UN SIMPLE VECINO LLAMADO RAJOY
Entre todos los temas de primera plana que en estos días nos llaman la atención a los espectadores de la actualidad aquí en España, me despierta interés particularísimo el ejemplo de sencillez republicana del expresidente Maria
no Rajoy. Derrotado por un parlamento que impuso la solución absurda pero democrática de una mayoría ocasional, ahora despacha como discreto registrador de propiedades en el pueblo alicantino de Santa Pola, ajeno al poder y sus oropeles y libre de las tensiones e intrigas que hoy desvelan a sus copartidarios del Partido Popular enfrascados en la elección de su reemplazo en la jefatura.
Rajoy se caracterizó como un líder austero en el protagonismo y en el uso de la palabra y claro en sus definiciones, al que le tocó dirigir la ta- rea más difícil en mucho tiempo, la de superar con apretones y medidas restrictivas excepcionales la dura temporada de la crisis. No es dueño de carisma especial. Pero alcanzó a cumplir tales objetivos y, además, sortear, con dificultades y actuaciones eso sí controvertibles, una fase muy conflictiva de las arremetidas independentistas desde Cataluña. La recuperación de España es muy notoria. La certifican los españoles y la comprobamos los visitantes más o menos frecuentes.
Son muy escasos los ejemplos de personajes que al dejar las funciones presidenciales asumen con gusto y hasta con una cierta arrogancia la condición de simples ciudadanos, que debería ser inherente a todos, los que mandan y los que obedecen, en términos republicanos. En Colombia está el ex- presidente Belisario Betancur, refractario desde hace años a la política (aunque tiene mucho por enseñar como gran pedagogo que fue desde la Presidencia) y dedicado a la vida reposada en Barichara y a una admirable actividad intelectual como lector, escritor y editor.
En un libro muy crítico, La sencillez de las cosas, Javier
Torrox pone en cuestión la naturaleza democrática de la propia España, que ha clasificado como “una monarquía de partidos estatales”, porque los ciudadanos, en su concepto, se reducen a la mínima expresión. Pues Rajoy ha reivindicado al ciudadano con su reasunción del cargo modesto de notario o registrador en Alicante. Parece verdad que se ganará mucho más de lo que percibía como Presidente. No es un secreto que el sueldo por la labor notarial es muy bueno, en cualquier parte del planeta. Pero esa no ha sido la razón de Rajoy. Que se enreden y se desgasten los demás en las pugnas partidistas. Él ya hizo lo que le tocaba y ahora tiene derecho a escoger su nuevo destino. Así es, así debería ser, la sencillez republicana. Que por dentro y por fuera del poder, un presidente pueda seguir siendo un simple vecino. Un ciudadano ■
Pues Rajoy ha reivindicado al ciudadano con su reasunción del cargo modesto de notario o registrador en Alicante. Él ya hizo lo que le tocaba.