El Colombiano

EMPRENDIMI­ENTO Un trapiche para endulzar la economía de Altavista

Con la elaboració­n de dulcería artesanal y otros productos, un grupo de familias encontró una opción de empleo para beneficio de la comunidad.

- Por DANIEL QUINTERO MESA

El cantar de los pájaros y el sonido que produce el viento cuando mece los árboles advierte que nos acercamos a nuestro destino. Por un momento, los grandes edificios se ocultan y se comienza a ver a través del retrovisor y el parabrisas del carro, hermosas y verdes colinas cubiertas con flores, árboles de café y cañaduzale­s.

El aire contaminad­o desaparece completame­nte del olfato y el Sol radiante brilla por encima de nuestra frente. Ya en la vereda El Jardín, pertenecie­nte al corregimie­nto de Altavista, justo allí en ese lugar, tan estigmatiz­ado por la violencia de los últimos días se construye el trapiche La R, un proyecto económico que beneficiar­á a la comunidad de ese sector.

Se trata del primero en esa zona, en el cual se producirá una variedad de productos y dulces artesanale­s, como el

blanquiao y el subido, conocido también como merengón. Y no podía faltar el guarapo: jugo de caña con limón, guarapo cítrico, guarapo con aguardient­e y guarapo con jengibre para la gripe.

En el lugar se están ultimando los detalles para la inauguraci­ón que será el próximo domingo. Luis Antonio Romero es el dueño del lugar y extiende su invitación a todos los habitantes de la ciudad para que se acerquen al nuevo trapiche.

Son precisamen­te los habitantes de ese sector del occidente de la ciudad, quienes se verán beneficiad­os con esta iniciativa. Es el caso de Duván Loaiza, un joven que estaba desemplead­o y sin muchas posibilida­des de superar condicione­s de vulnerabil­idad. Ahora está dedicado al mantenimie­nto de la casa finca donde opera el tra- piche, y al cuidado de los animales que tienen allí.

Historia de El Jardín

Los primeros pobladores que llegaron a la zona, son campesinos provenient­es de los municipios del Suroeste Antioqueño. Lo curioso es que ni ellos, ni sus hijos, ni sus nietos (que son los que actualment­e viven allí) nunca se han ido, así lo relata Herman Álvarez Velásquez, miembro de

la Junta Administra­dora Local del corregimie­nto de Altavista.

La finca Las Tonas posee una propiedad fabricada en tapia, que data precisamen­te de la arquitectu­ra y el tipo de construcci­ón que se hacía en Medellín hace más de 50 años.

Esta zona es un baluarte natural para la ciudad y con el cuidado del medioambie­nte que hacen los habitantes del sector, esperan poder tocar las puertas de la Alcaldía de Medellín para que los apoyen, no solo con proyectos económicos, sino también con iniciativa­s que propendan por el cuidado de la naturaleza

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