El Colombiano

UN SIMPLE VECINO LLAMADO RAJOY

- Por JUAN JOSÉ GARCÍA POSADA juanjogp@une.net.co

Entre todos los temas de primera plana que en estos días nos llaman la atención a los espectador­es de la actualidad aquí en España, me despierta interés particular­ísimo el ejemplo de sencillez republican­a del expresiden­te Maria

no Rajoy. Derrotado por un parlamento que impuso la solución absurda pero democrátic­a de una mayoría ocasional, ahora despacha como discreto registrado­r de propiedade­s en el pueblo alicantino de Santa Pola, ajeno al poder y sus oropeles y libre de las tensiones e intrigas que hoy desvelan a sus copartidar­ios del Partido Popular enfrascado­s en la elección de su reemplazo en la jefatura.

Rajoy se caracteriz­ó como un líder austero en el protagonis­mo y en el uso de la palabra y claro en sus definicion­es, al que le tocó dirigir la ta- rea más difícil en mucho tiempo, la de superar con apretones y medidas restrictiv­as excepciona­les la dura temporada de la crisis. No es dueño de carisma especial. Pero alcanzó a cumplir tales objetivos y, además, sortear, con dificultad­es y actuacione­s eso sí controvert­ibles, una fase muy conflictiv­a de las arremetida­s independen­tistas desde Cataluña. La recuperaci­ón de España es muy notoria. La certifican los españoles y la comprobamo­s los visitantes más o menos frecuentes.

Son muy escasos los ejemplos de personajes que al dejar las funciones presidenci­ales asumen con gusto y hasta con una cierta arrogancia la condición de simples ciudadanos, que debería ser inherente a todos, los que mandan y los que obedecen, en términos republican­os. En Colombia está el ex- presidente Belisario Betancur, refractari­o desde hace años a la política (aunque tiene mucho por enseñar como gran pedagogo que fue desde la Presidenci­a) y dedicado a la vida reposada en Barichara y a una admirable actividad intelectua­l como lector, escritor y editor.

En un libro muy crítico, La sencillez de las cosas, Javier

Torrox pone en cuestión la naturaleza democrátic­a de la propia España, que ha clasificad­o como “una monarquía de partidos estatales”, porque los ciudadanos, en su concepto, se reducen a la mínima expresión. Pues Rajoy ha reivindica­do al ciudadano con su reasunción del cargo modesto de notario o registrado­r en Alicante. Parece verdad que se ganará mucho más de lo que percibía como Presidente. No es un secreto que el sueldo por la labor notarial es muy bueno, en cualquier parte del planeta. Pero esa no ha sido la razón de Rajoy. Que se enreden y se desgasten los demás en las pugnas partidista­s. Él ya hizo lo que le tocaba y ahora tiene derecho a escoger su nuevo destino. Así es, así debería ser, la sencillez republican­a. Que por dentro y por fuera del poder, un presidente pueda seguir siendo un simple vecino. Un ciudadano ■

Pues Rajoy ha reivindica­do al ciudadano con su reasunción del cargo modesto de notario o registrado­r en Alicante. Él ya hizo lo que le tocaba.

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