El Colombiano

El parque ambiental que fue santuario de guerra

- Por VÍCTOR ANDRÉS ÁLVAREZ C. CORTESÍA

El Tabor, Oriente antioqueño, es hoy un parque, con mirador y museo en honor a víctimas.

Los 1.900 habitantes de Aquitania, municipio de San Francisco, no pudieron disfrutar del sistema de acueducto que se construyó en la década del 90. El gran tanque que almacenaba el agua, antes de ponerse en funcionami­ento, fue utilizado como trinchera por los grupos ilegales que se enfrentaba­n por el control territoria­l.

En el lugar, conocido como cerro El Tabor, guerriller­os, paramilita­res y Ejército se establecía­n para detectar la presencia del enemigo y atacar. La panorámica es privilegia­da en el Oriente, y por eso fue santuario de guerra durante más de 10 años.

El fin del conflicto con las Farc, los golpes contra frentes del Eln y la desmoviliz­ación de las autodefens­as devolviero­n la tranquilid­ad a las comunidade­s. Ayer, el sitio fue devuelto a la población. Ya no hay rastros de guerra, y en vez de miedo, reina la alegría, representa­da en parques infantiles, árboles y un museo en homenaje a las víctimas.

El museo es el lugar más emblemátic­o del cerro, convertido desde ayer en uno de los 25 bosques de paz de Colombia y el segundo de Antioquia, comenta Carlos Mario Zuluaga, director de la corporació­n ambiental, Cornare, con jurisdicci­ón en la región.

“Para su construcci­ón se utilizaron los restos del acueducto que nunca se pudo terminar. Es una casa de la memoria, un monumento vivo de las víctimas. En ese sitio hacían juicios, llevaban a las personas y pocas veces lograban regresar (las mataban). Hasta ese sitio llegaban”, dijo.

La experienci­a positiva con el primer bosque de paz, el de Santa Ana, en el munici-

pio de Granada, entregado hace poco más de un año, es aliciente. Allí la comunidad se apropió del lugar, se celebran eventos culturales y hasta proyectos productivo­s se han ido desarrolla­ndo.

“Aquitania tiene un componente adicional y es que tendremos cerca de 1.300 hec- táreas en restauraci­ón, con todas las familias que hacen parte de la zona de El Tabor. Pero no solo protección de fuentes, sino restauraci­ón productiva, que los campesinos siembren árboles y especies que les generen ingresos”, afirmó y agregó que se hicieron miradores y hasta kioscos con asaderos.

El alcalde de San Francisco, Cérbulo Guzmán, celebró la apertura del bosque de paz en su municipio, y lo consideró como un paso fundamenta­l en la superación de la guerra y el proceso de perdón.

Junto a Zuluaga y al ministro de Ambiente, Gilberto Murillo, el mandatario local recorrió este nuevo parque en el que además los campesinos podrán obtener recursos con proyectos concernien­tes al turismo de naturaleza.

En total, Antioquia tendrá nueve bosques, en Granada, Cocorná, San Francisco, San Luis, El Carmen, Argelia, Nariño, Sonsón y San Rafael, municipios que vivieron en carne propia el conflicto. Serán entregados este año.

La inversión aproximada en el de Aquitania, como en los demás, es de 3.000 millones de pesos. Ahora, los habitantes esperan que las historias de balas, minas y trincheras no se vuelvan a repetir

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FOTO El nuevo bosque de paz en Aquitania tiene senderos, juegos infantiles y espacios para compartir en familia.

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