Arte de Dalí, Leonardo y Klimt, un verdadero rompecabezas
¿Quién habría de pensar que un paisaje completo, un bosque, un lago, el firmamento, pueda caber en una caja?
En una en cuyo vientre esa realidad está hecha pedazos, a la espera de que un paciente constructor vacíe los fragmentos en el suelo o sobre una mesa y, gracias a su capacidad de observación, junte los trozos que más se parezcan, los vaya acoplando unos con otros y, así, al cabo del tiempo, haga renacer el mundo.
Esa es la pasión del padre Julio Jaramillo: armar rompecabezas. Ahora tiene 80, en grandes formatos, en la Iglesia de Santa Teresita, de Laureles, a la vista de quien quiera entrar a imaginar la vida en ellos.
“Por tradición familiar — cuenta el sacerdote— en la infancia nos entreteníamos con este juego, armando paisajes y campos de flores”.
Contrario a lo que sucede con muchas personas que, al crecer, dejan atrás estos pasatiempos, el religioso lo cultivó. Fue así como, cuando pasaba parte de la vida en la Universidad Pontificia Bolivariana, en 1996, conformó un club de rompecabecistas.
Descubrió que no solamente los había para ensamblar paisajes rurales o urbanos, sino obras de arte. Crea- ciones de Pablo Picasso, Leonardo Da Vinci... Y su pasión se volcó a estos temas. De Dalí tiene 18 obras armadas; de Gustav Klimt, el simbolista austriaco, muchas más, porque es tal vez su favorito.
Los rompecabezas ya no son como los de su infancia, de 800 o 1.000 piezas: superan las 18.000. Él va armando por secciones sobre cartón paja, luego las junta y, por último, las lleva a enmarcar.
Una de las obras más celebradas de la muestra es un tríptico de Jesucristo.
La muestra va hasta el 29 de julio