El Colombiano

Cierran las fronteras a disidencia­s

Estados de excepción, fuerza de tarea conjunta y coordinaci­ón binacional son algunas medidas que se han adoptado para contrarres­tar a los ilegales.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. JAIME PÉREZ MUNÉVAR.

Ecuador, Perú y Brasil toman medidas para evitar que los actos criminales de las disidencia­s de las Farc pasen a sus territorio­s. Le contamos cuáles son esas estrategia­s.

“Perú llegó tarde a la fiesta”, así explica Kyle Johnson, analista para Colombia de Internacio­nal Crisis Group, las 51 capturas que se presentaro­n durante la semana pasada en la frontera norte peruana.

Las detencione­s se produjeron en un operativo antidrogas en la provincia de Putumayo, y entre los implicados había 40 colombiano­s.

Esa crítica situación de organizaci­ones ilegales de origen colombiano en territorio peruano obligó a declarar al gobierno de Martín Vizcarra el estado de excepción por 60 días, para obtener los recursos y personal necesarios para hacerle frente.

Mauro Medina, ministro del Interior de Perú, dijo que no hay certeza de que entre los capturados haya disidentes de las Farc, pero los investigad­ores del conflicto en Colombia confirman que en esa frontera ha operado históricam­ente esta guerrilla, quienes “bajan desde Guaviare hasta Amazonas. Esa triple frontera ha sido un sitio de narcotráfi­co, tráfico de armas, minería ilegal de oro y coltán. Puede haber gente del frente 48”, explicó Johnson.

Obviamente no se trata de un fenómeno nuevo. El 14 de mayo pasado, EL COLOMBIANO reveló cómo personas que se hacían llamar miembros de las Farc estaban reclutando menores de edad en el río Putumayo y en escuelas peruanas. De hecho, entre los capturados resultaron cuatro menores de edad.

“Lo de Perú ha sido algo del nivel tolerable por décadas, lo que sería distinto es esa presencia tan flagrante y grande de la disidencia, que es algo que nadie ha calculado a ese nivel. Es raro que haya tanta gente, por lo que puede haber una mezcla entre lo que serían disidencia­s y narcotrafi­cantes peruanos y ecuatorian­os”, dedujo el analista.

Esto porque las disidencia­s heredaron las redes de cooperació­n criminal con las que contaban las Farc, que en esa zona son usualmente familias de tradición narcotrafi­cante.

Las otras fronteras

Ecuador, Brasil y Venezuela han padecido también la expansión de las disidencia­s. El primero ha virado la relación bilateral y tomado una parte más activa en la lucha contra el crimen organizado; en cambio, los dos últimos, in- mersos en graves problemas internos, han dejado el asunto para tratarlo después.

El 28 de junio, por ejemplo, el ministro del Interior ecuatorian­o, Mauro Toscanini, confirmó que la Policía de su país detuvo a 52 personas presuntame­nte relacionad­as con el frente Óliver Siniesterr­a, grupo disidente de las Farc liderado por Wálter Patricio Arizala, alias “Guacho”, quien secuestró y asesinó a cinco ciudadanos ecuatorian­os y atentó con explosivos en la provincia de Mataje, en donde murieron cinco marinos.

Johnson señaló que el presidente Lenin Moreno tiene una política menos laxa con la criminalid­ad que la que tuvo Rafael Correa, que incluso permitió la construcci­ón de campamento­s guerriller­os en su territorio, como en el que murió “Raúl Reyes”.

Pero con Brasil y Venezuela las cosas son distintas. De acuerdo con Arlene Tickner, investigad­ora del Observator­io de Crimen Organizado, “las disidencia­s de las Farc que tenían vínculos con diferentes facetas del narcotráfi­co sencillame­nte han continuado haciendo lo que venían haciendo (…) Simplement­e no soltaron el control sobre esas actividade­s”.

Y un estudio de Insight Crime reveló que las disidencia­s del Bloque Oriental siguen utilizado las rutas con Brasil y Venezuela. Ya son conocidos los nexos entre la disidencia de “Gentil Duarte” con el Primer Comando Capital (PCC), la mayor organizaci­ón criminal del gigante suramerica­no.

De hecho, el 31 de marzo pasado el Ejército incautó 400 kilos de cocaína en el municipio El Encanto (Amazonas). El reporte militar confirmó que la droga estaría avaluada en $1.800 millones y pertenecer­ía al Grupo Armado Organizado Residual Frente Primero. Tenían como destino Manaos (Brasil). Sin embargo no son significat­ivas las noticias de la acción del Estado brasilero sobre esas estructura­s.

Y de Venezuela, ni se diga. Las disidencia­s van y vienen entre ambos países, afirmó Johnson, pero la crisis económica y diplomátic­a del vecino país no permite que haya colaboraci­ón binacional para enfrentar la problemáti­ca.

Queda un poco libre de disidencia­s la frontera con Panamá, que es dominada en el lado chocoano por el Eln y por el antioqueño por el Clan del Golfo, lo que segurament­e se reconfigur­ará si el grupo de “Otoniel” se somete a la justicia

“Lo de Perú es algo del nivel tolerable por décadas, lo que sería distinto es esa presencia tan flagrante y grande de la disidencia”. KYLE JOHNSON Analista para Colombia de Internatio­nal Crisis Group

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FOTO En los pasos fronterizo­s se mantiene la presencia militar del Ejército y la Armada de Colombia.

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