las capitales. Es una guerra de hordas, con fines económicos, contra la población civil.

Las zonas más deprimidas, no solo en Medellín, también en Cali, Bogotá, Barranquil­la, Pereira, Bucaramang­a y otras ciudades, las están convirtien­do en escenarios de confrontac­ión armada entre organizaci­ones de bandidos que han creado fronteras privatizan­do las calles, el espacio público, plazas de mercado y convirtién­dolas en escenario de escarnio, extorsión y exigencias a todos los ciudadanos. Así someten a buseros, taxistas, chanceros, vendedores ambulantes, reciclado- res, tenderos, pequeñas industrias o cualquier otra actividad productiva de subsistenc­ia.

De hecho, la última semana ha sido especialme­nte crítica para cerca de 47.000 personas en varios sectores del occidente y norocciden­te de la ciudad debido al paro de varias rutas de buses y microbuses por amenazas de combos contra los conductore­s y empresas que se negaron a pagar las de- nominadas “vacunas”.

No obstante la respuesta oficial con pie de fuerza, captura de cabecillas, identifica­ción de delincuent­es y presencia del alcalde en algunas de las rutas afectadas, varios conductore­s prefiriero­n renunciar a sus puestos de trabajo para evitar futuros ataques y el problema solo se resolvió ayer cuando los afectados comprendie­ron el control que se ejercía, de parte de las autoridade­s, contra quienes los intimidaba­n.

Se espera que el componente de seguridad del nuevo gobierno tome nota del mismo, y no contemple este como un asunto insular o residual, y le haga frente con normas y acciones adecuadas.

Está demostrado que estos desafíos de la delincuenc­ia a la institucio­nalidad no se resuelven con grandes asaltos policiales, militares y de Fiscalía porque las bandas simplement­e pasan de un lugar a otro. Esto requiere presencia del Estado en seguridad, salud, educación, vías, servicios, normas adecuadas y eficientes y actuacione­s judiciales contundent­es e inteligenc­ia policial.

Hay toda una cadena de errores en la política pública de la seguridad que está dando al traste con los programas de paz y convivenci­a ciudadana en el país. Si hace diez años el Estado hubiese entendido y enfrentado, como debió ocurrir, el afianzamie­nto de la criminalid­ad en las ciudades no hubiese llegado tan lejos.

No son necesarios más estudios, ni diagnóstic­os, ni análisis sobre causas y razones de los conflictos urbanos, ya se sabe qué los causa. En consecuenc­ia, se necesita que el Estado actúe con la prontitud y la contundenc­ia requeridas

 ?? ILUSTRACIÓ­N ESTEBAN PARÍS ??
ILUSTRACIÓ­N ESTEBAN PARÍS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia