El Colombiano

DEJE QUE ROBERT MUELLER HAGA SU TRABAJO

- Por WILLIAM WEBSTER redaccion@elcolombia­no.com.co

En 1978, me pidieron que encabezara el FBI en un momento peligroso. La oficina estaba sumida en controvers­ia, punzada por críticas sobre Watergate e intercepci­ones telefónica­s sin orden judicial, asediada por investigac­iones del Congreso. Me hice cargo del trabajo porque, como dije en aquel entonces, “esta institució­n era demasiado importante como para perderla”.

Trabajamos fuertement­e para restaurar confianza. Después Ronald Reagan me nombró para hacer lo mismo en la CIA después del escándalo Irán-Contra. Habiendo servido a mi país en medio de estos capítulos difíciles de la historia americana, me entristece lo que veo que está sucediendo hoy a la investigac­ión liderada por el consejero especial, Ro

bert Mueller. Desde los tweets del presidente Donald Trump hasta las andanadas de su abogado, Rudolph Giuliani, denunciand­o la investigac­ión, a las llamadas de los republican­os del Congreso pidiendo el derrocamie­nto del jefe de Mueller, Rod Rosenstein, el vicefiscal general, es destructiv­o.

Me decepcionó ver a Trump esta semana mostrar mayor confianza en la palabra del presidente Vladimir Putin de Rusia que en el juicio unánime de los hombres y mujeres de la comunidad de inteligenc­ia de Estados Unidos, a quienes una vez dirigí. La fe en el sistema de justicia y en nuestras agencias de inteligenc­ia no puede ser un daño colateral en un partido de resentimie­nto partidista. No importa qué partido gane, América pierde; la confianza en el estado de derecho siempre es demasiado importante para perderla. Hace sesenta años, era solo uno de muchos jóvenes estadounid­enses que se ofrecieron para prestar servicio y se pusieron un uniforme para defender los valores de Estados Unidos en el mundo; hoy, debemos defender esos valores aquí en casa.

Soy un republican­o de toda la vida. Giuliani fue un buen fiscal federal durante los años que dirigí el FBI. Es porque él sabe mejor que espero que lo haga mejor que exigir que el Departamen­to de Justicia cierre una investigac­ión sobre la posible interferen­cia rusa en las elecciones de 2016. Esa investigac­ión ya ha dado lugar a 35 acusacione­s, incluidas las de la semana pasada de 12 oficiales de inteligenc­ia rusos en la hacking del Comité Nacional Demócrata y la campaña presidenci­al de Hillary Clinton, así como cinco declaracio­nes de culpabilid­ad y una pena de prisión. Acusar a Mueller de intentar “tender una trampa” a Trump es incorrecto.

El servicio de Mueller al país no debe requerir defender. Liderando la división criminal del Departamen­to de Justicia bajo

George H.W. Bush, cerró el banco ilegal que lavó el dinero manchado de Osama bin Laden. Bajo

George W. Bush, después del 11 de septiembre, Mueller lideró al FBI por uno de los tiempos más difíciles en la historia de nuestra nación. Como alcalde de Nueva York, Giuliani mismo se paró al lado de Mueller en los escombros del World Trade Center.

Mueller, exveterano de combate de Vietnam, marinero y condecorad­o, fue confirmado unánimemen­te dos veces por el Senado para dirigir el FBI. Es un fiscal sensato con una integridad incuestion­able que llama a las huelgas faltas de ideología. Para que nadie se pregunte, él es del mismo partido que el presidente y la mayoría en el Congreso. Estos son hechos, y como

John Adams una vez dijo, “los hechos son cosas tercas”.

Lo más importante, me preocupa a dónde la retórica de hoy lleva a EE.UU. Me he sentido muy orgulloso de servir como abogado de EE.UU. y como juez federal. Vi de primera mano lo importante que es que los estadounid­enses promedio confíen en que la justicia se imparte con imparciali­dad. Estados Unidos funciona cuando todos podemos poner nuestra fe en un conjunto común de hechos y saber que los servidores públicos comprometi­dos están decididos a encontrarl­os.

Los americanos tienen que saber que todos aún estamos unidos en la persecució­n de la justicia. No debemos arruinar nuestras propias institucio­nes, trivializa­r las acciones imparciale­s de nuestros propios jurados, degradar nuestro propio sistema de justicia o intimidar a la prensa libre para hacer su trabajo. Lo hacemos bajo nuestro propio riesgo. El presidente debería querer que esta investigac­ión siga los hechos a donde conducen y le traiga a EE.UU. las respuestas que todos merecemos.

He servido con humildad a mi país toda mi vida adulta. El título más orgulloso que he tenido es uno que los estadounid­enses comparten: ciudadano. En tiempos como estos, los ciudadanos tienen el deber de servir y hablar. Mueller está cumpliendo con su deber. Necesitamo­s hacer lo nuestro. Cuando tomé el juramento como director del FBI, dije que “haríamos el trabajo que el pueblo estadounid­ense espera de nosotros en la forma que la Constituci­ón nos exige”. Eso significa defender valores como la verdad, la justicia y la cortesía, porque la idea de una América unida por el estado de derecho es demasiado importante como para perderla

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